Capítulo 31

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Él detuvo el auto cuando llegamos al límite del bosque.

-¿Qué pasa? -pregunté extrañada.

-No me gusta estar peleado contigo, perdóname -me tomo la mano.

-Ya te dije que lo olvides, en verdad no estoy enojada -le hice una pequeña caricia sobre la mejilla.

Voltee a mirar el cielo por el parabrisas y era una gran noche estrellada, se podía ver perfectamente el cielo oscuro; estábamos cerca del bosque, no había personas ni autos transitando el lugar a esas horas de la noche y menos por esos rumbos, no porque fuera peligroso, más bien porque era solitario.

-¿Y bien? ¿Me vas a llevar a la casa? -cuestioné con una sonrisa en el rostro.

-Por favor, es Sábado, seguramente mi hermano está de fiesta con Brenda y mis padre están en una de esas reuniones con sus socios ¿realmente quieres ir a la casa a estar sola?

-Pues no sé -lo miré confundida -¿o tú que dices? -lo vi quitarse el cinturón de seguridad.

-Yo digo -tocó la punta de mi nariz -que las reconciliaciones son muy buenas para una noche interesante -comenzó a bajar los tirantes de mi blusa.

-¿U-una noche interesante? -trague saliva y comencé a tartamudear.

-Sí -no sé cómo, pero logró quitarme la blusa.

-Estamos en tu auto -devolví la vista al frente y llevé mi cabello para atrás.

-¿Y? -me dio un beso en la mejilla -estamos solos aquí y ahora, nadie nos está viendo, además los vidrios del vehículo están polarizados

-¿Y eso qué quiere decir? -estaba nerviosa y confundida.

-Quiere decir que se ven negros desde el exterior -me quitó el cinturón de seguridad.

-No estoy muy segura de esto -sentía que mis manos sudaban.

-Vamos a vivir esta experiencia ¿si? -colocó una de sus manos sobre mis piernas y comenzó a subirla por mi pierna, la introdujo por debajo de mi falda y sentí que llegó al borde de mi ropa interior.

-Esto no me convence -cerré los ojos y tomé aire -¿esto es algo ilícito?

-No lo sé, pero ya te dije que aquí no hay nadie, estamos solos, nadie pasa por aquí a esta hora -empezó a bajar mi ropa interior; me elevé un poco para que pudiera deslizar la prenda con mayor facilidad.

-¿Y tú cómo sabes eso? -me acomodé en el asiento -no es como que vengas por aquí muy seguido ¿o me equivoco?

-Pues no, pero solía caminar durante las noches por aquí -arrojó la prenda al asiento trasero -cuando era joven ¿entonces? ¿qué dices?

-¿Me prometes qué no pasará nada?

-Te lo juro -me besó la mano y bajó del auto.

-¿Qué haces? -pregunté sin entender mucho y ver como José Luis rodeaba el auto, abrió la puerta del copiloto y me pidió que bajara.

-¿No lo vamos a hacer fuera del auto, verdad?

-No -comenzó a reír.

-¿Entonces? -lo miré mientras bajaba del auto.

-Voy a subir al auto y te vas a sentar sobre mis piernas, como la noche en que nos interrumpió mi hermano

-Esto es muy raro

Él subió al auto y yo subí sobre él, era un poco incómodo, pero no me quejaba, digamos que no es algo que me imaginaba hacer en algún punto de mi vida; además me sentía vulnerable sin mi ropa interior.

-¿Y ahora qué? -pregunté susurrando.

-Pues bésame -me pidió con una sonrisa mientras se desabotonaba el pantalón.

-José Luis -lo miré.

-¿Qué pasa? -abrió su camisa, pero solo hasta la mitad.

-No seas lindo conmigo -me miró confundido, por lo cual proseguí a explicar -no me digas cosas bonitas mientras lo hacemos -pedí, tratando de omitir de mis recuerdos aquella noche que pase con su hermano.

-Pero no me puedo callar el hecho de que tienes un cuerpo que me provoca -me tomó por la cintura y me pegó contra su cuerpo -o de que amo tanto tu inocencia -besó el borde de mi sostén.

-Estoy hablando en serio -me quejé.

-Yo también -desabrochó mi sostén y lo quitó.

Sentí como mis mejillas tomaban color, así que tal vez por reflejo me aferré al cuerpo de mi compañero. Él rió.

-¿Qué pasa pequeña? -me dio un beso en la cabeza y acaricio mi cabello, mientras se reía, parecía que toda esta situación parecía provocarle gracia.

-No quiero que alguien nos vea -escondí mi cara en su pecho.

Él terminó por alejarme un poco, con la excusa de que tenía que bajarse los pantalones, si ya saben, no creo que necesiten más explicaciones.

-Eres perfecta -susurro mientras llevaba sus manos por toda mi espalda y las subía lentamente por mi abdomen, lo detuve.

-Te dije que nada de cosas cursis -él me calló con un beso apasionado. Subío un poco mi falda y se acomodó entre mis piernas; llevé mis brazos al rededor de su cuello -Llévame a conocer tu infierno -le susurré al oído entre jadeos para después morder delicadamente su oreja -sé malo conmigo, castigame -le di un corto beso que terminé a los segundos, ya que mordí su labios inferior al sentir ese cosquilleo en mi bajo abdomen.

Mi respiración estaba bastante agitada, y parte de mi espalda y pecho estaban llenos de sudor, mi cabello estaba sobre mi rostro y mis labios palpitaban un poco, seguramente estaban hinchados, mis mejillas estaban calientes y sentía que estaban ruborizadas; los vidrios del auto estaban en su mayoría cubiertos por una ligera capa de vapor. Miré a José Luis y pude ver ese pequeño brillo en sus ojos oscuros.

-¿Podemos irnos ya? -sonreí.

-Solo si me das un beso -me acerque a él y roce mis labios con los suyos.

-Te lo doy cuando lleguemos a casa ¿si?

-Bueno, está bien -me dio un beso en la frente.

Me las ingenié para tomar mi blusa que estaba en la parte trasera del vehículo; me coloque mi sostén y después mi blusa. Él terminó por vestirse y a mi me faltaba una prenda, que termine consiguiendo al final.

José Luis aceptó mi petición y tomamos el camino de regreso para volver a la casa.

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