Capítulo 20

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Cerré la puerta y rendida me deje caer sobre el colchón, hasta que escuché un ruido extraño, asustada y bastante nerviosa mire a todas partes y me percate que el espejo brillaba; con mucha curiosidad me levanté y quise tocar el espejo, estaba bastante caliente, pero antes de procesar todo lo que pasaba el espejo me absorbió y me llevó al paraíso.

A la primera persona que vi fue a Miguel y después, cuando examine el territorio me di cuenta que estábamos todos los de la tribu de tierra, o al menos la mayoría.

-Miguel ¿Qué hacemos todos los guardianes aquí?

-¿Qué haces vestida así y qué te pasó en el ala?

-¿Qué hacemos aquí? -insistí.

-Necesito el collar

Antes de que pudiera decir algo escuche la voz del arcángel mayor, todo le hicieron una reverencia y yo solo los imite.

-Dame el collar -me repitió Miguel en un susurro.

-No lo tengo ahora -le informe.

-Seguro se preguntaran qué hacen aquí guardianes -todos asintieron, incluso yo -la respuesta es simple, hay un infiltrado aquí -comenzó a caminar por el espacio que había entre cada ángel.

-¿Cómo que no lo tienes? -volví a retomar el hilo de la conversación.

-Calmate ¿si? Lo voy a recuperar, ahora explicame ¿me traicionaste? ¿Le dijiste que soy yo la infiltrada?

-El collar lo tiene uno de ellos ¿por qué se lo diste?

-Lo perdí intentando cumplir mi misión -traté de explicarle.

-Voy a descubrir quien es el traicionero y cuando lo encuentre le va a ir muy mal -el arcángel parecía furioso y en un instante todas las nubes vibraron; los ángeles se elevaron y se mantuvieron en los aires, yo no podía por mi herida y estaba en riesgo de caer, pero Miguel se dio cuenta de mi posición, me tomó por la cintura y me elevó con él hasta que todo se restableció.

-De nada -me dijo.

-¿Quién es ella Miguel? -el arcángel se acercó a mi compañero.

-Ella es nueva

-¿Cómo te llamas?

-Yoseline -baje la vista para no hacer contacto visual.

-Acompañame -me pidió -¿Es ella verdad Miguel? -él se limitó a asentir.

-¿Es en serio? Pensé que podía confiar en ti -le reclamé mientras un ángel me toma los brazos por la espalda.

-Perdóname

-Ya sé en dónde está tu Paloma -lo fulmine con la mirada antes de que caminara custodiada por dos ángeles y guiada por el arcángel.

Entramos al Palacio y los dos ángeles me dejaron sola con el arcángel

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Entramos al Palacio y los dos ángeles me dejaron sola con el arcángel.

-Déjame adivinar, tu custodio es ¿Raúl?

-Si -afirmé.

-¿Qué haces vestida así muchacha?

-Mi protegido puede verme y me pide que me vista así para no levantar sospechas

-¿Sabes por qué estás aquí?

-Porque soy una de los alados

-Si y el collar real desapareció, está en manos de uno de ellos, así que necesito que me lo des ahora, es muy importante

-Yo lo lo tengo, incluso yo no soy tan pura, soy mitad ángel -pareció interesarse en lo que dije.

-¿Así que mitad ángel? ¿Quién de tus padres es el ángel?

-Mi padre

-¿Y en dónde está él? ¿Cómo se llama?

-No lo sé, he estado investigando y descubrí que lo voy a encontrar aquí, en el Palacio

-Muy bien, como él no está para defenderte te llevaré al calabozo y creeme, no es un lugar agradable

-Entiendo y acepto el castigo

-Espera, puedo salvarte si así lo quieres

-¿Cómo?

-¿Quién es tu madre?

-La emperatriz de la oscuridad ¿la conoce? -pregunte confundida por su reacción, mis candidatos eran los arcángeles, el principal, el de los mortales y el de los ángeles, el de los mortales quedaba descartado, nunca estaba, pero había algo en el arcángel mayor que me hacia dudar de todo lo que estaba pasando.

-No, para nada, pero creo conocer a tu padre

-¿Ah si? -levante una de mis cejas y me cruce de brazos.

-Si y está muerto

-¿En serio? -trate de hacer mi mejor actuación y expresar mi tristeza lo más creíble o real, tenía que seguirle el juego y fingir, solo que se le olvidó un detalle, los ángeles no mueren y Víctor me aseguró que él estaba vivo ¿pero que ganaría él ocultándome el paradero de mi padre?

-Si, ahora ya te puedes ir –me ordenó el arcángel mayor.

−Con permiso –estaba por salir del Palacio pero me detuve al escuchar la voz de la autoridad.

−Tienes que quedarte aquí hasta que se repare portal, se averió

−Sí, está bien

−Regresa a tu tribu

−Como usted mande –salí del Palacio y caminé sin un rumbo fijo, hasta que me topé con Miguel y Víctor.

−Ay que bueno que estás bien –Víctor se arrojó sobre mí y me abrazó.

−Tenemos que curarte esa ala –intervino Miguel.

−Como sea, no está tan mal, no duele, no niego que es incómodo

−Es peligroso, ya viste que no puedes volar

−Sí, si, ya sé que mis alas son inútiles, pero no es para tanto

−Te tuve que salvar

−Pues si es por eso gracias –hice una mueca.

−Pal... −se detuvo, ya sabía que iba a decir.

−¡Yoseline, carajo! –exclamé bastante molesta.

−Bueno, ya no se peleen y vamos a llevarte a que te laven y te curen esa herida –me estaban empezando a abrumar con tanta preocupación, digo, si perdía un ala iba a ser por mi culpa.

−En la tribu del agua hay quienes te pueden ayudar

−Vamos

Miguel y Víctor me ayudaron a llegar a la tribu de Miguel.

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