Capítulo 08

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Baje del auto corriendo y me pare frente a Raúl.

-Lo conseguiste... -dije mientras tomaba el collar y me lo ponía -cumpliste tu parte del trato, ahora yo cumpliré la mía, solo necesito entrar a tu casa y abrir el portal

-No te vayas Paloma... -me tomó de la mano y yo lo miré desconcertada.

-¿Quién es Paloma? -dije confundida, recordaba ese nombre de algún lugar.

-Lo siento, Yoseline, por favor no te vayas

-Pero teníamos un trato -tartamudeé.

-Pues yo rompo ese trato, pero por favor quédate

-¿Y qué vamos a hacer? Si tengo el collar todos me podrán ver

-No te preocupes, tengo la solución

No reproche nada y supuse que su idea iba a ser buena hasta que estuvimos frente a sus padres y hermano y me presento como la "doméstica" ¿y yo qué se suponía que iba a decir? ¡Nada! Claro, cómo siempre, su madre me recibió con cariño, su novia no parecía muy feliz y su padre no dijo nada, aunque su hermano si me veía raro.

-Papá, mamá, les tenemos una noticia que dar -tomó la mano de su novia.

-¿Qué noticia?

-Brenda -por fin conocía el nombre de su novia -y yo nos vamos a casar

-¿Estás hablando en serio? -recriminó su hermano.

-Si, ¿por qué tendría que bromear con eso?

Sus padres intervinieron en esa pequeña tensión felicitando a los futuros esposos.
Las manecillas del reloj avanzaban y yo solo miraba atenta su movimiento hasta que una silueta perturbo la paz que había a mi alrededor.

-Ummm... Hola ¿en qué le puedo ayudar?

-¿Cómo dijo mi hermano que te llamas?

-Yoseline, mucho gusto

-José Luis, hermano de Raúl -hizo una pausa y me miro -¿Segura que eres la empleada de mi hermano? -se acercó lentamente a mi.

-Claro joven ¿por qué habría que mentirle?

-Tú no pareces una empleada doméstica -parecía escanear me con la mirada -Tus rasgos me parecen algo familiares -me estaba poniendo tensa -Hueles como a polvo de nube

Y efectivamente, él conocía el mundo de dónde venía y yo conocía el de él, su olor era el de azufre, no me parecía desagradable como a los otros ángeles, pero si, no estaba confundida venia del inframundo; aunque por suerte él no podía ver mis alas y no podía averiguar nada más de mi mientras tuviera el collar.

-Sé que no eres quien dices ser y creeme que lo voy a averiguar

-¿Vas a averiguar qué? -lo desafie.

Si, los ángeles jóvenes como yo, somos muy inestables e impulsivos y tal vez no lo debí retar.

–¿Quién soy? ¿De dónde vengo? –continúe –¿Si soy alguien como tú?

–¿Alguien como yo? Explícame ¿Cómo es alguien como yo?

–No lo sé, tal vez deberías abrir y leer esos libros de mitología, en dónde se cree que existían los centauros, las sirenas, los grifos, los Dioses y esas criaturas que habitaban y controlaban el inframundo –sonreí victoriosa.

–Tú lo dijiste, eso es solo mitología, no deberías creer en eso, niña

–Para tu información no soy una niña

–Pareces y te comportas como una, además hueles a un ángel joven

–Los ángeles no existen –intente ocultar lo que sabía –y en dado caso de que existieran, también existirían los demonios ¿no lo crees? –lo seguí enfrentando, quería acorralarlo para que me dijera qué era y que quería –digo, sería muy fácil identificarlos, tienen un olor sorprendente a azufre, o bueno, eso dicen los libros, es más apestan –eso último lo dije con desprecio, pues cuando uno de ellos se molesta sus ojos se vuelven totalmente oscuros, como un gran vacío, un abismo profundo,una espiral infinita.

–¡Ya basta! –gritó y me golpeó contra la pared, cosa que me aturdio, pero ni eso me hizo pasar desapercibido su enojo y por consiguiente sus ojos negros, como la noche.

–Vas a necesitar una muy buena explicación –reí –¿Por qué tus ojos parecen de otra dimensión?

–Una infección –se notaba nervioso.

–Eso es una excusa absurda –le dije antes de que huyera de la habitación –sé qué eres y de dónde vienes

–Pues entonces no nos hagamos estúpidos –volvió a estar a centímetros de mi.

–Eres débil aquí, este también es un mundo de ángeles

–Ya veremos quien gana Palomita –me tomó del rostro unos segundos y después desapareció entre la oscuridad de la noche.

–A mi no me vas a derrotar cómo a ella...

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