Capítulo 42

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Miré a José Luis sentado sobre el gran sofá observándome.

-¿Te molesta si sales un momento?

-¿Por qué?

-Tengo que vestirme y rápido, necesito ir a ayudar a Brenda, tu hermano me lo pidió

-¿Te puedo ayudar a cambiarte? -lo miré un poco harta -¿Qué? ¿Ya te llegó el pudor? ¡Vamos! Ni que no te hubiera visto desnuda antes -suspiré.

-Bien

Él abrió la bata que cubría mi cuerpo y me la quitó por completo, observó mi cuerpo por un momento para después besarme apasionadamente; lo detuve cuando sentí que sus manos recorrían mi cuerpo, así que le insistí que no tenía tiempo y él pareció entender, me ayudó a colocarme de nuevo el uniforme. Salí de la casa. 

Caminé por las calles mientras pensaba en lo que había pasado, realmente estaba loca al pensar que él y yo podíamos volver a tener otro encuentro como ese y menos hoy ¿en qué estaba pensando?.

Utilice mis habilidades de memoria para poder llegar al lugar en dónde vivía Brenda, llamé a la puerta.

—¿Qué haces aquí?

—Buenas tardes, su novio me pidió que la ayudara con el vestido y me asegurara que llegaran las personas que se encargarían de maquillarla

—Ah —se quejó —está bien, pasa —me dejo entrar por la puerta.

—Bien ¿en qué quiere que la ayude?

—Ahora en nada, voy a bañarme ¿si?, quédate aquí y no agarres nada

—Como usted diga —vi a Brenda desaparecer en una de las puerta y yo me quedé inmóvil en la sala, esperando a que Brenda volviera.

Tocaron el timbre y el sonido de éste me hizo salir de mis pensamientos.

—¿Puedes abrir? —escuché gritar a Brenda desde el fondo de la habitación.

Hice lo que me pidió y recibí al equipo que haría ver "bonita" a la novia de mi protegido.

Esperé a que los expertos terminarán de maquillar y peinar a Brenda para que yo pudiera ayudarla a colocarse el vestido, fue un trabajo un poco difícil, pero lo logramos juntas y debo aceptar que se veía muy bien.

—¿Vas a ir a la boda? —me preguntó.

—Raúl me pidió que fuera

—¿Quieres que ellos te arreglen de una vez?

Su actitud conmigo había cambiado un poco, pero eso me asustaba un poco ¿a caso el amor la había cambiado o planeaba algo?.

—No me veas así, sé que no nos llevamos bien, pero eres la invitada de mi novio

—Bueno, está bien, pero no sé nada de maquillaje

—Pero ellos sí, así que —miró a la persona que la maquilló —¿puedes maquillarla también?

—Claro —aceptó.

Después de un buen rato estuve lista, me veía bastante diferente, pero me gustaba, decidí que haría algo con mi cabello en la casa de Raúl, ya que aún necesitaba cambiarme y ya se me estaba haciendo tarde.

-Gracias Brenda, pero ya me tengo que ir -hice una pausa -felicidades por tu boda y ya conozco la salida -corrí a la puerta por la cual había entrado y me apresuré a salir.

Caminé por las mismas calles de hace unos momentos y a unas cuadras de llegar a la casa de mi novio vi a varios alados, eso no significaba nada bueno, pero decidí ignorar las cosas, adjunté ese hecho a que era una tarde fría y parecía que se volvería en una noche muy oscura, perfecta para los juegos de los alados o tal vez para su cacería, no sé, ahora no recordaba cuando era la próxima cacería de almas, se supone es cuando no hay luna o cuando ésta es llamada la luna oscura.

-¿Es en serio? -me reproche a mí misma. Me sentía frustrada, no quería más guerras.

Toqué la puerta, la madre de Raúl me abrió y me dejó pasar.

-¡Ah! Pero de verdad que qué mala suerte -me quejé mientras me dejaba caer sobre la cama.

-¿Con quién hablas pequeña? -escuché la voz de José Luis.

-Con nadie, solo -hice una pausa -olvidalo -lo miré -¿Qué haces aquí?

Él no me respondió, solamente se acerco a mí y me besó.

-Deberías cambiarte ya, se nos hace tarde

Le hice caso a mi novio y corrí a pedirle algo a la madre de Raúl para poder controlar mi cabello; me dio una especie de tubo metálico que se calentaba y con éste me dijo que podría ¿rizar? mi cabello, que solo le diera vuelta a mi cabello y listo, no entendía mucho, pero no me iba a frustrar ahora. 

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