-Antes de irnos, quiero proponerte algo
-¿Qué?
-Que vayamos al Centro Comercial -me tomó de los hombros y me sonrió.
-¿A ver tu traje de novio? -lo miré.
-No, a comprarte ropa a ti
-¿A mi? -abrí los ojos con sorpresa -no pues ahora si me sorprendiste
-¿Entonces? ¿Qué dices?
-Pues, acepto -le devolví la sonrisa.
-Entonces vamos -abrió la puerta del vehículo y entré sin decir nada.
Después de que él condujo unas calles llegamos al "Centro Comercial".
-Bueno, vamos a comprarte un par de cosas
-Hay un problema -regresé a la realidad.
-¿Cuál?
-Pues que tengo que usar el uniforme que me diste y no usaré mucho que digamos lo que pretendes comprar
-Los fines de semana puedes ocupar lo que vamos a comprar
-Bueno, vamos
La tienda a la que entramos tenía miles de espejos, cosa que me ponía bastante nerviosa, ya que si por descuido pasaba cerca de ellos se vería en mi reflejo las alas que me delataban ante los ojos de este mundo.
-¿Qué pasa? ¿Por qué estás tan nerviosa?
-Es que, hay espejos -dije susurrando.
-Era obvio, aquí -expresó refiriéndose a su mundo -las personas que vienen a comprar ropa -me mostró algunos ganchos que traía en su manos derecha -les gusta verse al espejo para saber si les queda bien la ropa, si es él color o la talla
-Pero si recuerdas ¿verdad?
-La verdad no -él parecía decir la verdad.
-¡Agh! -me quejé -¿Hay por aquí algún lugar en dónde no haya mucha gente?
-Los probadores tal vez -me dijo con bastante confusión.
-Pues vamos
Los dos comenzamos a caminar sin mucha prisa, podría decir que íbamos con bastante cautela, tratando de evitar a toda costa los espejos; los probadores de los hombres estaban cerca de los de las mujeres y los dos nos la ingeniamos para pasar de un probador a otro y de esta manera nos encerramos en un cubículo los dos, me pare frente al espejo y él se dio cuenta de mis alas en el reflejo.
-Okey, ya entendí, pues solo pagamos esto y nos vamos
-Gracias -suspiré de alivio.
Como Raúl me lo prometió salimos de los vestidores y fuimos corriendo a las cajas para pagar las prendas y posteriormente salir disparados al estacionamiento. Repitió las acciones de nueva cuenta, guardó las bolsas en la cajuela y se paró frente a mí.
−Paloma –se acercó a mí y me tomó por la cintura.
− ¿Qué haces? –intenté alejarlo de mí –soy Yoseline, Yoseline –remarqué la palabra –Yoss si te cuesta más trabajo, pero Paloma no soy ¿okey?
−Perdón Yoss –bajó la vista a mis labios mientras forcejeaba con él para liberarme de sus brazos.
−La regla de oro, las más importante, nunca te enamores de tu protegido –resonó esa voz dentro de mi cabeza.
−Solo quiero probar tus labios, aunque sea solo un momento
−Es que –comencé a ponerme nerviosa y por lo cual las frases que salían de mi boca eran a modo de tartamudeo –esto está mal, está prohibido, me van a castigar
−Nadie tiene porque enterarse –colocó sus dedo índice sobre mis labios.
Raúl se me acercó cada vez más hasta que nuestros labios chocaron; sus labios eran bastante cálidos, como se sentía la vida. Reaccioné y la realidad me cayó como un balde de agua fría sobre todo mi cuerpo; con rapidez me alejé de él y froté mi mano sobre mis labios, ingenuamente pensé que de esa manera podría limpiar mi pecado.
−¿Qué tiene él que no tenga yo?
−¿A qué te refieres? −lo miré confundida.
−A mi hermano ¿por qué a él si le correspondes y a mí no? Entiendo que ante tus ojos él sea perfecto, pero yo... −lo interrumpí.
−Te vas a casar, yo tengo reglas que debo acatar y nunca romper, él es un ángel como yo
−Me dijiste que él era peligroso
−Ya habíamos hablado de eso, yo me sé cuidar sola, no soy un ángel como lo fue Paloma, no soy tan inocente, ni tan pura, mis alas también son negras como las de él, compartimos el mismo mundo –me tomó de la mano y la colocó sobre su pecho.
−¿Sientes eso? –sobre su pecho sentía una especie de palpitación, un bum-bum constante.
−¿Qué es eso? –alejé con rapidez mi mano.
−Mi corazón, haces que lata así de rápido cuando te veo, cuando te tengo cerca
−Estás comprometido y ... −ahora fue él quien me interrumpió.
−Desde que Paloma – rodé los ojos, escuchar ese nombre comparado conmigo ya me disgustaba un poco –se fue no sentía esto
-No sé como se siente el amor, pero puedo decirte que no siento algo especial por ti, te veo solo como lo que eres, como mi protegido, no como el hombre que me gusta o como el que quiero de pareja, perdóname, yo quiero a un ángel -sonreí tontamente y sin darme cuenta cuando el rostro de Miguel apareció en mi cabeza.
-¿Eso quiere decir que no tengo ninguna oportunidad contigo?
-Tu boda es pronto y no puedo darte una respuesta a ello
Él solo suspiró e hicimos lo mismo que cuando salimos de las casa, no cruzamos palabra en todo el camino y simplemente nos limitamos a ver el pavimento de la avenida en silencio hasta que llegamos a la casa.
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Fantasmas Del Pasado
Fanfiction[Tercera parte de la historia "Tú, yo y tu ángel"] Siempre lo ayudé a no ahogarse, pero él no se dio cuenta que mientras lo hacía yo me estaba hundiendo, que mientras el salía a flote yo era su sostén, su pilar, pero me estaba quedando sin aire, si...