–Ven, te voy a contar que fue lo que pasó
Caminé hasta donde estaba él y parada frente a él me cruce de brazos.
–Te escucho
NUEVE AÑOS ANTES
−Acompáñame ¿sí? -me vio mi hermano desde el marco de la puerta.
−¿Y por qué tengo que acompañarte yo?
−Porque eres el mayor y mis padres están muy ocupados como para acompañarme
−Raúl ahora no puedo, estoy ocupado, estoy haciendo la tesis y no voy ni a la mitad
−No te voy a quitar mucho tiempo, por favor
−Está bien, pero necesito volver a más tardar en una hora
−Sí, gracias, vamos -guardé el documento que estaba trabajando, cerré el computador y salí tras mi hermano por la puerta de la casa.
Me coloqué el casco y me cercioré que mi hermano portara todo el equipo de seguridad para evitar cualquier accidente.
Me subí a la moto de mi hermano un poco nervioso, ya que él apenas estaba aprendiendo a manejarla. El trayecto era muy corto, pero cuando íbamos a tomar el camino de regreso a casa ocurrió algo que ninguno de los dos vio venir; en un semáforo, justo cuando el color verde estaba por cambiar al color amarillo mi hermano aceleró y un vehículo, que venía en sentido contrario hizo lo mismo, supongo que para ahorrarse el esperar a que cambiara el rojo pues solo eran unos segundos.
Lo último que supe de toda la situación fue que llegaron los paramédicos y nos subieron en ambulancias separadas, todo el transcurso al Hospital se me hizo eterno, me sentía muy débil y apenas si podía abrir los ojos, me dolía todo el cuerpo y no me podía mover, tenía a un paramédico a mi lado vigilando el suero que me habían puesto antes de subir a la ambulancia.
−¿En dónde está mi hermano? -pregunté cuando me sentí un segundo lo suficientemente fuerte como para gesticular.
−Está llegando al Hospital -sentí como todo me dio vueltas y después todo era oscuridad.
Cuando desperté me di cuenta que no estaba ni en el Hospital, ni en mi casa, todo estaba oscuro y lo primero que vi fueron dos siluetas; parecían personas pero no lo eran, tenían alas y se veían como dos ángeles, siendo sincero yo no creía en eso, pero al tenerlos frente a mí lo primero que pensé fue que quizá eran alucinaciones provocadas por sedantes o medicamentos para el dolor, hasta que uno de ellos me habló, era una mujer y no me quedó más que empezar a creer.
−¿Sabes en dónde estás?
−No -no quería permitirme pensar que podía estar muerto y que eso de lo que todos hablan sobre las teorías de qué pasa después de la muerte era real.
−Te presento el Mundo de las Tinieblas -me dijo esa voz femenina.
−¿El qué? -fruncí el ceño.
−El Infierno pues
−Mamá ¿quién es él? -preguntó la pequeña niña que estaba acompañando a la mujer que me intimidaba; me pareció horroroso pensar que un niño pudiera vivir ahí, si quiera crecer dentro de ese lugar horrible.
−¿Qué quieren de mí?
−Te tengo un trato, te puedo ofrecer una segunda oportunidad, tú estás muerto y te puedo ayudar a volver a tu mundo, pero para eso necesitas aceptar que volverás sin un alma dentro tuyo
−¿Qué? -me estaba asustando.
−Si aceptas trabajar para mí tendrás vida eterna y tu cuerpo de humano se transformará al de un ángel
-Acepto
Cuando desperté estaba en un cuarto blanco, rodeado de enfermeras y doctores, conectado a mil aparatos que monitoreaban mis signos vitales y llevaban medicamentos a mi torrente sanguíneo.
-Que bueno que estás bien -vi a Raúl acercarse a mí con un collarín y un yeso en el brazo derecho.
-Sí, me alegra que tú también estés bien
-Los doctores me dijeron que no tenías muchas esperanzas, que solo era cuestión de horas
-Eso ya no importa, estoy bien
TIEMPO ACTUAL
-No me quedo de otra más que aceptar -me miró con furia.
-¿Por qué me ves así?
-¿Por qué los demonios y no los ángeles? ¿Por qué simplemente ellos no me salvaron y me dieron la oportunidad de ser uno como tú -me arrinconó contra la puerta y su cuerpo, me tomó del cuello y me elevó.
-Yo que sé -dije con un hilo de voz.
-¿Acaso no lo merecía?
-Sueltame -le pedí casi sin aire.
-¡Responde! -me gritó.
-Por favor -dije con la voz inaudible.
Sin pensarlo me deje llevar por mis impulsos y sentí como algo en mis ojos cambiaba y como mis alas querían salir de mi espalda.
Cerré los ojos ya que sentía un fuerte mareo y al abrirlos José Luis me soltó inmediatamente. Caí al suelo y comencé a toser.
-¿Qué te pasa? ¿¡Acaso estás loco?! -pregunté tosiendo mientras me recostaba sobre el piso. Sentía que todo me daba vueltas.
-Perdón, es solo qué -se arrodilló frente a mi e intento tomarme el rostro, pero lo rechace.
-No me toques ¿si? -coloque una de mis manos sobre mi cuello y tomé una gran bocanada de aire.
-Está bien, solo, perdóname, no, no sé lo que pasó, solo perdí el control
-¿Está todo bien aquí? -vi a Raúl preocupado.
-Sí -le informé mientras estabilizaba mi respiración.
José Luis desapareció de mi vista, y mientras tanto Raúl me ayudó a ponerme de pie y a salir a tomar un poco de aire.
-¿Qué fue lo que pasó?
-Nada, solo una pelea
-Te dejo una marca en el cuello
-Las peleas entre ángeles suelen ser así, un poco intensas -no podía concentrarme mucho así que solo decidí mostrarle a Raúl mis alas -espero que no te moleste lo de mis alas, perdí un poco de oxígeno y no me puedo concentrar en mantenerlas en mi espalda
-No te preocupes, me gustan -miró mis alas maravillado.
-Yo también fui uno como ustedes ¿sabes? -lo escuché atenta -Paloma me ayudó a liberar mi alma y gracias a ella soy un mortal como debería serlo mi hermano también
-Tú hermano no tuvo otra opción
-Yo tampoco la tenía, secuestraron mi alma, pero la recuperé
-Ojalá fuera tan fácil para todos -suspiré -me voy, nos vemos después
-¿No quieres que te lleve con Brenda?
-Prefiero esperar a que venga ella, gracias.
Caminé hasta llegar a la parte trasera de la casa.
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Fantasmas Del Pasado
Hayran Kurgu[Tercera parte de la historia "Tú, yo y tu ángel"] Siempre lo ayudé a no ahogarse, pero él no se dio cuenta que mientras lo hacía yo me estaba hundiendo, que mientras el salía a flote yo era su sostén, su pilar, pero me estaba quedando sin aire, si...