Capítulo 28

68 5 3
                                    

–Ven, te voy a contar que fue lo que pasó

Caminé hasta donde estaba él y parada frente a él me cruce de brazos.

–Te escucho

NUEVE AÑOS ANTES

−Acompáñame ¿sí? -me vio mi hermano desde el marco de la puerta.

−¿Y por qué tengo que acompañarte yo?

−Porque eres el mayor y mis padres están muy ocupados como para acompañarme

−Raúl ahora no puedo, estoy ocupado, estoy haciendo la tesis y no voy ni a la mitad

−No te voy a quitar mucho tiempo, por favor

−Está bien, pero necesito volver a más tardar en una hora

−Sí, gracias, vamos -guardé el documento que estaba trabajando, cerré el computador y salí tras mi hermano por la puerta de la casa.

Me coloqué el casco y me cercioré que mi hermano portara todo el equipo de seguridad para evitar cualquier accidente.

Me subí a la moto de mi hermano un poco nervioso, ya que él apenas estaba aprendiendo a manejarla. El trayecto era muy corto, pero cuando íbamos a tomar el camino de regreso a casa ocurrió algo que ninguno de los dos vio venir; en un semáforo, justo cuando el color verde estaba por cambiar al color amarillo mi hermano aceleró y un vehículo, que venía en sentido contrario hizo lo mismo, supongo que para ahorrarse el esperar a que cambiara el rojo pues solo eran unos segundos.

Lo último que supe de toda la situación fue que llegaron los paramédicos y nos subieron en ambulancias separadas, todo el transcurso al Hospital se me hizo eterno, me sentía muy débil y apenas si podía abrir los ojos, me dolía todo el cuerpo y no me podía mover, tenía a un paramédico a mi lado vigilando el suero que me habían puesto antes de subir a la ambulancia.

−¿En dónde está mi hermano? -pregunté cuando me sentí un segundo lo suficientemente fuerte como para gesticular.

−Está llegando al Hospital -sentí como todo me dio vueltas y después todo era oscuridad.

Cuando desperté me di cuenta que no estaba ni en el Hospital, ni en mi casa, todo estaba oscuro y lo primero que vi fueron dos siluetas; parecían personas pero no lo eran, tenían alas y se veían como dos ángeles, siendo sincero yo no creía en eso, pero al tenerlos frente a mí lo primero que pensé fue que quizá eran alucinaciones provocadas por sedantes o medicamentos para el dolor, hasta que uno de ellos me habló, era una mujer y no me quedó más que empezar a creer.

−¿Sabes en dónde estás?

−No -no quería permitirme pensar que podía estar muerto y que eso de lo que todos hablan sobre las teorías de qué pasa después de la muerte era real.

−Te presento el Mundo de las Tinieblas -me dijo esa voz femenina.

−¿El qué? -fruncí el ceño.

−El Infierno pues

−Mamá ¿quién es él? -preguntó la pequeña niña que estaba acompañando a la mujer que me intimidaba; me pareció horroroso pensar que un niño pudiera vivir ahí, si quiera crecer dentro de ese lugar horrible.

−¿Qué quieren de mí?

−Te tengo un trato, te puedo ofrecer una segunda oportunidad, tú estás muerto y te puedo ayudar a volver a tu mundo, pero para eso necesitas aceptar que volverás sin un alma dentro tuyo

−¿Qué? -me estaba asustando.

−Si aceptas trabajar para mí tendrás vida eterna y tu cuerpo de humano se transformará al de un ángel

-Acepto

Cuando desperté estaba en un cuarto blanco, rodeado de enfermeras y doctores, conectado a mil aparatos que monitoreaban mis signos vitales y llevaban medicamentos a mi torrente sanguíneo.

-Que bueno que estás bien -vi a Raúl acercarse a mí con un collarín y un yeso en el brazo derecho.

-Sí, me alegra que tú también estés bien

-Los doctores me dijeron que no tenías muchas esperanzas, que solo era cuestión de horas

-Eso ya no importa, estoy bien

TIEMPO ACTUAL

-No me quedo de otra más que aceptar -me miró con furia.

-¿Por qué me ves así?

-¿Por qué los demonios y no los ángeles? ¿Por qué simplemente ellos no me salvaron y me dieron la oportunidad de ser uno como tú -me arrinconó contra la puerta y su cuerpo, me tomó del cuello y me elevó.

-Yo que sé -dije con un hilo de voz.

-¿Acaso no lo merecía?

-Sueltame -le pedí casi sin aire.

-¡Responde! -me gritó.

-Por favor -dije con la voz inaudible.

Sin pensarlo me deje llevar por mis impulsos y sentí como algo en mis ojos cambiaba y como mis alas querían salir de mi espalda.

Cerré los ojos ya que sentía un fuerte mareo y al abrirlos José Luis me soltó inmediatamente. Caí al suelo y comencé a toser.

-¿Qué te pasa? ¿¡Acaso estás loco?! -pregunté tosiendo mientras me recostaba sobre el piso. Sentía que todo me daba vueltas.

-Perdón, es solo qué -se arrodilló frente a mi e intento tomarme el rostro, pero lo rechace.

-No me toques ¿si? -coloque una de mis manos sobre mi cuello y tomé una gran bocanada de aire.

-Está bien, solo, perdóname, no, no sé lo que pasó, solo perdí el control

-¿Está todo bien aquí? -vi a Raúl preocupado.

-Sí -le informé mientras estabilizaba mi respiración.

José Luis desapareció de mi vista, y mientras tanto Raúl me ayudó a ponerme de pie y a salir a tomar un poco de aire.

-¿Qué fue lo que pasó?

-Nada, solo una pelea

-Te dejo una marca en el cuello

-Las peleas entre ángeles suelen ser así, un poco intensas -no podía concentrarme mucho así que solo decidí mostrarle a Raúl mis alas -espero que no te moleste lo de mis alas, perdí un poco de oxígeno y no me puedo concentrar en mantenerlas en mi espalda

-No te preocupes, me gustan -miró mis alas maravillado.

-Yo también fui uno como ustedes ¿sabes? -lo escuché atenta -Paloma me ayudó a liberar mi alma y gracias a ella soy un mortal como debería serlo mi hermano también

-Tú hermano no tuvo otra opción

-Yo tampoco la tenía, secuestraron mi alma, pero la recuperé

-Ojalá fuera tan fácil para todos -suspiré -me voy, nos vemos después

-¿No quieres que te lleve con Brenda?

-Prefiero esperar a que venga ella, gracias.

Caminé hasta llegar a la parte trasera de la casa.

Fantasmas Del Pasado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora