Capítulo 09

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-Necesitamos hablar -corrí hasta Raúl cuando lo vi cruzar por la puerta.

-Amor, ve a la habitación, ahora te alcanzo

-Si, está bien -él le dio un beso en la frente.

Su novia obedeció y desapareció por el pasillo oscuro y yo comencé a hablar cuando escuché la puerta de la habitación cerrarse.

-Bien, ¿de qué quieres hablar? -me interrogó.

-De algo que descubrí, pero no puede ser aquí -miré hacia todas partes.

-Ven, vamos-caminamos hasta afuera, al gran patio lleno de pasto fresco y verde.

-Sé quién es el alado y es tu hermano -Raúl no pareció sorprenderse.

-Si, algo así me había dicho Paloma, pero no recuerdo mucho, pensé que había sido un sueño o algo así, no recuerdo mucho de lo que pasó antes y después de su muerte

-Deben cuidarse, tú y tu novia

-Pero respóndeme algo ¿cómo lo sabes? o ¿por qué estás tan segura?

-Entre los mundos hay un olor muy peculiar de cada ángel, los mortales como tú huelen a caramelo -reí un poco -los ángeles huelen a polvo de nube, ya que es como un refrigerio o aperitivo de los ángeles y los demonios huelen a azufre, tu hermano huele a eso, y si, gracias a que no tengo una identidad tan propia él no percibe del todo mi aroma, pero yo sí, además lo probé, cuando se enfadan se vuelven agresivos y él se comporto muy raro y sus ojos eran muy extraños, bastante oscuros

-Okey, tendré cuidado, aunque es mi hermano y... -lo interrumpí, ya que pareció no tomarle mucha importancia.

-Ten cuidado con tu novia, en serio, cada cierto tiempo ellos roban el alma, la esencia, lo que hace puro a los mortales para hacer crecer su ejército 

-¿Crees que él sería capaz?

-No se mostró muy contento con la boda, y conozco a los de su especie, ellos no tienen ni un gramo de empatía -hice una pausa -Raúl...

-Dime 

-¿Quién es Paloma? Es que cuando me devolviste el collar me llamaste así, y tu hermano también lo hizo; leí hace un rato algo acerca de ella, pero pensé que era un mito, y no recuerdo si cuando nos conocimos me lo dijiste, pero ella se convirtió en el primer y único ángel caído ¿por eso es especial?

-No, ella era hija del arcángel mayor, pero como te dije, era mitad ángel y mortal, tenía poderes, se camuflaba entre los mortales , como tú, pero sin necesidad de un collar, por un choque entre los mundos, era una guerrera, podía presentir el peligro, y saber lo que pensaban los mortales y los mismos ángeles; también podía llevar a cualquier mortal a su mundo, por medio de la proyección de alas en cualquier persona

-¿Y por qué la desterraron?

-Se enamoró de mi y yo de ella, su padre la exilió del paraíso y ella busco refugio en el mundo de la tinieblas, pero decidió debilitar a uno de los de alas negras y renunció a ser ángel, ella simplemente desapareció, como su madre

Suspiré -gracias -me quedé pensando en lo que acababa de descubrir -Ayúdame a volver a mi mundo, necesito un espejo

-En el baño de visitas hay un espejo

-Okey, gracias -corrí al interior de la casa y busqué el primer cuarto que tuviera un espejo; crucé sin esperanzas, pero por primera vez en todos mis intentos logré transportarme a mi mundo.

Lo primero que hice al pisar el paraíso fue buscar a Miguel, quería verlo, lo extrañaba, necesitaba abrazarlo.

-¡Miguel! - corrí hacia él emocionada y cuando estuve a centímetros de su cuerpo me abalancé sobre él.

-Yoss ¿qué haces acá? Pensé que ya no vendrías.

-Es que hubo un problema -me separé de él -¿me extrañaste? -pregunté emocionada.

-Claro que si -me tomó por la cintura.

-Miguel, perdona por esto -le dije antes de besarlo.

-Yoseline -me apartó de su lado -eres muy guapa, pero no puedo estar contigo, hay un problema con tu padre

-¿Mi padre? -dije sorprendida -¿apareció el susodicho?

-Él siempre ha estado aquí y por respeto a él, tú y yo no -hizo una mueca.

-¿Quién es mi padre?

-Eso no te lo puedo decir, pero tampoco quiero un castigo por estar al lado de una alada -bajo la voz.

-¿Estás seguro que es solo por mi padre o porque soy un demonio?

-No Yoss, en verdad te quiero, pero no puedo estar contigo, en verdad lo lamento

-Miguel... -intenté convencerlo de que no debía darle importancia al hecho de saber quién era mi padre, pero me fue inútil ya que no me quiso escuchar.

Desesperada y deshecha decidí volver al mundo de Raúl. Todo en la casa estaba oscuro; me deje caer en el sofá y mire devastada el techo ¿Quién sería mi padre para tener tanto peso o poder sobre las decisiones de Miguel?

Desanimada, me levanté y me dirigí a la cocina, pero en mi camino se cruzo el hermano de Raúl; caminé hasta José Luis, ahora no me importaba lo que tuviera que decirme, simplemente pase de largo hasta que él me tomó por el brazo y me detuvo.

-¿A dónde vas tan callada?

-¿Qué quieres? -lo miré con desprecio.

-Ahora ¿qué tiene la princesa?

-¿Que te importa? -dije con molestia.

Él me jalo del brazo y me arrinconó entre la pared y su cuerpo, yo, despechada abracé su cuello con mis brazos; me detuve a mirar sus labios y no me había dado cuenta del deseo que tenía por besarlos.

No me pude contener y me incline a besarlo, debo admitir que besaba muy bien, incluso mejor que Miguel.

-Acompañame ¿si? -vi sus ojos brillar, llenos de lujuria y tan oscuros como cuando se enojaba.

Sonreí un poco y tomé su mano, para así caminar junto a él, hasta dónde quería que lo acompañara.

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