EL NIÑERO - Laliter

El Niñero 3

LALI:

- Ese profesor de rugby tuyo Santi... ¿Cómo se llama? - le pregunté mientras íbamos en el auto, camino a casa.

- Juan Pedro, de apellido Lanzani, creo - dijo Santino sonriendo -. Pero nos deja que le digamos Peter. Es muy bueno ma.

Sí claro... Bueno decía Santino. Para mí era el mismísimo demonio. Uau... Nunca pensé que fuera a defender tanto a mi hijo, pero cuando sos madre soltera, lo entendés bien. Cualquier desprecio que le hagan a tu hijo te duele más que una puñalada en el corazón, es como si te quitarán la vida a pedacitos. Para mí, Santino era lo más importante del mundo, y que ese estúpido y creído profesor no le dejara jugar en el próximo partido, me dolía en el alma.

- Una pregunta Santi - suspiré. Sí Santino confirmaba mis sospechas con esta pregunta, le pondría una denuncia a ese pibe y lucharía porque le echaran del colegio -, ¿el profe Peter te trata de manera diferente respecto de los demás niños?

- Sí mami - ¡¡¡Mierda!!! ¡Definitivamente iba a matarlo! -. Pero es porque soy el más chiquitito, quiere protegerme.

Protegerlo... Menudo estúpido. Para eso era yo la mamá, yo era la que tenía que protegerlo de que no le pasara nada. Para algo lo había tenido en mi pancita 8 meses y 3 semanas (ya que Santino nació un par de semanas antes de cuando debería haber nacido). Creo que la siguiente tarde se la iba a pedir libre a Mariano, necesitaba ir a ver ese partido, fuera como fuese. Y ese Juan Pedro se iba a enterar sino sacaba a mi hijo a jugar. Y no jugar para tan solo 5 o 10 minutos, iba a salir al campo, y una buena parte del tiempo, obvio.

- Mañana voy a ir a verte jugar, ¿te parece enano? ¿Querés?

- Sí mami - él sonrió re tierno, como hacia siempre -. Me encanta que vengas a verme jugar.

Necesitaba a mi amiga de siempre, la que me hacía las falsas bajas para no ir a trabajar. Eugenia Suárez. Eugenia y yo habíamos sido amigas desde los 3 añitos. Siempre juntas, en el jardín, en la primaria, en la secundaria... Hasta llegar a la Universidad. Ella tomó un camino bien distinto al mío porque la encantaba el mundo de la medicina. Yo me incliné por letras, pero apenas entré a la Universidad, me quedé embarazada y lo tuve que dejar. Ella, también se quedó embarazada pronto. A los 20, pero ella continuó luchando por su sueño, tuvo a su niña y siguió estudiando. Con la ayuda del novio, Nico, y de su mamá.Yo no había tenido tanta suerte. Aún así, aunque hubiera pasado el tiempo, seguíamos siendo mejores amigas.

Al llegar a casa, lo primero que hice fue darle de merendar a Santino fruta, aunque fuera ya un poco tarde, y llamé a Eugenia para solucionar el problema cuanto antes:

- ¿Hola? - ella atendió casi susurrando. Creo que Rufina estaba durmiendo su siesta.

- Euge, soy Lali.

- Ya sé que sos Lali, boluda - rió bajito -. Espera - se escuchó un silencio durante algunos momentos y después el sonido de el cierre de una puerta -. Listo, ya está. ¿Qué pasó amiga?

- Pues, tengo un problema con el profesor de rugby de Santino, también con mi jefe... Bueno, últimamente estoy llena de problemas, no puedo más amiga - dije estallando. Y sí, en verdad estaba harta de todo lo que me pasaba. Completamente harta -, todo en esta casa es un problema, Mariano me quiere despedir si vuelvo a llegar tarde. Todo horrible.

Se escuchó un suspiro desde el otro lado del teléfono.

- Lali, te quiero, te amo, pero sos muy boba. Te dije mil veces que te vayas del trabajo, sos una chica excepcional, ya encontrarás otro trabajo. Pero ese hombre te explota, te trata mal... No es un trabajo saludable en el que estés tranquila. Cambialo. Por favor.

- Tengo un hijo al que alimentar Eugenia...

- Te entiendo perfectamente Lali, si es necesario, te presto plata mientras que encontrás otro lugar para trabajar, pero dejá de una vez a ese sinvergüenza, olvídate de él. Es un manipulador, y no creo que solo quiera tu trabajo.

Era muchas veces muy exagerada, y aunque fuera mi mejor amiga, tenía que reconocerlo. ¿Cómo iba a querer algo "sexual", por decirlo de alguna manera, Mariano conmigo? No podía caber eso en mi cabeza. Era demasiado... ¿Oscuro? ¿Maquiavélico? ¿Podría decirse?

- Buscaré otro trabajo, y cuando lo encuentre, me iré de acá.

- Conozco a una compañera médica mía, que su hermana está a punto de abrir una clínica de odontontología, ya sabés, para los dientes y todo eso. Creo que se lo puedo comentar, además esta cerca de vuestra casa el lugar...

- Euge, tengo que pensarlo.

- Bueno. ¿Y qué pasa ahora con el profesor de Santino?

Necesitaba desahogarme, y mucho. y con Santino no había podido, porque a pesar de todo, su profe era un ejemplo a seguir, y mi hijo lo adoraba.

- De todo. Como Santino es el más chiquito del equipo, quiere marginarlo, que no juegue en ningún partido ni participe en nada, y no sabés lo que duele eso Eugenia, bueno, si lo sabés, tenues a Rufi, y a la que venga... - sí, Eugenia estaba esperando otra nena. Ojalá yo también pudiera tener otro bebé, pero no podía. No tenía pareja, y casi no podía ni criar a Santino, la plata siempre estaba justa y suficiente para las cosas más imprescindibles y no sobraba nada más, por no hablar del poco tiempo que tenía... -. Quiero por tanto ir a ver lo que pasa... Y por eso te llamaba para ver si me podés hacer...

- ¿Un papel de baja? - la risa de Euge se escuchó del otro lado -. Claro que sí amiga, a cambio de un café en tu casa y de que estés relajada, ¿qué te parece?

- Perfecto - sonreí.

- Pasate mañana por ello a primera hora, te lo tendré preparado. Igual a partir de diciembre dejo de trabajar, ya solo me quedan dos meses para tener a la nueva bebita.

- ¿Rufina sigue sin celos?

- Por el momento sí, a lo mejor es distinto cuando nazca... Pero de momento me da besos en la panza y dice que me va a ayudar en todo a cuidarla.

- Ojalá todo siga así. Creo que cuando mi hermano nació, mi hermana se puso muy celosa, tenía como 5 años, casi igual que Rufi.

- Bueno.. Tengo que dejarte, voy a bañar a Santino.

- Chau, y descansá. Te hace falta.

- Chau.