El Niñero 17

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PETER:

Después de la clase de rugby, manejé hasta la casa de Lali y bajé con Santino. Tendríamos que esperar hasta que Lali regresara para poder marcharme. Aunque con Santino me sentía muy cómodo, y no me importaba pasar el rato con él.

- ¿Por qué mami ha ido al médico? - me preguntó Santino mientras preparaba el pan con Nutella para los dos.

- No lo sé enano - respondí mientras chupaba uno de mis dedos, untados de Nutella -. Pero seguro que no es por nada malo. Me dijo que tan solo era una revisión, así que no creo que sea nada preocupante. En un ratito seguro que vuelve a casa.

- Bueno. ¿Puedo hacerte una pregunta? - me cuestionó llenando su vasito de Mickey Mouse con leche chocolatada.

- ¿Qué pregunta?

- Una, puedo o no - me dijo con una sonrisa encantadora, parecida a la de Lali cuando quiere algo. ¡Es tan tierno!

- Hacela, sí - le respondí riendo.

- Bien - Santi puso su vasito con leche chocolatada encima de la mesa y se sentó en la silla -. ¿A vos te gusta mi mami?

Lo miré levantando una ceja. ¿Por qué el enano me estaba haciendo esa pregunta? ¿Acaso era Lali la que le había dicho que me la hiciera? Era un poco raro... Lali y yo nos gustábamos, y ambos lo sabíamos, así que entre nosotros podíamos ocultar muy pocos sentimientos.

Esta era una pregunta proveniente de la mente de Santino. Era algo muy extraño que un nene chiquitito hiciera esa pregunta, pero tal vez le interesaba. Nunca había amado a su viejo, así que era completamente normal que quería que su madre tuviera una pareja. Una pareja por la que ese pequeño también se sintiera querido. Y sí, yo quería a Santino muchísimo. Era un nene maravilloso que me estaba enseñando todos los valores positivos que existían a la hora de cuidar a un nene. A lo mejor no era lo mismo ser padre que ser niñero, pero de lo que sí estaba segura, era de que ser niñero era un pequeño paso para ser padre en un futuro.

- Vaya pregunta - respondí divertido -. ¿De verdad querés saberlo? - le pregunté poniendo las tostadas con Nutella encima de la mesa de color blanco de la cocina de Lali.

Santino agarró rápidamente la tostada y la mordisqueó asintiendo con la cabeza:

- Por favor - dijo con la boquita llena, algo muy gracioso.

Me pasé la mano por el pelo y sonreí:

- Bien. Tu mami está muy buena, y además, es una gran persona. Tiene belleza por dentro y por fuera, y eso la hace ser una persona muy especial. Y bueno, respondiendo a tu pregunta, me gusta mucho tu mamá, es hermosa... Tan hermosa... Lo que pasa que bueno, a veces tiene mucho temperamento. Aunque eso de tener tanto temperamento, a la hora de amar no importa.

Santino sonrió:

- ¿Entonces te gusta mi mami? - preguntó Santino sonriendo.

- Sí, y mucho. Y, ¿sabés una cosa? Creo que ella también gusta de mí.

Santino se pone el dedo índice sobre los labios:

- Tengo un secreto que no le debo contar a nadie.

- Entonces, será mejor que no me lo cuentes. Ya está - respondí riendo.

Un secreto era un secreto. Y si no querías que ese secreto no se difundiera y terminara siendo un rumor lleno de bolas de mentira que solo lastimaban, lo mejor era guardar el secreto bajo llave y no contarle nada a nadie. Y pese a que yo no fuera a decir nada, me gustaba que Santino guardara los secretos. Me parecía muy bien.

- ¿No te molesta? — me preguntó Santino.

- No Santi, no me molesta para nada. Tranquilo, ¿si?

Y justo en ese momento, tanto el nene como yo escuchamos la puerta. ¡Lali había llegado!

Santino dejo su tostada sobre la mesa, se levantó y fue corriendo rápidamente hacia la entrada de la casa para saludar a su madre. Aunque yo me moría de ganas de verla, lo hice con más cuidado, no quería que Lali pensara que era un ansioso y que me estaba comportando igual que un nene de la edad de Santino. ¡Para nada!

- Hola mi amor - dijo ella, mientras abrazaba a Santino y le daba besos por la cabeza -. ¿Cómo te fue el día? ¿Todo bien en clase?

- Se ha portado muy bien - dije al llegar a la entrada.

Ella me miró y sonrió tierna:

- ¿Y cómo se ha portado el niñero?

- Bien, ma — respondió Santino sonriente.

- Estupendo. Me parece muy bien que los dos se hayan portado como es debido. Y ahora Santino, necesito hablar a solas un momento con Peter.

¿Conmigo? ¿Qué había pasado conmigo? ¿Me iba a echar? ¿me iba a decir que lo nuestro no iba a funcionar en un futuro y que había que olvidarse de todo? ¡No! No quería que se terminara esta relación preciosa y secreta.

Santino se fue directamente a la cocina de nuevo y Lali me sonrió:

- Vamos a la sala...

La agarré de la mano rápidamente y la miré profundamente a los ojos:

- ¿Ha pasado algo malo?

- No es malo, pero es algo serio. Y necesito hablarlo con vos. Pero tranquilo, es un momento para estar más juntos que nunca. No vamos a separarnos ahora.

No sé a que se quería referir con todo eso... Pero de lo que realmente estaba seguro, era de que no estaba entendiendo nada. ¿No vamos a separarnos ahora? ¿Por qué me estaba diciendo eso?

Sin más dilación, Lali y yo fuimos a la sala de su casa y nos sentamos en el sillón. Uno justo enfrente del otro. Nos miramos, y ella fue la que habló en primer lugar:

- Te dije que iba a una revisión. Pero no de qué.

- ¿Y?

- Era una revisión ginecológica. Llevaba unas cuantas semanas sin que me bajaba el periodo, y nunca se le había retrasado más de un par de días, excepto aquella vez que me enteré de que estaba embarazada de Santino.

Me puse pálido. Creo que se podría decir que mi cara parecía estar recubierta de polvo de tiza. No, no podía estar ocurriendo esto...

Tragué saliva, ni siquiera me atrevía a hablar. No quería decir ni una sola palabra, no quería meter la para con Lali. Dios mío, ¡¿qué mierda había hecho?!

- Bueno, creo que ya lo has descubierto, pero te lo voy a confirmar - Lali puso un mechón de pelo detrás de su oreja -. Estoy embarazada, de 5 semanas...

EL NIÑERO - LaliterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora