El Niñero 24

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PETER:

Eugenia me dejó pasar tan solo con Santino, los primeros. Supuso que estaría encantada de vernos a nosotros al principio, así que pudimos gozar de esa oportunidad.

- Con cuidado Santino, mamá de momento está muy cansada. Así que no la agobies.

- ¿Pero se va a poner bien?

- Sí pequeño, claro que sí. Mamá se va a poner muy bien pronto y vamos a volver a casa los cuatro. Junto con el hermanito, que aún está en la panza, pero dentro de poco nacerá y podrás tenerle en los brazos. Ya verás, se van a llevar muy bien.

Santino sonrió y caminó hacia la cama de Lali con mucho cuidado. Yo le seguí, haciendo exactamente lo mismo. Lali todavía estaba muy nerviosa y no quería provocarla otro disgusto.

- Mami... ¿Estás mejor? - le preguntó Santino agarrándola de la mano.

- Hola - le respondió débil Lali -. ¿Cómo estás mi amor?

- Primero te pregunté yo a vos - la respondió Santino con una sonrisa.

- Estoy un poco mejor mi vida... - entonces Lali se fijó en mi. Pensé que estaría enojada... Pero no, me dedicó una linda sonrisa . Tal vez, el enojo vendría después de salir del hospital, pero de momento se estaba resistiendo a retarme.

- Yo también estoy bien mamá. Han venido todos a verte, estábamos muy preocupados por vos. Pero el doctor dice que te vas a recuperar muy pronto, y eso nos tranquiliza.

- Me alegro de que todos hayan venido a verme.

Fue el momento de acercarme también a la cama de Lali y agarrarla de la otra mano:

- ¿Cómo estás?

- Ya me escuchaste, estoy mejor pero sigo un poquitito nerviosa. Aunque se me pasara.

- Fue una cosa muy mala lo que pasó, pero bueno, se va a pasar pronto. Ahora mi amor, estás embarazada y necesitas relajarte, ¿de acuerdo? Es por el bien del que viene, y también por el tuyo propio. Así que... Vamos a intentar que este tipo de cosas no vuelvan a ocurrir.

Lali abrió la boca, intentando decir algo:

- No hace falta que me culpes, yo ya sé que fui la culpable de todo lo que ocurrió. Fue un error, no tenía que haberme metido de por medio, y menos de esa forma. Pero sos mi novia, la mamá de mi futuro hijo... Y tenía que defenderte mi amor... Por una parte estoy arrepentido, porque sino hubiera sido por mí, ahora no estarías internada en el hospital, pero por otra parte le bajé los humos a ese estúpido. Ahora igual va a tener que pagar una buena sanción por todo lo que pasó...

Lali sonrió:

- Al menos una buena noticia - dijo Lali con una sonrisa.

- También para vos debería ser una buena noticia que tu amiga Eugenia y toda tu familia volará cuando les llamamos y les contamos que estabas tan mal. Ye adora, y eso es una muy buena noticia.

- Lo sé, es algo muy bueno - Lali sonrió.

- Todos quieren mucho a mamá - Santino se subió encima de la cama y la abrazó fuerte.

- Todos la queremos mucho... Porque es buena. Se preocupa por todos nosotros siempre, y por tanto, cuando ella está mal, nosotros también tenemos que cuidarla y preocuparnos por ella.

LALI:

En dos días pude volver a casa. Las cosas con Mariano tuvieron que terminar de arreglarse en un juicio, lleno de médicos y peritos, para que me pudieran defender bien. Gracias a Dios, ganamos.

Por el momento, no iba a trabajar. El doctor Fernández me había recomendado un reposo durante el resto del embarazo si no quería tener más problemas de salud. Aunque ya tenía un puesto de trabajo asegurado para después del nacimiento del bebé, en la clínica de un amigo de la Universidad de Eugenia. Sería una secretaria, otra vez, pero al menos estaría bien pagada, y seguramente mi jefe no fuera tan estúpido como ese Mariano Martínez.

Las cosas en casa iban muy bien. Peter seguía trabajando en el colegio, y además de eso, estaba buscando otro trabajo para tener un sueldo más hasta que yo pudiera volver a trabajar.

Pero eso, iba a ser complicado.

Peter salía algo tarde de las clases de rugby que daba en el colegio, después tenía que traer a Santino a casa, y tras esas tareas, le quedaba muy poco tiempo para poder seguir trabajando.

En el club de fútbol de papá, necesitaban a un entrenador para los nenes más chiquitos. No estaba mal pagado, pero entonces a Peter le iba a quedar poco tiempo libre para poder estar con la familia. Y eso no era lo que él buscaba.

Aquel viernes después de clases, Peter y Santino aparecieron con un par de bolsas.

- ¡Mami! - Santino entró corriendo y fue a abrazarme directamente al sillón -. Papi y yo te hemos traído unas sorpresas. para vos y para el bebé.

- Santino, era secreto - dijo Peter riendo y entrando atrás de él. Caminó hasta donde estábamos y me dio un beso en la frente y otro en la panza -. Bueno, ya te ha dicho el enano, te hemos traído un par de sorpresas.

- No hacía falta, Peter. Ya sabes que no tenemos el dinero suficiente.

- Ya, pero bueno... Ya conseguiremos más. Ya sabés que mis papás y los tuyos nos pueden ayudar si nos hace falta algo, y además, el bebé no puede ir desnudo por allí. Y vos tampoco podés ir con ropa más pequeña de cuando no estabas embarazada.

- Sí, pero recuerda que una vez estuve embarazada. Tengo ropa de cuando estuve embarazada de Santino y también tengo ropa de cuando Santino nació.

- Ya. Pero entonces vos y yo no estábamos juntos, y me gusta haceros regalos. Es algo que necesitas, no es por puro capricho mi amor.

Asentí con la cabeza:

- Hoy llegó una carta del banco.

Peter se rascó la nuca:

- ¿Te dijeron algo más?

- No, solo que era del banco. ¿Has pagado todas las facturas este mes? - pregunté frunciendo el ceño.

- Lali...

- ¡Peter no me gusta que hagas eso! Primero están las facturas de la casa y después los regalitos. Nunca he tenido ni un solo problema con el banco y no lo quiero tener. Devuelve lo que me compraste, por favor.

- Pero...

- No hay peros, Peter. Necesitamos el dinero para otras cosas, y punto. Y mañana mismo, voy a buscar un trabajo. Voy a llamar al amigo de Eugenia, y me pongo a trabajar.

- El médico dijo que lo mejor sería que estuvieras en reposo.

- Ya, pero el médico no se dina en la situación económica tan precaria en la que nos encontramos. Así que, se terminó. ¡Voy a trabajar!

EL NIÑERO - LaliterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora