El Niñero 21

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LALI:

- Bien, hablen. Después de que me juntas con este pibe al que quiero matar, hablá Lali - dijo Eugenia no muy contenta. Había pasado un buen rato antes con Peter antes de que yo llegara a casa y en verdad no habían sido unos minutos muy cómodos para ella.

Supongo que para Peter tampoco. pero él se mantuvo callado.

- He tenido que salir un poco más tarde de trabajar, puesto que le estaba contando a mi odioso jefe, como bien saben que es odioso, que estoy embarazada. Y en verdad, no se lo ha tomado muy bien. Al menos, no me ha echado del trabajo, peor sí me ha dicho que voy a estar el menor tiempo posible de baja maternal...

Eugenia suspiró:

- ¡Te he dicho mil veces que soy capaz de buscarte otro trabajo para que ese tarado deje de abusar de tu bondad, Lali! ¡Pero obviamente, vos nunca me das bola con este tema! - Eugenia estaba muy enojada entre unas cosas y otras, y sinceramente, Peter cada vez tenía cara de estar más asustado

- Eugenia, no grites... Por favor. Trata de respirar hondo y calmarte. ¿De acuerdo?

Eugenia asintió.

- Bien. Emm... Creo que ahora tengo que hablar con Peter - miré a mi amiga -. Obviamente, vos podés quedarte pero no te metas en lo que nosotros dos hablemos. Porque son cosas de pareja y personales. Algo de los dos, Euge. Pero como has venido para algo... Pues primero quiero solucionar lo de Peter, y después me desahogo con vos, ¿de acuerdo?

Eugenia se levantó y me abrazó:

- Tranquila, no me importa venir otro día o un poco más tarde. Tengo que llevar a Rufi a sus clases de patinaje y después de que salga puedo venir con ella para cenar con vos y con Santino. Y sino, de verdad, puedo venir otro día - Eugenia parecía muchísimo más relajada que hace unos minutos. Sí, de verdad ella también necesitaba desahogarse.

- Luego te llamo, ¿si? Quiero hablar tranquila con Peter... Perdón por hacerte venir para nada.

- No te preocupes, entiendo tu postura Lali. Arregla las cosas con él, pero después contame todo - Eugenia me hizo un divertido guiño con el ojo, la acompañé a la entrada y después salió de mi casa.

Volví a la sala con Peter. Él parecía estar tranquilo, aunque dolido por el comportamiento que había estado teniendo con él desde que sabía lo del embarazo. Pero había llegado el momento de arreglar las cosas, y de darle una explicación a Peter por lo sucedido.

- Bien... ¿Querés tomar algo? - le pregunté volviendo a sentarme en el sillón.

- No, gracias.

- Yo iré a por un vaso de agua. ¿De verdad no querés nada? - le pregunté volviendo a levantarme del sillón.

- No Lali, de verdad - Peter negó con la cabeza, pero volvió a abrir la boca para cambiar de opinión. Él también estaba tan nervioso como yo. Parecíamos dos completos desconocidos que en su vida habían estado juntos... El embarazo lo estaba cambiando todo... -. Emm, si podés traerme también a mí otro vaso de agua...

- Claro - dije.

Y fui a la cocina. Allí llené dos vasos con agua mineral sin gas y volví a la sala. Puse uno enfrente de Peter y otro a mi lado. Después, fui la primera en reemprender la conversación:

- Yo también creo que tenemos que hablar.

- Claro, obvio que tenemos que hablar, Lali. No sé, desde que sabés lo del bebé, parece que ni siquiera nos conocemos, me tratas diferente. Si te da vergüenza tener a mi hijo en tu panza, digo, nuestro hijo, no sé para que tuvimos relaciones. Vos me encantas, cada día estoy más enamorado, pero desde ayer estoy poniendo en duda que a vos te pase lo mismo conmigo - Peter suspiró y tomó un traguito de agua -. Santi me contó que le da miedo que yo abandone a nuestro hijo, y que su hermano se críe sin un padre igual que le pasó a él. Yo tengo poca experiencia Lali, pero lo que sí sé bien, es que a nuestro hijo nunca en su vida, le va a faltar un padre. Porque eso sí que no voy a permitirlo.

Asentí con la cabeza y dejé que Peter siguiera hablando:

- No tengo ni idea de ser padre, pero voy a intentar hacerlo lo mejor posible. No voy a dejarte sola, te amo, amo al enano, y amo al futuro bebé... Quiero formar una familia con ustedes y no quiero que me lo impidas - Peter tragó saliva y limpió una lágrima que caía por su mejilla -. Podemos ser una familia muy feliz, y yo puedo ir a aprendiendo de a poco. Sos una madre maravillosa y sé que puedes enseñarme a ser padre. Lo único que no quiero es que me saques de la vida de mi hijo, y tampoco de la de Santino... Porque él también se merece muchísimo amor.

- Yo aún sigo un poco confusa con todo lo que ha ocurrido, porque siento que me he equivocado otra vez Peter... Y estoy muy mal de ánimos. Me volví un poco desconfiada en el mundo del amor cuando Benja me dejó criando sola a Santi, pero con vos... Me enamoré... - me mordí el labio, y me quedé callada sin saber lo que decir a continuación.

Pero Peter se levantó del sillón y se sentó a mi lado para abrazarme:

- Parece que te conozco más que vos a mí... Amo a Santi, Lali. Y no voy a dejarle solo a él, eso para empezar. Acá está mi hijo - tocó mi panza dibujando una sonrisa en su rostro -. Y lo amo desde que ayer me dijiste que está ahí, y por último, y no menos importante, te amo a vos. Te amo muchísimo y no quiero que toda esta relación tan linda se termine por una tontería.

Asentí con la cabeza y le seguí el abrazo:

- Jurame que no me vas a dejar sola... Por favor te lo pido, Peter...

- Te juro que ninguno de los tres se van a quedar solos mientras yo esté vivo. Por mucho trabajo que me cueste, me voy a proponer volverme un hombre responsable para que tengan una vida perfecta... Y vos, vas a buscar otro trabajo, porque voy a hablar seriamente con ese Mariano. Ya va a ver... No es quién para hablar de vos mal, ¡sos una mujer embarazada! ¡No sé que se piensa ese malo!

- Tranquilo - le di un beso en el cachete -. Todo poco a poco, porque si vamos tan deprisa las cosas pueden salir peor...

EL NIÑERO - LaliterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora