El Niñero 15

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PETER:

Él atendió con voz fuerte:

- ¡Ya era hora, Lali! ¡Joder! Ya empezaba a preocuparme tu tardanza... Pensaba que te habías olvidado de Santino.

- No soy Lali - dije con voz brusca y de enojo. ¿Cómo la podía hablar así? Tan solo era la madre de su hijo... ¡Y si, la madre de su hijo! ¡Pero se preocupaba de su hijo cuando le convenía, y la cosa no podía ser así!

- ¿Y entonces? - preguntó.

- Soy Peter, su nuevo novio. El que habló con vos el otro día.

Lali me miró con el ceño fruncido. Oh sí... A la hermosa de Lali ha había molestado que le dijera a Benjamín que éramos novios. Pero bueno, nos habíamos acostado aquella noche. Nos gustábamos, mucho... Y de la primera noche de folleteo... Al noviazgo no había mucho camino por recorrer.

- Ajá... ¿Así que estaba con vos?

- ¿Qué te importa con quién estaba? - Lali volvió a mirarme mal, pero yo rápidamente la di un pico para que dejara de ponerse así. Ella sonrió levemente, pero no se dio por vencida:

- Trátalo bien, ya sabés como se pone.

- Déjame, preciosa - susurré.

- ¿Está con vos? Decila que quiero hablar con ella.

- Ella ya no es nada tuyo - dije -. Así que cuidado con lo que podés decir con ella. Solo avisarte de que en un rato pasaremos a recoger a Santino. Y repito, no te metas con Lali, y menos con el enano. Ahora ambos tienen a una persona que les va a defender por sobretodo.

- No sos su padre, y sí, estamos en mi casa. Lali sabe dónde es.

- Aunque no sea su padre, al menos me ve más como una figura paterna que a vos. Nunca le has dado un verdadero cariño - tragué saliva. Verdaderamente, debía decirle todo lo que pensaba, dejarle todo claro. No podía utilizar a un nene cuando le daba la gana. Santino era un ser humano maravilloso, que apenas había estado junto a su padre en todos los pocos años que llevaba en la vida. y ahora, no solo porque su madre se pudiera ponerse de novia con otra persona, iba a ponerse celoso, y a joder la relación. A joder a su propio hijo con sus estupideces.

- Ni siquiera me conocés, así que será mejor que te calles.

- Entonces, trata a Lali con respeto. Que es como ella se merece. Y a ese nene, no le comas la cabeza, tiene una madre maravillosa y a mi me quiere.

- Ya lo veremos...

- Prepara a Santino - y entonces corté la llamada y la devolví el celular a Lali.

- Gracias... - ella agarró el celular y lo dejó con cuidado sobre la cama -. Muchas gracias de verdad, Peter.

Sonreí. Pobrecita... Ella era dura por fuera, pero por dentro era tan tierna... Tan buena, y no se merecía nada de lo que Benjamín podría hacerle. Tampoco se lo merecía Santino, él no era más que un nene, ni siquiera había pedido venir al mundo. Y mínimamente se merecía cariño y amor. Lali se lo daba, tanto por la parte materna, y todo el amor que le faltaba de su viejo.

- Vos tranquila, ¿si? Lo hacés súper bien con Santino. Solo hay que ver que es un nene feliz al que no le falta de nada - dije sonriendo y la di un beso en la sien -. Ahora vamos a vestirnos, recogeremos a Santi y después pararemos a desayunar por el camino. Esta en casa de ese idiota.

- Justo dónde los dejé anoche. Espero que santino haya dormido bien. No suele hacerlo cuando pasa la noche fuera de casa, pero bueno...

Sonrió:

- Tranquila, seguro que no ha dormido mal. Además, hoy es sábado, va a poder dormir la siesta.

Lali y yo nos vestimos y después subimos en mi auto. Manejé hasta la casa de ese idiota, situada en un barrio de ricos. Lali me fue indicando, y finalmente llegamos al lugar. Aparqué y ella se bajó del auto para recoger a Santino.

Benjamín era alto, flaco y con los ojos muy claros, casi transparente. Aunque, obviamente, yo era mucho más lindo, y también mejor persona que él. Menos mal que Santino había salido igual que Lali, no tenía nada de su viejo.

Él volvió a casa rápidamente, y Lali y Santino caminaron hacia el auto. El pequeño sonreía, mientras llevaba unos cuantos papeles en las manos. ¿Habría dibujado tal vez algo para mí? Oh... Si era sí, se trataba de todo un detalle por parte de ese pequeño.

Lali abrió la puerta del auto y Santi subió enseguida a la parte de atrás:

- ¡Peter!

- Hola enano - me di la vuelta y lo miré -. ¿cómo estás? ¿La pasaste bien?

Él negó con la cabeza y Lali dejó una pequeña mochila con las cosas de Santino también en el asiento trasero.

- Papá no es divertido... - suspiró él.

- Oh... Me temía que no era divertido. Siento mucho que hayas tenido que quedarte con él. Mamá y yo la hemos pasado muy bien.

- ¿En serio? - él sonrió.

- Muy muy bien - respondí a su pregunta.

- Te he hecho un dibujo.

Lo esperaba.

- Gracias Santi - dije agarrando el papel que me tendía. Su dibujo era un bonito corazón de color rojo con el nombre de Peter en el centro y al lado lo que parecía una circunferencia deforme y puntiaguda por los lados de color marrón -. ¿Qué es esto? - le pregunté señalando a la rara figura.

- Es un balón de rugby.

- Oh... ¡Qué lindo enano! Me gusta mucho.

- Gracias.

Lali subió al asiento delantero del auto:

- ¿Has desayunado con papá, Santino?

- Sí, leche y una banana.

Fruncí el ceño:

- ¿Cómo tu viejo es tan aburrido para darte eso de desayunar? Podemos ir a una cafetería americana, de esa en la que hacen waffles con chocolate y tortitas con crema y helado de vainilla, ¿te gustaría? Yo invito, obvio - dije mirando a Lali.

- ¡Sí! — exclamó Santino sonriendo.

- Ay Dios, Peter... Sos peor que un nene.

- A todos nos gustan las tortitas, y los waffles... A vos también Lali.

- ¡sí, a mami también! — exclamó Santino desde detrás.

- ¿Viste? - la pregunté riendo -. Con tu hijo presente, no podés mentir. Él siempre dice la verdad.

- Vayamos a tomar las tortitas, o los waffles entonces... - dijo Lali revoleando los ojos divertida. 

EL NIÑERO - LaliterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora