PETER:
Me estiré el traje y esperé educadamente hasta que ella abrió la puerta. Lo hizo mirando para abajo, hasta que después me miró, sonriente. Y se colocó el pelo a un lado. Iba muy bien maquillada... Realmente estaba hermosa... En verdad era hermosa.
- Hola - me dijo sonriendo de forma tímida -. Pasa.
- Hola - la dí un beso en el cachete -. Estás hermosa, de verdad te digo.
- Gracias - ella se separó de la puerta dejándome pasar, y tras pasar, cerró la puerta.
Estaba en la casa en la que trabajaba, esta vez sin ese nene al que cuidaba, y en verdad, me alegraba todas las mañanas con su enorme sonrisa y su ferviente felicidad: Santino, el hijo de mi jefa. Esa mujer tan bella a la que había ido a buscar para ir a cenar.
- ¿El enano? - la pregunté mientras ella terminaba de preparar su bolso.
- Con el papá. No le gusta mucho estar con él - dijo riendo -, no es porque no lo quiera. Bueno, a mí me quiere más obvio, es que pasa más tiempo conmigo que con su papá, pero igual, se aburre con él.
- Entiendo. Después de lo de la broma...
- La broma se la podía haber tomado mal cualquier persona Peter. Y él más, no tuvo gracia - ella me miró seria y después terminó de cerrar su bolso.
- Igual si el nene se aburre con él, tiene que ser un aburrido por completo. Yo soy re divertido, Santino se lo pasa re bien conmigo, no se si te lo ha dicho.
Ella se colgó el bolso y se rió:
- Sí, sí me ha dicho que con vos se lo pasa re bien y se divierte mucho. Y me alegro que se lleven tan bien, porque vas a seguir siendo su padrino, al menos hasta dentro de un tiempo. Por cierto, ¿pensaste en cómo solucionar todo el bardo que armaste con el papá de Santi o no?
- Lo pensé, obviamente. Soy un hombre de palabra. Y tengo una cena por delante para contarte todo.
- Bueno, mejor - ella abrió la puerta y me dejó salir.
Salí, después salió ella y cerró la puerta. Ambos recorrimos el camino de piedrecitas hasta llegar a mi auto y subimos en él, no sin antes abrirla ka puerta para que pudiera salir. "Gracias" me dijo, y a la vez me dedicó una perfecta sonrisa. Yo también sonreí, di la vuelta y subí al asiento del conductor. Esperaba, con ganas, que la gustara el restaurante en el que había reservado una mesa para cenar los dos juntos. "¿Una cena romántica con un final feliz?" pensó mi subconsciente por un momento. "Tal vez" respondí yo emitiendo un suspiro en voz alta. Ella lo escuchó y me miró:
- ¿Estás bien?
Reí:
- Prefiero no decirte la verdad. Está todo bien, pero más que nada es algo personal, Lali.
- Ajá - ella se colocó bien el bolso sobe sus muslos y miró al frente de la carretera por la que discurríamos.
- Es algo personal, pero nada de lo que tengas que preocuparte - la dije para tranquilizarla. Por nada del mundo, quería que esto pudiera salir mal. Era, de hecho, una de las partes más importantes de mi plan. Efectivamente, el plan que tenía para hacerle creer al idiota del padre de Santino, que lo mío con Lali, no era ninguna broma... Sino una realidad. Era la mejor forma de solucionarlo todo, además de hacer caso a mis sentimientos.
Nunca pensé en enamorarme de una persona que en el comienzo de nuestra relación, me había estado jodiendo, que también me había amenazado y que me estaba obligando a cuidar de su hijo. Pero, todo había cambiado... Lali era una persona maravillosa, además de una de las mejores madres a las que había conocido. Tan preocupada por su pequeño. Ese pequeño era lo más tierno del mundo, aunque los niños me parecieran un horror, ese no era el caso de Santino. Santino era todo amor, todo felicidad, y me sentía cómodo con él.
Podía sentir, en la lejanía, que a lo mejor... Lali y Santino, podrían formar en un futuro, igual cercano, junto a mí, una preciosa familia.
—
LALI:
Finalmente, Peter y yo llegamos al restaurante dónde íbamos a cenar aquella noche. Por lo que me había dicho en el auto, me sentía algo insegura y nerviosa. Tal vez había metido la pata en algo que pudiera haber dicho antes y aquella noche podría decírmelo. Y yo, desgraciadamente, en esas ocasiones era bastante dramática y sentimental... Muy sensible a los malos momentos.
Entramos en el local, lujoso pero a la vez acogedor. Peter dijo su nombre y el camarero nos llevo hasta una mesa en la que había un cartel de reservado. Peter me corrió la silla y me senté:
- Gracias.
- De nada, hermosa.
Sonreí y espere a que él se sentara mientras colocaba mis cosas en la silla vacía que había al lado. Después, el camarero dijo:
- ¿De beber que van a querer? - el camarero sacó del bolsillo de su chaleco una libreta y una lapicera para apuntar.
Peter me miró:
- ¿Vino? ¿Champagne? ¿Agua o refresco tal vez?
- Por el momento champagne.
- Entonces la señorita y yo tomaremos champagne.
- Bien. ¿Panecillos?
Peter me miró:
- Por mí sí.
- Muy bien, vayan pensando en que van a querer para cenar. Mientras prepararé las bebidas y los panes.
- De acuerdo - dijo Peter -. Gracias.
- De nada - dijo el camarero alejándose de nuestra mesa.
Miré a Peter de vuelta colocándome el pelo atrás de las orejas y tragué saliva:
- Aún tengo curiosidad por saber lo que estabas pensando antes. Si no te molesta, ¿podrías contármelo?
Él sonrió tímido:
- Bien. Es algo personal. Algo que llevo pensando durante algunos días y no me lo puedo sacar de la cabeza. No sé si puede tener efectos negativos... Pero para mí es algo bueno. Algo que siento de verdad desde lo más profundo de mi corazón.
Volví a tragar saliva y bajé mi mirada al plato:
- ¿Desde lo más profundo de tu corazón?
- Así es - él volvió a suspirar y comenzó a mover su dedo por el mantel haciendo dibujitos. Volví a mirarlo, estaba pensativo... También parecía temeroso por lo que iba a decir a continuación -. Solo que me da miedo que pueda molestarte, pero realmente, es lo que siento, Lali.
- ¿Y qué sentís?
- Siento muchas cosas. Están todos los sentimientos flotando por mi cerebro tratando de ordenarse, pero no consiguen hacerlo. Sabés que yo soy un chico solitario, una persona que nunca sintió nada por los nenes, y con las chicas siempre fui un desastre. Muy mujeriego - sí, siempre supuse que había sido mujeriego. Era un chico lindo, y era raro que a estas alturas no hubiera conseguido una novia todavía -, y bueno. A veces, pensando y pensando te das cuenta de que nunca has conseguido en la vida algo que te vaya a durar para siempre. Es decir, una familia... No sé si me entendés.
- Más o menos sí - traté de sonreír.
- Osea, en formar mi propia familia, un hijo, una mujer hermosa... Un amor para siempre. Como vos, vos tenés al enano, a ese hombrecito maravilloso que te ama, y que aunque tenga la dura etapa por la que pasan todos los adolescentes, después se le pasara y volverá a amarte igual.
- Eso espero, aún le falta tiempo para que sea adolescente. Pero ojalá que esa etapa sea fácil, para él y para mí.
- Y bueno, acá ya tengo que ser directo. Verlos juntos me produce unos sentimientos muy lindos, unas profundas ganas de formar... Esa familia que tanto añoro, con vos. Porque... Me gustas.
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EL NIÑERO - Laliter
FanfictionLali es una madre soltera cuyo hijo de 5 años, Santino, es un amante del rugby. Peter es un chico de 27 años, el cuál es un aburrido profesor de gimnasia en el colegio de Santino. Lali y Peter se conocerán en el primer partido de rugby de Santino, y...