El Niñero 12

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LALI:

Esto no podía estar ocurriendo. Abrí los ojos mucho... Completamente incrédula. "Me gustas". Sí, lo había dicho. No hacía falta que nadie me pellizcara para saber que estaba fuera de un sueño. Me lo había dicho, todo esto era real. Simplemente me mordí el labio y lo miré seriamente:

- ¿Te gusto? - pregunté repitiendo lo que me había dicho, para asegurarme al 100%, aunque ya estaba casi lo suficientemente segura.

- Sí, me gustas. Me encanta tu familia, me encanta Santino - él sonrió -, por muy raro que suene... Son tan dulces. Tan tiernos...

Asiento con la cabeza:

- ¿Todo esto va en serio?

- Lali, claro que sí va en serio. No se que tengo que hacer para que me creas, pero puedo hacerlo, de verdad.

- Es que bueno... No he tenido una relación estable desde que lo dejé con el papá de Santino - dije suspirando -. Es complicado que un hombre te quiera con una carga... Se te acercan en los boliches, pero cuando les empezás de hablar de tu familia... - suspiré negando con la cabeza -, se alejan. Lo más rápido posible.

Él también suspiró y colocó sus manos encima de la mesa:

- Pero, no solo se tienen que alejar sin conocerte, ya sea porque tengas un hijo. Primero deberían conocer a tu hijito, que es un amor de persona... Y vos, aunque seas medio terca, un poco brusca, tan solo tratas de proteger a ese nene, solo querés cuidar a tu familia. Y eso, a mí al menos, me vuelve loco.

Sonreí un poco:

- Creo que lo mejor es seguir con esta conversación en un lugar privado. Después de la cena, claro - opiné.

- Sí, creo lo mismo. Podemos ir a mi casa, así la conocés, ¿te parece? -ofreció Peter.

- Está bien, vamos a tu casa después - avisé a la camarera para que trajera las cartas de la comida.

Pedimos casi lo mismo. Después nos trajeron la comida, la cuál estaba buenísima, y al terminar de cenar, pedimos la cuenta. Tras pelearme un poco con Peter, pagamos a medias, y tras dejarla una propina a la amable camarera que nos había atendido durante la cena, nos fuimos del restaurante. Subimos al auto de Peter y el manejó hasta su casa, situada en una buena zona de la ciudad.

- Acá es - dijo estacionando el auto.

- Creo que es un buen lugar de la ciudad - opiné sonriendo.

- Sí, está muy bien - respondió él acercando su cara a la mía -. ¿Salimos del auto?

- Bueno... - noté su aliento a comida en la cara

- Antes de entrar en mi casa, quiero hacer algo.

Sí, sabía que quería hacer. Lo tenía bastante claro. Era joven, y al quedarme embarazada tan pronto, había disfrutado poco de mi juventud. Simplemente, también me acerqué a él y me robó un pico.

- En casa, tendremos más tiempo - dijo satisfecho.

Asentí con la cabeza y juntos salimos del auto, cerrándolo. Peter buscó las llaves de su casa en el bolsillo de su jeans y abrió la puerta. Me invitó a pasar y después pasó él, cerrando así la puerta con llave.

- Bienvenida a mi casa.

- Encantada de estar acá - dije mirando toda la casa -. Es muy linda, de verdad.

- Me alegro de que te guste.

Asentí con la cabeza sonriendo. juntos caminamos hasta llegar a la sala. Estaba decorada de forma moderna y estaba todo muy ordenado.

- ¿Qué querés tomar?

- Agua. Creo que tomé demasiado en la cena.

- Bien, iré a por agua para vos. Sentate - Peter me dejó sola.

En ese momento, comencé a mirar todas las fotos que había en la sala de Peter. En una de las imágenes, aparecía con otros 3 chicos, dos más mayores que él y uno más chiquito, vestidos con uniformes de rugby y muy sonrientes. También tenía otra foto del día de su primera comunión, y otra con los que parecían sus viejos.

- Chusma.

Me di la vuelta rápidamente. Ahí, en la puerta, estaba Peter sonriendo.

- ¿Así que mirando mis fotos? - me preguntó mientras ponía las bebidas sobre la mesita blanca de la sala.

Lo miré. En ese instante se acercó y pegó sus labios a los míos. Podía sentir su erección a través de sus jeans. ¿Por qué mierda estaba tan caliente? ¿Es que me quería llevar a la cama desde el primer momento? Tragué saliva y con gran esfuerzo, me aparté, coloqué las manos sobre sus mejillas y me quedé contemplando sus preciosos ojos verdes.

- Pará un poco. La espera hace más dulce la anticipación - le di un dulce pico en los labios.

Después, él intentó atrapar los míos, pero lo esquivé. Me senté en el sillón y el se sentó justo en frente. Bebí un poco de agua para refrescarme y volví a mirarle:

- ¿Tenés tres hermanos?

- En efecto. Martín y Pablo son los mayores, y Bautista es el chiquito.

- Yo tengo dos hermanos, más grandes que yo. Ana y Patricio.

- Si alguna vez, tenemos hijos, van a estar rodeados de tíos.

Me mordí el labio. ¿Por qué de repente se estaba zarpando tanto?

- ¿Te puedo hacer una pregunta?

- Claro - respondió.

- ¿Me tenés muchas ganas?

- Es que... Estás muy buena.

- Y me tenés muchas ganas.

Él asintió con la cabeza.

- Otra pregunta...

- Decime - él rió.

- ¿Te has acostado con alguien la primera noche?

- Alguna vez, y sin apenas conocerla. Así que Lali, no serías la primera. A vos te conozco.

- Apenas - añadí -. Para mí sería la primera vez. Solo lo hice varias veces con el papá de Santino.

- ¡Qué aburrida!

- Sí me vieras en la cama, no pensarías lo mismo. No pensarías que fuera una aburrida.

- Demuéstralo. Subamos a mi dormitorio.

EL NIÑERO - LaliterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora