Sunforest 1. Amira Rey. [Disponible en físico]

Capítulo 3. Ojos negros.

«Ojos negros»

—Feliz cumpleaños princesa —me susurraron al oído.

Me incorporé de un salto.

—¡Mamá! —Ella se encontraba sentada al pie de la cama. Estábamos en mi habitación, miré a mi alrededor confundida—. ¿Cómo me llamaste?

—¿Princesa? ¿No te gusta?

—No es eso —me apresuré a decir—. Es que anoche me encontré una llave que abrió la ventana, todo fue tan extraño. Había una especie de espejo ahí, lo atravesé y llegué a un bosque llamado Sunforest. Me encontré con un chico, Joham se llamaba, quien me llevó con su amigo Dandelion y me dijeron que yo era la princesa de ese lugar, que me habían esperado desde hace tiempo...

—Qué haría yo con sueños como los tuyos, hija.

—¡No fue un sueño mamá!

Pero ella ya no me estaba escuchando.

—Tienes que alistarte para la escuela Ami, luego me lo seguirás contando.

Guiñó uno de sus simpáticos ojos y se levantó. En cuanto salió de mi habitación me paré de un salto y corrí hasta la ventana. La llave no estaba pero esta vez no hacía falta, el cristal se deslizó hacia un lado con facilidad y el mundo común quedó expuesto al otro lado. El pavimento estaba mojado y presentaba uno que otro charco, el sol intentaba mostrarse y escapar de entre las nubes grisáceas, pero el día era indudablemente frío.

La piel se me enchinó y me estremecí cuando una ráfaga de viento entró por el hueco echándome los cabellos hacia atrás, así que no admiré mucho más la escena, al fin y al cabo lo que en realidad buscaba no estaba ahí.

Me di media vuelta y comencé a vestirme con el uniforme de la escuela, aunque lo hice distraídamente, ¿qué demonios fue lo de anoche? Claro que mi mamá no me iba a creer. Ella y Raúl piensan que soy la persona más soñadora del mundo "con la imaginación que tienes podrías inventarte un mundo entero tu solita".

¿Y si me lo inventé? ¿Y si de verdad fue un sueño? Después de todo había despertado en mi habitación sin señal alguna de la llave. No podía creer que me lo hubiera soñado todo...

Con un suspiro lleno de decepción comencé a hacerme una elaborada trenza en mi cabello rubio que combiné con un listón azul marino. Estaba exhausta, hubiera dado lo que fuera por volver a la cama.