«Pre-cumpleaños»
—Ami, deja de soñar despierta. Llegarás tarde a la escuela —advirtió la voz de mi madre.Dejé de observar el techo y me giré hacia la puerta que se acababa de abrir para encontrarme con el rostro de mi mamá intentando mirarme severamente.
—Ya voy —murmuré, aún adormilada.
—¿Qué sucede? —preguntó cambiando su mirada por una más preocupada.
—Tuve pesadillas de nuevo —suspiré.
—No pienses demasiado en ellas —aconsejó con una voz más dulce.
Asentí. Ella volvió a desaparecer tan rápido como había llegado y yo me apresuré a ponerme el uniforme, si volvía a llegar tarde a la primera clase seguramente me amonestarían.
El jumper azul marino era demasiado simple como para ser bonito, solamente tenía dos cierres dorados en cada costado e iba con una camisa lisa de cuello, color azul cielo. Peiné mi cabello rubio con una coleta alta y me hice un moño con un listón cuadriculado de los mismos colores. Las medias eran altas hasta las rodillas y de color negro, al igual que los zapatos.
Aún con un uniforme así de simple y monótono, había chicas que asistían al colegio como si se tratara de una pasarela. Se supone que los accesorios y maquillajes demasiado llamativos estaban prohibidos, pero incluso algunas prefectas se hacían de la vista gorda con sus alumnas favoritas.
A mí me daba igual. Me bastaba con un poco de rímel y rubor en las pálidas mejillas para sentirme a gusto conmigo misma.
—¡Y ahí está! —gritó Raúl aplaudiéndome en cuanto entré al salón de literatura y me senté a su lado. Alcé ambas cejas y lo miré sin comprender, al mismo tiempo que dejaba caer mi mochila en el suelo.
—¿Qué?
—Mario quiso apostar —explicó con su amplia sonrisa señalando a nuestro compañero de atrás— dijo que hoy te amonestarían, yo le respondí que no llegarías tarde.
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Sunforest 1. Amira Rey. [Disponible en físico]
FantasiBienvenido a Sunforest, un mundo mucho más viejo que el tuyo, donde la magia existe, y la guerra se aproxima. "Me limité a abrazar aún más mi cuerpo sintiendo su mirada sobre mi nuca poniéndome los pelos de punta. Fue cuando me di cuenta de que n...