Capítulo 13. Veneno.

3.9K 591 92
                                    


«Veneno»


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


De un salto, Joham bajó del ventanal roto y le dio una patada a la estatua del troll. Incrédula, miré como las grietas se fueron formando y creciendo hasta cubrir todo el cuerpo, en seguida se cayó en pedazos que se convirtieron en cenizas. Tosí un poco ante el polvo y ese gesto llamó la atención de Joham, quién se inclinó a mi lado y con sumo cuidado cogió mi muñeca para examinar mi brazo.

—Mierda —murmuró con los dientes apretados.

—No sabía que los forestnianos también dicen majaderías.

—Sólo cuando nos metemos en problemas —dijo con una ligera nota de sarcasmo—. Dandelion va a asesinarme cuando se entere.

No me atreví a mirar, pero sentía la sangre correr por mi brazo e imaginé que no debía verse bien.

—No fue tu culpa, yo me atravesé.

—En eso te doy la razón, pero de todas formas va a asesinarme.

A pesar de su mal humor, su brazo se posó delicadamente en mi espalda y me ayudó a ponerme de pie. Una ráfaga de aire esparció las cenizas que quedaban sobre el césped.

—Necesito arreglar este desastre antes de irnos.

—¿Irnos a donde?

—A curarte —se limitó a decir sin más explicaciones—. No te apartes de mi vista.

—¿Qué vas a hacer?

No me contestó, se limitó a darse media vuelta y extendió sus dos manos hacia la biblioteca. Hubiera sido gracioso, pero entonces el ventanal que habíamos destrozado comenzó a formarse hasta que volvió a quedar completo y sin ningún daño. Miré a mi alrededor nerviosamente, pero no había nadie cerca.

Joham continuó con las manos extendidas e imaginé que estaba poniendo todo en orden adentro y acomodando las estanterías que se habían caído. No me lo tuvo que decir, pero imaginé lo importante que era cubrir los ataques sobrenaturales. Sin embargo mis pensamientos se detuvieron cuando vi que el pelirrojo se doblaba y una de sus rodillas chocaba contra el suelo. Rápidamente me acerqué a él.

—¿Estás bien? —pregunté algo asustada.

—Sí —respondió él, alzando su rostro y ocultando una mueca—. Sólo estoy algo agotado, he utilizado mucha energía.

Iba a preguntarle cómo ayudarlo cuando las puertas principales se abrieron y una Andrea muy pálida salió corriendo. Se detuvo al mirarme y pude notar como temblaba de pies a cabeza.

—La... la cosa —tartamudeó—. ¿Dónde es... está?

Abrí la boca, sin saber qué decir. Joham se puso de pie a mi lado y la chica lo miró con miedo antes de echarse a correr y gritar por ayuda, pero él alzó rápidamente el brazo y usando su magia, la jaló hacia nosotros mientras Andrea soltaba un chillido muy parecido al que hacen los ratones cuando quedan atrapados en alguna trampa.

Sunforest 1. Amira Rey. [Disponible en físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora