Capítulo 31. Mamá.

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«Mamá»


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Una taza de café con leche fue colocada bajo mi vista, aquello me hizo reaccionar y miré a la persona que estaba frente a mí.

—¿Estás bien?

Mi mamá tenía sus ojos preocupados, esos que adivinaban cuando me estaba sucediendo algo pero no lo decía en voz alta.

—Sí —mentí.

Pero no lo estaba, hace tan solo segundos que recordaba el cuerpo inmóvil de Yian entre los brazos de su madre y a ella llorando histéricamente. Nunca había visto a un pequeño niño morir, era tan cruel que mi cabeza no podía procesarlo.

Joham volvió en sí cuando Dandelion le ordenó que me sacara de ahí y entonces el pelirrojo tuvo que arrastrarme lejos de Sunforest para devolverme a mi mundo, pero ni siquiera aquí lograba quitarme todas esas imágenes de la cabeza. No había podido dormir ni un poco la noche pasada.

Le di un sorbo al café mientras mi mamá me evaluaba silenciosamente con la mirada. Sentí como una de sus manos acariciaba mi cabello, debía lucir peor de lo que imaginaba.

—Cuando regrese de trabajar tú y yo pasaremos la tarde juntas, podemos hacer lo que tú quieras.

Intenté sonreír, pero creo que no logré más que una mueca.

—Eso suena bien.

Mamá me besó en la frente, susurró un te quiero, tomó su bolso y salió de la casa, dejándome sola. Era sábado, por lo que solo trabajaría medio turno. Tomé la taza caliente y volví a subir las escaleras hasta llegar a mi habitación, pero me detuve en la entrada cuando un escalofrío recorrió mi espalda.

—¿Joham?

Recorrí el cuarto con la mirada, pero ahí no había nadie. Dejé la taza sobre el buró que estaba a un lado de mi cama, intentando descifrar el extraño presentimiento que me había embargado en cuanto entré.

El pelirrojo apareció en ese momento y nos miramos en silencio, él se dejó caer sobre el borde de la cama. Lucía agotado.

—Hola —susurró.

—Hola —respondí acercándome hasta quedar frente a él—. ¿Cómo va todo?

Joham me había cuidado durante toda la noche, pero en la madrugada volvió a Sunforest para evaluar los daños y checar a Samara.

—Más o menos igual.

—¿Cómo está Samara?

Él agachó el rostro y negó lentamente con la cabeza.

—Muy mal.

Tragué saliva al imaginar lo que aquella respuesta significaba, ella debía estar desecha.

Sunforest 1. Amira Rey. [Disponible en físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora