Capítulo 7. Insolación.

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«Insolación»


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—Es hora de ir a casa —anunció la voz de Joham.

Para ese momento ya había dejado de llorar y ahora solo estaba recostada sobre las piedras blancas. Era lo más cerca que podía estar del padre que había perdido sin poder despedirme de él. No sé cuánto tiempo pasó, pero fueron varias horas las que estuve sin moverme, por lo que tenía el cuerpo acalambrado y la cabeza me dolía de tanto llorar. Cerré los ojos ignorando al chico de los ojos verdes.

—No quiero.

No estaba lista para dejar a mi padre de nuevo.

—Está atardeciendo princesa, ¿quieres más problemas de los que ya tienes?

Fruncí el ceño y alcé mi cabeza para alcanzar a verlo, él estaba de pie junto a un espejo ovalado que parecía flotar en el aire, ¿en qué momento había tomado la llave?

—¿Cómo sabes sobre mis problemas?

Joham hizo una mueca, como si acabara de probar algo desagradable.

—Después hablamos de eso —respondió encogiéndose de hombros—, necesitas ir a casa.

Suspiré y me enderecé lentamente, el cuerpo me dolía más de lo que creía. Me puse de pie como pude pero mis piernas me fallaron sin previo aviso y Joham tuvo que reaccionar rápidamente para alcanzar a atraparme. Sus ojos verdes se abrieron con miedo en cuanto sus manos hicieron contacto con mi piel y puso una de ellas sobre mi frente.

—Estás ardiendo.

Sus palabras me golpearon como si acabara de gritarme en el oído y gemí inconforme, la cabeza me dolía demasiado. Él se apartó de mi frente y pasó su brazo por debajo de mis rodillas para alzarme, jadeé cuando cruzamos el portal y el frío pareció lastimarme los huesos.

—Tranquila princesa.

Joham me miró con desesperación mientras me recostaba en la cama, se veía en su rostro que no tenía idea de qué hacer. Yo intentaba pensar algo que sirviera pero mi mente se encontraba como aturdida y no podía procesar nada coherente.

Vagamente fui consciente de cómo un desconocido me estaba desvistiendo, pero no lo impedí. Primero me quitó los zapatos y las largas medias negras que me llegaban hasta las rodillas. Después me sacó el jumper por la cabeza y desabotonó mi camisa azul tan rápido que aquello no podía considerarse un movimiento humano.

Cuando terminé en ropa interior Joham volvió a cargarme y no alcancé a comprender lo que pretendía hasta que fui zambullida en la bañera blanca que tenía en el baño de mi cuarto. Respiré hondo cuando el mismo brazo que me había metido sacó mi cabeza.

Sunforest 1. Amira Rey. [Disponible en físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora