Capítulo 9. ¡Corre!

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«¡Corre!»


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Estaba atardeciendo rápidamente, así que me aparté de la ventana para terminar de ponerme mis tenis. Antes de salir me miré al espejo para checar que todo estuviera en orden. Traía puesto un conjunto deportivo negro, una cola de caballo alta y mi rostro estaba muchísimo más tranquilo que las últimas semanas.

Respiré hondo, tomé mi ipod, mis llaves y salí de la casa. Me encantaba salir a correr durante los atardeceres, no solo porque la vista era hermosa, también porque a esa hora el calor disminuía.

Empecé caminando algunas cuadras para calentar un poco y después comencé a trotar a paso lento. La música en mis oídos más el esfuerzo físico eran la combinación perfecta para dejar de pensar. A veces, los recuerdos de Sunforest todavía lograban desestabilizarme un poco, pero aquello parecía ya más un sueño que una realidad. Desde que me deshice de la llave todo se había tranquilizado.

Aún así, últimamente evitaba mucho tanto a mi mamá como a mi mejor amigo. Ellos todavía estaban esperando alguna explicación hacia mi comportamiento anterior pero yo no tenía nada que decirles, así que era mejor apartarme un poco de ellos para que nada fuera a explotar inesperadamente.

Salir a correr era una de las cosas que me calmaban, por lo que comencé a hacerlo durante todas las tardes y cada vez que sentía que los problemas estaban a punto de alcanzarme de nuevo, corría más rápido. No obstante, ese día las cosas habían estado muy tranquilas, por lo que completé mi hora de ejercicio a un ritmo normal.

Miré mi reloj y decidí regresar a casa antes de que terminara de oscurecer. Fue ese el momento en el que, por el rabillo del ojo, alcancé a percibir a un coche andando a mi derecha. Al principio no le di mucha importancia, pero después noté que el auto caminaba justo a mi lado, siguiendo mi ritmo. Comencé a ponerme nerviosa y aceleré el paso en un intento de dejarlo atrás, ya que aún me faltaban unas cuantas cuadras para llegar a casa. El auto también aceleró.

El miedo me hizo detenerme en seco, el coche se frenó poco después. Me quedé estática mirando las ventanas polarizadas, imaginándome el tipo de persona que se encontraba dentro y todo lo que podría pasarme si no me movía, pero mis piernas no respondieron. Un vistazo rápido a la calle me hizo comprender que estaba sola... que estaba perdida.

«¡Muévete!»

Me sobresalté y volví a mirar a mi alrededor al escuchar esa voz masculina, pero seguía sin haber nadie cerca de mí. En ese momento, la puerta delantera del coche se abrió y el aire escapó de mis pulmones tan rápido que ni siquiera lo noté.

«¡Corre!»

No esperé más, mis piernas obedecieron a la voz y me eché a correr con todas mis fuerzas. Alcancé a escuchar como la puerta volvía a cerrarse de un portazo y el coche aceleraba, me iba a alcanzar. Giré en la primera calle que apareció, esperando poder encontrar algún escondite, callejón o cualquier cosa que pudiera ayudarme a perderlo, pero pronto las luces del vehículo volvieron a iluminarme y supe que estaba justo detrás de mí.

Sunforest 1. Amira Rey. [Disponible en físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora