Sunforest 1. Amira Rey. [Disponible en físico]

Capítulo 27. Pasado.

«Pasado»

Nos mantuvimos en silencio durante los siguientes minutos, el agua de la cascada caía frente a nosotros y eso me hipnotizaba. Abracé mis piernas y recargué la barbilla sobre mis rodillas, esperando a que algo más ocurriera o decidiéramos irnos.

Mi corazón comenzó a calmarse gracias a la tranquilidad y la brisa refrescó mis mejillas acaloradas. Giré el rostro para mirar a Joham y ver si podía adivinar lo que estaba pensando, él me imitó y nos observamos en un silencio para nada incómodo, pero sí intenso. Sus ojos ya eran verdes otra vez, por lo que deduje que también se había calmado.

—¿Te puedo hacer una pregunta?

—Ahora que pasa por esa cabecita, ¿eh?

—Hay algo que necesito entender... antes de que algo más suceda entre nosotros.

—Te escucho.

—¿Por qué piensas que tu destino es protegerme?

Sus cejas se alzaron con sorpresa.

—Esa es una larga historia.

—Tengo tiempo —le aseguré encogiéndome de hombros.

Él respiró hondo y silenciosamente.

—Es que yo iba a ser tu guardián... —murmuró.

—¿Qué? —pregunté sin aliento.

Joham clavó la vista al frente y comenzó a hablar.

—Conocí a tu padre cuando era un niño, debí haber tenido unos nueve años. Alexander gobernó de manera muy diferente a tu abuelo, a él le gustaba estar entre nosotros, conocernos, escucharnos, creo que por eso fue tan querido.

»Se hizo muy amigo de mis padres, fue así como nos conocimos. Mi hermano menor, Killian, era un travieso de nacimiento. Siempre se estaba metiendo en problemas y yo siempre estaba ahí para sacarlo de ellos. Nunca imaginé que eso llamaría la atención del rey hasta que un día Alexander se acercó a mí y me dijo que había estado observándome, que le enorgullecía la manera en la que cuidaba a mi hermanito. Entonces me preguntó si yo sabía lo que era ser un guardián. —Hizo una breve pausa—. ¿Tú sabes lo que es?

Asentí con la cabeza cuando volteó a verme.

—Dandelion me lo explicó cuando me dijo que él había sido guardián de mi papá.

—Así es. Le dije que sí a Alexander, por supuesto que sabía lo que era un guardián, y esa fue la primera vez que me habló de ti. —Él sonrió como si el recuerdo le agradara—. "Ella es mi hija" me dijo cuando me mostró una foto que siempre llevaba consigo, una pequeña y adorable niña rubia estaba sentada sobre sus piernas —"Algún día será reina y necesitará a un guardián tan responsable como tú, ¿te interesa?"