Capítulo 5. ¿Feliz Cumpleaños?

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«¿Feliz cumpleaños?»


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Dandelion desapareció, no entre esporas mágicas como la vez que lo conocí, esta vez simplemente se perdió entre los árboles. Suspiré y me encontré con la mirada verde y fría de Joham.

—Sígueme —se limitó a decir.

Caminamos hacia el lado contrario hasta llegar a un claro más despejado e iluminado, hasta ese momento noté la llave en la mano derecha de Joham. Nos detuvimos en el centro y él volvió a mirarme.

—¿Ustedes la pusieron en mi habitación?

—No, la llave tiene tu sangre. Ella te encontró —respondió con una voz tan fría como el invierno.

No podía negar que estaba llena de dudas y preguntas, pero la actitud del chico no me daba confianza como para hacerlas.

—Lo lamento —sentí la necesidad de disculparme por lo que había dicho anteriormente.

—Ya has dejado muy claro que no te importamos

—Si mal no recuerdo, tú fuiste el que me llamó intrusa...

Él me ignoró. Alzó la llave y la giró en el aire, como si hubiera una cerradura invisible. Repentinamente un espejo plateado y ovalado apareció. Joham se apartó e hizo una reverencia.

—Su casa, princesa —dijo con la mandíbula tensa.

Ignoré su gesto y miré hacia el portal con inseguridad.

—¿Cómo sé que esto no me llevará a otro lado?

—Tendrá que darme su voto de confianza.

—Ni siquiera te conozco.

—Ya la dejé una vez en su habitación, sana y salva —me recordó.

Nunca fui consciente del contacto de Joham después de haberme desmayado y hasta hace poco creía que todo eso había sido un sueño. Nerviosa, pasé saliva y me dirigí al portal, evitando esos intensos ojos verdes. Antes de que pudiera reunir el valor suficiente para cruzarlo, una mano tomó mi brazo para detenerme. El gesto fue más suave de lo que esperaba.

Alcé la cabeza y miré a Joham, sin pedirle que me soltara. Él separó los labios y susurró.

—Danos una oportunidad, princesa. Te necesitamos.

—Yo... no...

—Hay cosas de tu padre que tienes derecho a saber, yo te las puedo contar.

Solté un respingo al escuchar eso y lo miré sorprendida. Aquello había sido un golpe bajo. Su mano acarició el largo de mi brazo hasta llegar a mi muñeca y abrir mis dedos, depositó la llave dorada en la palma de mi mano, incluso noté que le había puesto una cadena a juego para que pareciera un collar.

Sunforest 1. Amira Rey. [Disponible en físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora