Capítulo 29. Isis.

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«Isis»


Nos quedamos así, abrazados y tranquilos

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Nos quedamos así, abrazados y tranquilos. Joham olía a hierba dulce y eso me encantaba. Sus labios acariciaron suavemente mi pelo y yo tuve que suspirar para disfrutarlo.

—Ha sido... un largo día —admití cuando noté que no sabía cuánto tiempo llevaba en Sunforest—. Han sucedido muchas cosas.

—Lamento que las hadas nos interrumpieran de esa manera —comentó separándose y tomando una de mis manos—, quise llevarte ahí para que te distrajeras de todo esto.

—Creo que me has distraído bien. —Al escucharme, Joham sonrió con una picardía de la que nunca lo hubiera creído capaz—. De todas formas fue hermoso, gracias por la sorpresa.

—Antes de que te vayas quiero hacer algo más.

—¿Ah sí? ¿Qué es? —pregunté curiosa.

—Presentarte al reino.

El poco color que había en mi rostro debió desaparecer en ese momento.

—¿Qué? —jadeé.

—Los forestnianos desean conocerte desde que se enteraron que encontraste la llave —dijo con calma, intentando no asustarme.

Negué con la cabeza.

—¿Olvidaste que estuve presente en la asamblea del otro día? Algunos me odian y los demás esperan demasiado de mí.

El pelirrojo sujetó mis hombros de manera suave y me obligó a mirarlo.

—Y eso pasó justamente porque no te conocen, la imagen que tienen de ti es la que ellos se han creado durante todo este tiempo y no la que tú eres.

—No estoy segura de esto.

—Ami, te ves hermosa con este vestido y hoy lo hiciste bien con las hadas. No tengas miedo.

—¿Y si me odian?

Joham sonrió con ternura y abrazó mis mejillas.

—Nadie podría odiarte.

Me acercó a él y me plantó un beso tranquilo pero profundo que hizo que las piernas me temblaran y tuviera que sujetarme de sus brazos para no caer. Tras un minuto se separó y con pequeños besos de piquito terminó de tranquilizarme y hacerme olvidar mis preocupaciones.

—Te odio —susurré cuando por fin se separó y nos miramos a los ojos.

—¿Confías en mí?

—Si —volví a suspirar.

—Entonces hagámoslo.

Sin esperar mi respuesta me jaló junto con él hasta volver a casa de Samara. Para mi sorpresa, muchos de los forestnianos estaban afuera de sus hogares hablando entre ellos, aunque apenas eran la mitad de los que había visto en la asamblea. Fue entonces cuando comprendí que ya todo lo tenía planeado, comencé a sospechar la razón por la que Samara me había prestado un vestido tan bonito...

Sunforest 1. Amira Rey. [Disponible en físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora