Capítulo 4. Enzo.

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«Enzo»


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Gemí cuando recuperé el conocimiento. No solo me dolía la cabeza sino también los brazos. Comprendí vagamente que mis muñecas se encontraban atrapadas en unos grilletes oxidados que estaban pegados a la pared sobre mí, mis pies colgaban a algunos centímetros del suelo.

Pestañeé mirando a mí alrededor con confusión, ¿dónde diablos estaba? La habitación se encontraba semi-oscura y olía a encerrado. Vagamente recordaba cómo el joven de los ojos negros me había arrastrado por un portal parecido al de mi sueño. Tal vez me había vuelto loca.

Volví a gemir ante el insoportable dolor de mis brazos aguantando todo mi peso. Intenté moverme pero era imposible, algunas lágrimas de desesperación y confusión se escaparon de mis ojos.

La puerta se abrió en ese momento y el de los ojos negros entró con pasos pausados. Observé cada uno de sus movimientos hasta que se detuvo frente a mí, cruzado de brazos.

—Por favor —supliqué —, me estás lastimando.

Una de sus comisuras se alzó en media sonrisa.

—Ni siquiera he comenzado.

El cuerpo me tembló.

—¿Qué quieres de mí? —susurré.

Él me recorrió con la mirada, como mis brazos estaban alzados el uniforme se me subía por encima de los muslos.

—Aún no lo decido, princesita.

—No me llames así.

—¿Intentas ser ruda? —se burló —. Porque me gustó más cuando me suplicaste.

Intenté atinarle una patada para callarlo, ya que era la única manera de defenderme. Él sujetó mi tobillo y lo jaló hacia sí, yo grité por el dolor de los brazos pero no volví a suplicarle que me soltara.

—No quiero lastimarte —susurró— aún.

—¿Entonces qué quieres?

—Si te calmas te lo digo.

Automáticamente me quede quieta. Él soltó mi tobillo y subió su brazo hasta llegar a mi cintura, rodearla y pegarme a su cuerpo. Los grilletes se aflojaron y dejé caer mis brazos sobre sus hombros para no perder el equilibrio. Él me depositó en el suelo, muy lentamente.

—¿Mejor?

Hice una mueca y me aparté de él, aún estaba asustada.

—¿Quién eres?

—Mi nombre es Enzo, su alteza.

No lo dijo con respeto como Joham, sino con burla y unos ojos negros divertidos.

Sunforest 1. Amira Rey. [Disponible en físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora