Narra Alejandra.

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El reloj marcó las seis y media de la mañana, no obstante comenzó con su chirrido imposible de ignorar y di un leve golpe para callarlo. Entre quejas por odiar levantarme tan temprano, fui al baño a tomar una ducha.

—¡No Joda! ¡Está fría!

Fue el primer grito que obtuvo el lunes por la mañana al yo percibir lo fría que el agua se encontraba este día, al salir, casi temblando de la ducha; comencé con la búsqueda de un atuendo cómodo para bailar. Al cargar con unas mallas negras, un top verde escandaloso y gomas, tuve que cepillar mis dientes debido al olor de muertos que cargaba mi boca, ayer no me cepille por la noche, ni... Antier tampoco lo hice... Comienzo a ser un desastre, y eso que, apenas hoy que empiezo con la tempestad.

Al estar con un leve maquillado y mi cabello en un estado decente, tomé el morral que la noche anterior pude preparar con agua y algunos pañuelos, salí de aquella modesta habitación cuando recién eran las siete y media. La mañana se notaba nublada y el frío de mayo comenzaba a hacer acto de presencia así que tenía que cubrirme con un suéter rosado. Cuando salía desde el hotel, me encontré con Blake y una sonrisa que me resultaba bastante bonita.

—Linda —saludó con un beso en la mejilla—, qué bella.

—Gracias —sonrío con mis mejillas tibias, quisiera algún día dejar de presentarme tan boba con estos comentarios—. ¿Qué haces por aquí tan temprano?

—Te traje el desayuno —mostró una bolsa color marrón—, y también porque David me dijo que viniera por ti y te acompañara a Santa Bárbara. Me comentó que ya habías ido dos veces pero una de ellas fue secuestrada, que esa me la sabía —suelta una pequeña risa—; y la otra fue ayer, al ir a la junta.

—Gracias, de nuevo. Pero pude haber ido sola, sé cuál es el camino —tomo la bolsa de comida agradecida cuando él me la ofrece.

—¿En serio, Alejandra? —Me mira incrédulo— ¿A dónde está la parada de autobuses, por dónde debes ir?

—Está por —miro a todos lados, olvidé dónde era—... ¿Sabes algo? También existen taxis aquí ¿No? Puedo tomar uno, Blake —me giro y camino a no sé dónde.

—Eres una muchacha muy terca... Bonita y terca —me sigue, lo miro de reojo y sonríe.

—¿Crees que debamos irnos ya a la casa de Michael?

—Yo creo, lleva cuarenta y algo de minutos llegar allá.

~

—¿Estás segura, no prefieres que te acompañe hasta allá dentro? —Insiste una vez más.

—No, Blake —sonrío y niego con la cabeza—. Todo estará bien.

—Me han dicho que tiene animales sueltos por ahí ¿Qué tal si...?

—No, Blake —repito interrumpiéndolo entre risas—. Yo no he visto ningún animal suelto por ahí.

—De acuerdo, Alejandra. Nos vemos... ¿A qué hora sales?

—No lo sé... Debo preguntar, imagino que hay un horario de entrada pero no de salida.

El chico asiente, me da un beso en la mejilla como despedida y se va en el taxi, siempre subimos a uno, el autobús hace algunas paradas y no deseo pasar nuevamente por lo que ayer, fue realmente embarazoso que todo los chicos y Anais presenciaran lo mucho que te odia John Branca.

Es... Bello, Neverland posee una entrada hermosa y que me pone los vellos de punta.

¿O es su dueño?
Tal vez sea su dueño.

Tell The Angels No -MJ Fanfiction [#SmileAwards][Unwarrior2018]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora