Sus tacones, tan altos como ese ego que era alimentado por una melena con un largue hasta la espalda, por unos ojos cafés proyectantes de lujuria pura y un deseo que ciñe a la perfección su piel morena, que baja a sus pechos para endurecerlos hasta llegar al medio de sus piernas, y ahí sentir cómo se acoplan un sin fin de acciones impuras pero lo suficiente gratificantes como para dejarlas de lado.
Sus caderas, las que van de un lado a otro incitando el doble sentido de masculinos en la audiencia que obvian el puesto que ocupa su anillo en mano y hacen parecer de un matrimonio la sola ausencia de mujer que es "idónea" para ella. Los bajos deseos son desatados como agujetas y nadie lo sabe, sólo es cuestión de dos, una habitación y aquella pobre víctima que escucha los gemidos que se escabullen entre el sudor de paredes vecinas al placer.
« Pero aún así, nadie debe saberlo »
Sus piernas, largas y esbeltas que enrrollan a la perfección las caderas de un hombre y su fricción semejante a la de una peligrosa anaconda. Sus brazos espléndidos para asociarse a un cuello masculino y así, poder ladear con más frenesí mientras sus labios, esponjosos y de color variante, acorralan a una lengua ajena sin dejar rastro a las palabras bonitas que siempre suelen ser esfumadas por su rechazo.
Sí, a pesar de que he logrado definir su cuerpo de forma desorganizada y, con razones sexuales, pudiste imaginarla, verla en tu mente y emocionarte por saber su vida. Pero he aquí otro aspecto que olvidé mencionar, sus enajenadas lencerías que atrofian la mente de cualquiera, y lo más exasperante es que se pasea, siempre, por una plataforma alta y larga donde sus tacones resuenan al ritmo de la música que los cantantes más aclamados le dedican a Los Angeles de Victoria Secret's.
Su nombre es Joan Smalls, una modelo exitosa que reside en Brentwood, donde goza de una despampanante vida en la mansión Canyonback Road. Mantiene una lujosa vida costeada por el trabajo y contratos que le dejaba caminar en pasarelas con aquellas chicas igual de bellas que ella llamadas Ángeles, pero nadie podía con una mente tan trastornada como la suya. Era abominable, su estilo de andar era la superficialidad de la vanidad, sólo era una mujer de veintisiete años que buscaba más números en su cuenta sin importar lo que deba hacer.
« Y así, con la cantidad de números en mi cuenta bancaria,
es como me doy cuenta que he llegado al mundo para ser servida, y no para servir »—¿Te encuentras bien? —alzó la voz la rubia con una sonrisa mientras que su amiga llegó de golpe a la barra después de haber bailado un par de canciones seguidas. Ella asiente tomando de su copa.
Vestida con pantalones de cuero negro, con una pequeña blusa del mismo tono, y un gorro de ese color oscuro que andaba bien con sus tacos altos. Era preciosa, pero sus facciones invitaban nada más a la seguridad de un hombre apuesto y seductor, creído y fanfarrón. Era la sensación de aquel club nocturno, se alcoholizaba sin medida sintiendo el mundo a sus pies, a los hombres en sus manos. Era un vaivén lleno de sensacionalismo para aquellos, y una empedernida alcohólica para aquellas.
—¿Por qué te has ido, eh? —tomó su cintura y besó la mejilla de Joan con un grado de alcohol alto.
—¿Has conseguido compañía, Joan? —cuestionó la rubia mientras su pareja la acorralaba y le brindaba pequeños besos en su mejilla dulcemente.
—Se llama Anthony —contestó mirándole a él con una sonrisa a medias y una ceja arqueada—, Anthony, ella es Behati.
—Un gusto —contestó la otra muchacha tomando la brindada por Anthony, él le devolvió el gesto.
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Tell The Angels No -MJ Fanfiction [#SmileAwards][Unwarrior2018]
FanfictieSegunda temporada de Vida Indecente Muchas personas creen saber que todo aquellos ángeles que tienen tal término, vienen aquí para hacer el bien. Ayudarte en lo que necesites e iluminar tu camino que puede encontrarse vagando en la temible oscuridad...