Capítulo 57

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¿Qué significaba aquello?

"Ellos vendrán por ti"

Me levanté con el poco aliento que aún conservaba, caminé tambaleandome hasta el carro y saqué mi bolso, tomé mi celular y llamé a quien tenía en mente.

Oficina Heartfilia, ¿qué desea?— oí la voz de la secretaria.

—Hola, quiero hablar con Jude Heartfilia, por favor.

¿De parte de quién?

—Lucy Heartfilai, su hija.

Me senté en el asfalto, oí las sineras a lo lejos, de seguro alguien habia avisado acerca del accidente.

¿Lucy? ¿Qué sucede?

Pasé la mano por mi cabello, aliviada de que hubiese contestado.

—Papá, ¿mamá está contigo?

Hubo un mintuo de silencio.

Sí, aquí está, sucede...

Colgué.

Me levanté con las pocas fuerzas que tuve, comencé a caminar antes de que llegasen los bomberos y la policia, me coloqué el bolso y me alejé.

A medida que avanzaba me sentía más impotente, cerré mis puños y corrí.

Corrí y corrí, corrí en medio de los autos que sonaban sus claxones al verme correr en direccion contraria aquellos.

Llegué a la agencia, el vigilante principal me reconoció al instante y no me detuvo, el segundo y tercero fueron los mismos, al pasar por el detector de armas son'la alarma, tiré la metralleta alñ suelo, igual no tenia armas y corrí, seguí de largo, todos volteaban a verme al pasar, subí corriendo las escaleras hasta mi despacho.

—¡Lucy, necesito que...!

Le tiré los papeles encima.

Oí muchos uuuuuh.

Cerré la puerta de un portazo. No me importó nada.

Caminé en silencio hasta la computadora principal, encendí la oficina de un control remoto y 15 pantallas planas aparecieron ante mí, me senté con un pequeño teclado y comencé al rastreo.

—Esto no puede ser posible...— susurré media hora después.

Él número se encontraba registrado un millón cuatrocientas veces, en toda América.

—Debe estar bromeando, voy a probar...

Dos millones seiscientos.

Él estaba monitoreandome.

Sabía que lo estaba rastreando.

Estaba hackeando mi sistema.

—¡IMBECIL!

tiré el teclado y las teclas volaron por el suelo.

—¡Hijo de...!

Pateé una pantalla plana, dejandole un agujero a la pitad.

—Ojalá te...

Lancé todo fuera del escritorio.

Tomé una pantalla y la eché hacia el suelo.

Y me di en los pies.

—¡Por el enorme pene de Natsuuu!

Y la puerta se abrió.

—No es lo que parece— dije de inmediato.

Gildarts observó el alrededor.

—Bueno, si es lo que pareces.

¡YO! ¿CASADA?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora