Capítulo 58

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Dos semanas habían pasado desde aquel incidente, mis raspones ya eran inexistentes y mi rutina de la universidad se habia vuelto normal.

Lucy Dragneel volvía a ser un coco de las mateáticas.

Estabamos en clases, Estaba sentada junto a Levy en una de las mesas en medio del auditorio, detrás de nosotras estaban Erza y Juvia, la segunda dormía y Erza mascaba chicle mientras le acariciaba el cabello.

Erza jamás era amorosa.

Y fue cuando se sacó el chicle y se lo pegó en el cabello a mi supuesta rival de amores, que todo volvió a cobrar sentido.

—Oye, este fin Gajeel quiere hacer una fiesta en su casa— me dijo Levy.

—No quiero, vamos a hacer una fiesta— afirmó Gajeel, que estaba sentado junto a Jerall delante de nosotras—. Coneja, estás invitada, Giji.

—Oh, pues...

Mi teléfono sonó.

Me habia comprado uno nuevo, el anterior habia muerto luego de llamar a mi padre después de la persecución.

"Urgente, valiosa información" Makarov Dreyar.

Releí el mensaje, subí mi mirada y Levy me observaba extrañada.

—Debo irme, nos vemos más tarde— me apresuré a recoger mis cosas.

Macao me observó sin decir nada y salí del salón.

Las ventajas de haber destruido el auto, es que ahora ambos teniamos un auto propio, llegué a la agencia como si mi nueva ford runner tuviese un cohete en los neumáticos.

y mi oficina ahora era tres veces más grande que la anterior.

Esa es mi suerte en la vida.

Llegué a mi oficina, ahora en un piso 30 y a penas la abrí, Makarov, Laxus y Gildarts ya se encontraban ahí.

—Lo encontramos— se apresuró a decir el presidente de Fairy Tail.

Tomé el papel con manos temblorosas.

—Abran el bunker, necesito buenas armas.

Laxus sonrió y me pidió que lo siguiera.

Me sentí en una película de estadounidenses en la guerra contra Siria.

Llegamos a un bunker en el sotano, la tecnología más avanzada del mundo estaba frente a mis ojos.

Tome granadas, navajas, pistolas, balas, traje antibalas, botas militares, me sentí más ruda que en los ultimos años.

Salí y en el estacionamiento me esperaban con una hermosa cuatro por cuatro, negra y blindada.

—Buena suerte, agente Heartfilia— Gildarts puso su mano en su frente, en señal de respeto.

—Recen por mi— sonreí, subiendome al asiento del piloto.

—Le diré a tu esposo que te fuiste de fiesta— sonrió Laxus—. Créeme, no le he dicho a nadie, el secreto sigue guardado.

Cerró la puerta y le dio un par de palmadas.

Bajé el vidrio y Makarov tomó mi mano.

—Cuidate.

—Estaré bien.

—Ya sabes qué hacer si necesitas ayuda.

—Estaré muy bien, créeme, siento que no he sido tan feliz en mi vida— le sonreí—.  Volveré con vida.

¡YO! ¿CASADA?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora