Estados Unidos, New York, 7:30 am, lunes.
Un mes después.
—A ver, ¿me seguirás ignorando, Dragneel?— bajé detrás de él en la limusina.
Él siguió de largo, entró a la mansión con demasiada normalidad, excepto por sus dos brazos enyesados.
—¡Natsu! ¡Ayudame con...!
—¡No tengo brazos, Señora Dragneel Heartfilia!— y de una patada cerró la puerta.
Le quité a regañadientes las maletas a Capricornio, las tomé todas y comencé a arrastrarlas hasta la casa, Natsu bebía de una copa con sorbete, viendo un partido de futbol en la televisión.
Tiré sus maletas al suelo con toda mi furia. Él siquiera giró, subí hasta mi habitación. Me detuve en el umbral.
—¡Yo te dije que te quedarás afuera! ¡Fuiste tú quien decidiste entrar a la casa blanca con una bazuca!— exclamé con todas mis fuerzas.
—¡Cállate!
—¡Nadie me manda a callar!
Y cerré mi puerta de un golpe.
Un mes.
Un estúpido mes y seguía sin hablarme por lo de sus heridas.
Pasé todo el día en mi habitación, gracias al cielo tiene comida en el mini refrigerador. Terminé una serie, mis ojos estaban irritados. Habia pulido un par de navajas y guindado nuevas fotografias de agente.
A las 9 pm oí un toqueteo en la puerta.
Lo abrí de un tirón.
—Perdón— mencionó el pelirrosa con quien hacia dos meses me había casado.
Tenía un pastel de chocolate en una carretilla a su lado.
Parecía la mierda de Makarov dentro dela estatua de la casa blanca.
Sonreí...
—Natsu... No sé qué decir...— dije tomandolo con mis manos.
—¿Un gracias quizá?— se encogió de hombros.
—Un púdrete es mejor.
Y estrellé el pastel en su cara.
—Eso te pasa por imbecil— volví a pronunciar y cerré la puerta en sus narices.
Me tumbé en la cama, boquiarriba, en el televisor estaban pasando las noticiasd del día, en una de esas apareció mi imagen, en el aerodromo privado donde habia aterrizado nuestro Jet.
—Oh, Dios, dime ¿por qué soy así?
Bufé y me levanté.
La bipolaridad del matrimonio comenzaba a emanar en mi ser.
°°°
Pov Natsu.
No sé por qué demonios me casé.
¿Por qué no me fugué?
Sabía de todos modos que algún día ella provocaría que sangrase.
¡Me usó de escudo y pretendía que la perdonara!
La perdoné
Y me partió la nariz.
—Ya, no puedo con esta mujer, voy a irme de la casa, esperaré el divorcio— comencé a decirle a mi yo del espejo.
Tiré el trozo de papel a la papelera, limpié como pude la sangre acumulada junto al chocolate en mi nariz.
Un mes, un maldito mes en un mismo hotel, sin poder mover los brazos, teniendo que pedirle a alguien que me diera de comer, ¡contraté a un enfermero que me ayudara a bañarme y limpiarme cuando voy al baño!
ESTÁS LEYENDO
¡YO! ¿CASADA?
Fiksi PenggemarElla. Una detective de Fairy Tail y ex agente del FBI. Él. Un tipico estudiante universitario. Pero existe un problema. ¿Ellos se van a casar? °°° Fecha de inicio: 12 de abril del 2015 jijij