Según me había comentado mi padre, debido a la fuga de Sirius Black, primo de mi madre, de Azkaban, habría dementores patrullando alrededor del castillo y sus afueras. Eso no me hacía ni pizca de gracia, no quería descubrir cuál era el sentimiento al pasar al lado de ellos.
Me encontré con Copeland en el andén y con los gemelos una vez dentro del tren. Estuvimos un rato hablando, pero después de comer no pude evitar quedarme dormida, al parecer Nikolaj me había pegado su costumbre de la siesta.
En sueño volví a ver a aquella cierva que al principio salía cada noche en mis sueños, pero con el paso del tiempo solo salía cada “x” veces, y cada vez en espacios más prolongados.
Por mucho que pensara no lograba encontrar una razón por la cual esta apareciera periódicamente entre mis periodos de soñolencia.
Un movimiento brusco se despertó, el tren se había detenido. Un frío polar me caló hasta los huesos y comencé a tener pensamientos depresivos, unos que hace bastante tiempo que no tenía.
Por las ventanillas que daban al pasillo atravesó una sombra flotante y mi corazón dio un vuelco en mi pecho. Entonces lo supe, eran dementores.
Al poco apareció mi hermano por la puerta y cerrando esta detrás de sí con una excusa muy barata que nadie creyó, era claro que estaba muerto de miedo. Cuando se fueron él salió despidiéndose de mí y de Copeland, ignorando a los gemelos todo el rato.
Ellos siguieron hacia delante y formaron un gran jaleo dos vagones más adelante. Al rato nos enteramos de lo que ocurrió: Harry Potter se había desmayado al haber visto directamente a un dementor. Poco después llegamos al castillo.
Nos montamos en los carruajes y al llegar al comedor nos dirigimos a nuestras respectivas mesas y nos sentamos en nuestros respectivos sitios. Una vez acomodada en el sitio, al lado de James y Copeland, me permití mirar hacia la mesa de los profesores.
Allí estaba Snape y al otro lado de la mesa se encontraba un joven de pelo marrón claro y con cicatrices en la cara. Por la apariencia diría que es de edad parecida al profesor de pociones.
Tras la ceremonia del sombrero seleccionador, Albus dio su común discurso, donde presentó a aquel hombre como el nuevo profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras. Él se levantó al escuchar su nombre y la sala se llenó de aplausos, aunque me pareció que Severus no estaba muy contento con todo aquello, su cara no auguraba nada bueno, parecía como si lo odiara.
Pero mi atención se desvió de ellos cuando el director proclamó al guardabosque como nuevo profesor de Cuidado de Criaturas Mágicas. Luego, empezó el banquete.
En vez de seguir al grupo que se dirigía hacia la entrada de la sala común, me desvié por uno de los pasillos. Solo Copeland pareció darse cuenta.
Llegué a un pasillo solitario y, al pensar en las palabras de Julio César sobre su victoria en la Batalla de Zela, la pared se abrió, dejando ver un salón.
Cogí un libro de una de las estanterías y me senté a leer mientras esperaba al dueño del ejemplar.
Después de cuatro largos capítulos al fin hizo acto de presencia determinado pelinegro. Se acercó a mí, quitó el libro de mis manos bruscamente y me dio un casto beso.
- ¿Qué haces aquí?
- ¿No puedo venir a verte?
- No el primer día sin motivo alguno, ¿qué quieres?
- Tengo curiosidad, ¿de que conoces al nuevo profesor de Defensa? – su semblante se endureció.
- No te incumbe.
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Dark Shadow ~Severus Snape
FanfictionQuién me diría que esa persona que un día conocí como un desconocido podría despertar en mí tanto interés. No sé en qué momento pasó, ni cómo fue que empecé a sentir aquello. Su nombre resuena siempre como un susurro dentro de mi cabeza... Severus S...