Capítulo 105 - Nochebuena

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Hacía frío, mucho frío aquella mañana

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Hacía frío, mucho frío aquella mañana. 

Al abrir los ojos me descubrí sola en aquella cama con sabanas gruesas y nórdicos de plumas de Occamy. Me giré sobre mí misma, la ventana acumulaba unos centímetros de nieve. Desde esa posición también podía ver ropa sobre la cómoda de Severus. No debía andar muy lejos. 

Aun con dificultad, puede desperezarme sin salir de debajo de las sábanas. Posteriormente, me froté los ojos, intentando despertar del todo. 

Cuando conseguí armarme de valor me incorporé y me puse la bata corriendo. Abrazada a mí misma me encaminé al cuarto de baño, donde al abrir la puerta me recibió una agradable temperatura. 

Severus se encontraba dentro de la espaciosa bañera. Parecía relajado, tenía los ojos cerrados y el semblante sereno. Era totalmente desconocedor de mi presencia allí. 

- ¿Te importa si me uno? – dije en voz baja, pero perfectamente audible en aquel silencio. 

Él abrió un solo ojo unos segundos. 

- Adelante – contestó con aspereza en su voz, seguramente sería la primera vez que hablaba desde que había despertado. 

Me di la vuelta y dejé mi bata sobre la fría encimera del lavabo. Posteriormente me quité la poca ropa que llevaba debajo, dejándola tirada por el suelo. 

Cuando me volví hacia la bañera, el pelinegro estaba girado hacia mí, con ambos brazos cruzados sobre el borde. Su semblante era igual de serio que siempre, pero sus ojos tenían aquel brillo especial que sólo veía cuando estábamos a solas. 

Le dediqué una sonrisa sincera. Él respondió el gesto devolviéndome una tímida. Posteriormente, se volvió a recostar sobre la porcelana, a expensas de que me colocara sobre él. 

Entré a la tina con agua cálida, sin llegar a quemar, y agradable. Con cuidado me senté y coloqué mi espalda sobre el pecho de Severus. Este colocó sus brazos alrededor de mis hombros y apoyó su mejilla a un lado de mi cabeza. 

Cogí una de sus manos entre las mías y la dirigí a mis labios, depositando un beso en el envés de su mano. 

- Buenos días – me acomodé más aún, deslizando mi cuerpo un poco hacia abajo y colocando mi cabeza sobre su hombro derecho. 

- No espero que sean especialmente buenos – farfulló.  

- Amargado – enlacé mis dedos con los suyos y desenredé sus brazos. 

- Aja – se limitó a contestar. 

El grato y silencioso baño fue acompañado de un ligero desayuno. Aquel día ambos estábamos solos en la vivienda, por desgracia poco pudimos aprovechar de la compañía del otro. 

- ¿Ya te vas? – Severus preguntó a la par que entraba por la puerta de nuestro dormitorio. 

- Debería – las puertas del armario estaban abiertas de par en par y yo parada frente a él, pensativa. 

Dark Shadow ~Severus SnapeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora