Se veía que el chivato de mi hermano había avisado a mi madre de que veníamos unos pasos detrás, pues nada más abrir la puerta principal nos topamos con una radiante Narcisa Malfoy, aún más sonriente que el Gato de , si es que aquello era posible.
- Oh, cariño, que bien te sienta ese color – la rubia se abalanzó a abrazarme –. Parece que tu padre hoy va en son de paz – susurró simulando un beso en la mejilla –. Absolutamente fabulosa – se separó con alegría –. Y tú – se acercó a mi marido para saludarlo con un beso en la mejilla – hazme el favor de comportarte esta noche – lo señaló con el dedo.
- ¿Cuándo no me comporto yo? – Severus frunció el ceño. Perfecto, con lo calmado que había estado nada más entrar y ya lo había cabreado.
- No le eches cuenta – agarré su mano y la apreté ligeramente para darle ánimo.
La anfitriona abrió el camino hasta el pasillo, mientras la seguíamos al paso más rápido que Severus podía.
- ¿Cómo está mi niña?
- Pateándome el estómago – cerré los ojos intentando no recordar el ardor que sentía antes de tomar una poción antiácido.
- Cariño, estás de treinta y dos semanas, es totalmente normal.
- Lo que no es normal es que tú lleves las cuentas más exactas que yo y eso que ya me quiero deshacer de esto.
- No dirás lo mismo dentro de seis semanas cuando te tengas que despertar a cada dos horas. ¿Y tu ya has superado la fase de aceptación? – se volteó levemente para mirar al pelinegro.
- Dejémoslo en la de asimilación – comentó con cara de pocos amigos.
- Ya se te pasará – la rubia abrió a golpe de varita la puerta del salón, que rara vez permanecía cerrada.
La habitación, usualmente sombría, brillaba como nunca bajo la luz de decenas de velas flotantes, y la mesa del comedor había sido trasladada, y levemente encogida, al centro de la cálida estancia.
- Vaya... - se escapó de mis labios mientras miraba embobada el lugar.
- Sabía que te gustaría – una sonrisa de satisfacción adornó los labios de la Señora Malfoy.
El mármol de las paredes lucía más blanco que nunca y unas preciosas flores de pascua adornaban la estancia.
Solté la mano de Severus y lo agarré del brazo.
- Me gusta mucho veros admirar la decoración, pero me gustaría sentarme – comentó Severus con pesadez.
Narcisa Malfoy asintió y atravesó el medio portón abierto en dirección a la mesa.
Apreté mi agarre y lo miré, solo cuando me hubo asentido levemente entramos en el majestuoso salón.
- Ya era hora – masculló algo irritado el patriarca.
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Dark Shadow ~Severus Snape
Fiksi PenggemarQuién me diría que esa persona que un día conocí como un desconocido podría despertar en mí tanto interés. No sé en qué momento pasó, ni cómo fue que empecé a sentir aquello. Su nombre resuena siempre como un susurro dentro de mi cabeza... Severus S...