Quién me diría que esa persona que un día conocí como un desconocido podría despertar en mí tanto interés.
No sé en qué momento pasó, ni cómo fue que empecé a sentir aquello.
Su nombre resuena siempre como un susurro dentro de mi cabeza... Severus S...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
- Basura de clase... - Fred salió del aula de pociones quejándose, algo habitual en él - De verdad, qué asco de tío. No sé cómo puede existir alguien que lo soporte.
- No creo que alguien se atreva a tocarlo con un palo siquiera - continuó despotricando al profesor -. Además, ¿qué edad tendrá? ¿45? ¿50?
- Treinta y cinco - dije sin pensarlo demasiado.
El hermano/novio de mis mejores amigos se me quedó mirando fijamente.
- ¡¿Solo?! ¡Pero si papá le saca diez años!
- Tiene la edad del tío Craig. ¡Podría haber sido nuestro tío Craig! - se escandalizó su gemelo de momento.
Ambos se tiraron al suelo y comenzaron a rodar de un lado a otro gritando. Justo en frente de la puerta del aula del pelinegro.
El profesor salió del despacho con su típica cara de pocos amigos.
- Estúpidos niñatos - pensó en voz alta el profesor al verlos hacer el tarugo.
- Profesor - dijo Fred desde el suelo -, ardo en deseos de no tener que ver su estúpida cara nunca más.
- El anhelo es mutuo. Por desgracia, dudo que eso sea siquiera una opción - en un momento dirigió la mirada hacia mí.
Fred se incorporó con ganas de confrontarlo. George secundó a su hermano.
En un intento de calmarlo, toqué el hombro de mi mejor amigo.
- Fred, por favor, no montes una escenita - apreté un poco el agarre de mi mano sobre su hombro.
El chico volvió su cabeza hacia mí y luego se agachó para recoger su mochila.
Estábamos a punto de marcharnos cuando Severus se volvió antes de perderse entre los pasillos de las mazmorras.
- Malfoy, ¿podrías acompañarme?
Dirigí una mirada de disculpa a mis compañeros, quien solo me vieron marchar hacia aquel hombre intimidante.
- ¿Por qué tienes que ser tan desagradable? - le recriminé nada más entrar al despacho.
- ¿Y cómo quieres que responda? ¿Con una sonrisa?
- Existe la indiferencia, pero no, el señorito tiene que dejarse llevar por la ira cada vez que cualquier persona le dirige la mirada - surgió una sonrisa en el rostro de Severus.
- Cualquiera que te escuchara decirme "señorito" pensaría que has perdido la cabeza.
- Ciertamente. Pero hay cosas mucho peores.
- ¿Cómo? - preguntó interesado.
- Como que se enteren de que me gusta comerte la p...
- ¡LYRA! - recriminó enfadado el pelinegro - Aquí no.
