Dark Shadow ~Severus Snape

Dearest friend

- Este fin de semana lo pasarás conmigo, ¿verdad? – preguntó Copeland Quinn a mi lado.

- ¿Cómo iba a rechazar tu oferta de ir a dormir a tu casa después de que estuvieras presionándome una semana entera?

- Tampoco es como si te lo hubiera dicho con una varita apuntándote en la sien.

- No, pero te faltó poco.

- Que exagerada eres a veces.

- Además, ¿no deberías quedar con tu amado en vez de conmigo?

- No digas eso, las amigas están antes que los chicos.

- No parecía lo mismo hace unos meses.

- Mañana saldré con él por Londres - dijo en voz baja para que no la escuchara.

- Si yo había que había algo por ahí – la miré de forma pícara.

- Bueno, ya me contarás como te ha ido en Navidad, ya estamos llegando.

El expreso paró segundos después y ella me arrastró cogiéndome de la muñeca hasta el andén donde nos despedimos.

- Hasta dentro de poco tonta – le di un abrazo y un beso en la mejilla.

Al llegar a casa, Draco cambió completamente de actitud, pasó de ser un niñatillo egocéntrico y caprichoso para ser el dulce niñito de mamá. Incluso me pidió que pasara la tarde con él en el bosque, a lo que acepté gustosamente.

Dos días después, por la noche, comenzó la típica fiesta que realizaba mi padre cada año en casa. Me odiaba tener que arreglarme tanto y ponerme un vestido, pero solía pasarlo bien luego.

Estaba buscando a James cuando me topé con un chico que me sonaba bastante, él solo me cogió la mano, la besó y se fue. Me tenía bastante intrigada, no era la primera vez que lo veía de eso estaba segura.

Llegué hasta donde estaba mi amigo y pasé un rato con el charlando, luego fui a por una chaqueta de lana y salí a dar una vuelta.

Sin darme cuenta acabé sentada a la hora del lago, justo en el mismo sitio donde estuve el año pasado con Severus.

Severus… Su nombre resonaba en mi cabeza. Escondí la cabeza entre mis piernas dobladas y mi pecho. Tenía la esperanza de verle, aunque una parte de mí sabía que no vendría, supongo que a esta noche se referían en la conversación con Dumbledore.

Cuando volví a la casa se acaban de ir los últimos invitados.

- ¿Dónde estabas? – preguntó mi padre enfadado.

- Necesitaba tomar algo de aire y estar sola, me estaba agobiando demasiado aquí dentro.

- Podría haber cogido un buen resfriado – dijo mi madre.

- Creo que todavía es pronto para decir eso – me rasqué bajo la nariz.

- Bueno, vete ya a dormir, Draco cayó derrotado hace como media hora. Ya hablaremos mañana con más calma.

- Está bien, buenas noches a ambos.

- Buenas noches – me abrazó mi padre – y feliz navidad.

Subí a mi habitación y me quité la ropa para irme a dormir. Me quedé solo con la camiseta interior.

No paraba de dar vueltas en la cama. ¿Algún día acabaría esta preocupación por él o terminaría por aceptar el camino de la ataraxia?

Poco a poco fui cayendo en un sueño donde volvió a aparecer esa sombra negra, esa figura de una cierva corriendo hacia mí y girando a mi alrededor. Cuando se acercaba me sentía bien, una calma me inundaba y surgía en mí un sentimiento familiar que había tenido, pero no lograba identificar. Todo aquello parecía un déjà vu, si no fuera porque cuando me decidía a acariciar la figura me desperté.