Capítulo 135 - Juicio peliagudo

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Estable

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Estable. Esa era la situación oficial de Severus en aquellos momentos.

La operación había salido mejor de lo pensado. El cuerpo de Severus pareció responder bien a alimentos semi sólidos y papillas que le administraban por una gastrostomía, introducían comida a través de un tubo conectado a su estómago.

Tenía buen color, pero era preocupante que no hubiera signos de conciencia. Habían pasado bastantes semanas desde la, ya mundialmente conocida, Batalla de Hogwarts y si el coma se alargaba había muchas probabilidades de quedar en estado vegetativo permanente o sufrir una muerte cerebral.

Todas las pruebas eran favorables, todos los marcadores eran correctos, el cerebro estaba en perfecto estado y funcionalidad... Pero él seguía ahí.

Acaricié su mejilla a modo de despedida. El calor de su cuerpo se sentía agradable bajo el tacto.

En un arrebato me agaché y besé su frente, olía muy diferente a de costumbre. Hice tripas corazón y me giré hacia la puerta.

Al salir de la habitación me encontré a un auror rondando por el pasillo aledaño. Quizás no sabían que tenían que proteger, pero si tenían delimitadas las zonas a vigilar.

Los juicios habían empezado y tal y como pasó con el famoso "Vidas y mentiras de Albus Dumbledore" con Severus aparecieron miles de artículos sin argumentación sólidas. El más famoso sin lugar a duda fue la biografía sensacionalista, y sumamente ficticia, "Snape, ¿canalla o santo?", en respuesta a las primeras declaraciones de El Elegido sobre su figura respecto al juicio.

Estaba utilizando un pequeño apartamento en Lincoln's Inn Fields conectado a la Red Flu, ya que no podía aparecerme. El edificio entero pertenecía al grupo empresarial Malfoy, por lo que al menos no tenía que preocuparme por la mensualidad.

El edificio estaba cerca de San Mungo y del Ministerio, lo que a su vez me ahorraba gran parte de los problemas. Solía pasar allí la mitad de la semana y la otra en la Mansión Malfoy.

En todo que entré me quité la ropa, apestaba a hospital. Atravesé descalza desde el recibidor hasta el cuarto de baño, abrí la llave del agua del plato de ducha y metí un pie en la placa.

La helada porcelana del suelo no tardó en templarse con la temperatura del agua. Tanteé la llave hasta obtener la calidez deseada y entré en la ducha.

El chorro de la alcachofa me aplastó el pelo, quedando en menor volumen del que por sí ya tenía. Agaché la cabeza y dejé que la corriente de agua hiciera sola su trabajo.

Cuando sentí el pelo lo suficientemente húmedo cerré el agua, las gotas que caían de las puntas me hacían cosquillas en los hombros. Nunca me acostumbraría al pelo corto.

Tras un enjabonado y abundante aclarado, escurrí con las manos el exceso de agua del cabello y salí inmediatamente de la ducha. Con un leve movimiento de mano salieron dos toallas del pequeño armario del cuarto de baño, una fue directa a mis manos y la otra, bastante más pequeña, envolvió mi corto pelo cual turbante.

Dark Shadow ~Severus SnapeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora