Broken Walls

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Al día siguiente me llevé una grandísima sorpresa cuando después de acabar las clases, cuando me iba a ir con Severus, Katherine Burke me preguntó si podíamos hablar.

-¿Y bien...? – intenté romper la tensión.

-Yo... lo siento, estaba muy celosa y por eso dije todo aquello. Creía que James me había dejado para estar contigo, pero ahora sé que no. Perdóname.

-Disculpas aceptadas.

-¿En serio? ¿Tan fácil?

-Digamos que no soy rencorosa, y ahora, si me disculpas, me tengo que ir – le hice un gesto con la mano y me fui.

La clase con Snape fue parecida a las anteriores. Cada vez iba mejorando, aunque más lento que el ritmo que tenía antes.

A finales de mes intenté hablar con él. Estaba empezando a notar que nos íbamos distanciando un poco.

Esperé a que él diera por terminado la sesión de duelo para poder hablar con él.

-Creo que por hoy ya es suficiente.

-Severus, ¿podemos hablar?

-Ahora no, estoy ocupado, tengo muchas cosas por hacer y el tiempo apremia. Si quieres algo supongo que tendrá que esperar al sábado o el domingo. Ahora por favor, te pediría que me dejaras.

-Snape - no solía llamarlo así cuando estábamos solos -, serán solo cinco minutos.

-Adiós señorita Malfoy – dijo enfadado.

-Ya veo lo que te importa la salud de tu relación.

Enfadada salí cerrando la puerta con fuerza detrás de mí. Ese idiota últimamente no hacía más que darme quebraderos de cabeza.

Unas horas después, cuando me desperté, encontré un pergamino replegado sobre sí mismo y encima de la mesa. De mala gana lo cogí y abrí.

<< Siento haber sido un idiota, esta tarde hablaremos de lo que sea que quieras decirme. Ven a verme antes de la cena y "Alea iacta est". SS >>

Ya estaba acostumbrada a sus cartas poco expresivas y a sus palabras sin dulzura. Severus Snape era un hombre de detalles más que de palabras.

Aunque no podía negar que me intrigaba aquello de "Alea iacta est", que traducido del latín es la famosísima frase de Julio Cesar: la suerte está echada.

McGonagall nos puso ese día una redacción de 60 cm de pergamino sobre los metamorfomagos y sus distintivos respecto al resto de mago, Sprout una investigación sobre las defensas ante las tentáculas venenosas, Flitwick practicas sobre el encantamiento repulsor y el profesor/fantasma Bins... bueno, él solo se limita a soltar su discurso.

Cuando pensaba que la clase de historia no podía ser más aburrida sonó el reloj de la torre de astronomía y salí corriendo de ahí.

Asegurándome de que nadie me viera entré en el despacho del profesor de pociones, cuya puerta estaba abierta, pero este no estaba ahí. Intenté recordar la carta para ver si decía algo más, pero lo único relevante es que me deseaba suerte. ¿Cómo era concretamente la frase?

-Alea iacta... est – susurré para mí.

En ese momento apareció la puerta que daba a sus aposentos, así que recorrí la distancia necesaria para llegar a él y lo encontré de pie y con los brazos cruzados bajo su pecho. Se veía tan intimidante.

-Lyra – su voz sonaba fría, pero en un impulso me dio un casto beso –. Creo que será mejor que nos sentemos – asentí.

- ¿Por qué? – pregunté una vez sentada – ¿De verdad te tomas esto en serio?

Dark Shadow ~Severus SnapeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora