Quién me diría que esa persona que un día conocí como un desconocido podría despertar en mí tanto interés.
No sé en qué momento pasó, ni cómo fue que empecé a sentir aquello.
Su nombre resuena siempre como un susurro dentro de mi cabeza... Severus S...
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Me desperté la mañana de Navidad entre los brazos de mi amado.
- Buenos días - saludó Severus en mi oído.
- Buenos días, mi amor - rodé hasta subirme sobre él y comencé a comerme sus labios.
- Alguien ha despertado con energía - metió una mano bajo la camiseta y me acarició la espalda.
- Bueno, más o menos.
Sacó su mano de mi espalda y cogió mi brazo, donde estaba la Marca Tenebrosa rosada.
- No te mereces esto - me dijo mirándome.
- Bueno, la vida tampoco es que haya sido justa contigo.
- Dejemos eso. ¿Quieres ya tu regalo?
- ¿Regalo? - pregunté confundida y aún dormida - ¡Es Navidad! - me levanté incorporé sobre él y me senté en su estómago.
- Te noto emocionada.
Me eché sobre él y cogí un paquete de la mesita de noche de mi lado. Él me miró con su típica expresión inquisidora levantando una ceja.
Se incorporó, quedando yo sentada sobre su entrepierna y agarrándome para que no me fuera hacia atrás. Sacó un paquete algo más grande que el mio.
- Tú primero - le dije.
Él se echó hacia detrás y abrió el paquete. Una sonrisa asomó en sus labios. Cogió la cartera negra y la abrió.
- Verde... Muy Slytherin.
- Mira dentro de la cremallera.
- Un hechizo expansor, ¿cómo has aprendido a hacerlo?
- Tengo mucho tiempo libre.
Sacó tres cadenas terminadas en pinzas. De cada una colgaba una ampolla de vidrio sin cerrar.
- ¿Dónde has conseguido esto? - preguntó sorprendido.
- Me tuve que recorrer todo el Callejón Nockturn para poder encontrar algo original, pero la idea de un pocionista con un par de pociones guardadas en un bolsillo interno de su camisa me pareció muy acertado.
- Ciertamente, es el mejor regalo que me han hecho nunca - se pegó a mí y me besó - Gracias. Y... Me va a venir muy bien, solo he tenido una cartera y legada de mi asqueroso padre, ya te imaginarás la pena que me va a dar deshacerme de ella. Abre el mío ahora.
Desgarré la tela del paquete y encontré un objeto mágico compacto. Se veía de bastante buena calidad.
- Una cámara - dije sorprendida -. Siempre me ganas - le di un pequeño golpe en su estómago.
- Pero... Hay una condición - agarró mi mano -, las fotos de nosotros las guardaré yo.
