Capítulo 30

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Narradora Sofía.

Al escuchar el nombre que dice Stephen siete cosas me entran por el cuerpo y me levanto de la cama.

-Stephen...-empiezo a decir pero este me interrumpe.

-Lo recordé, es Fernanda por favor mamá llámala.-dice y en ese momento la puerta se abre dejando ver a está con una sonrisa.

-Aquí estoy Stephen.-dice Fernanda y va hacia él pero yo la paro.

-Vamos fuera. Ahora.-digo y está con una sonrisa arrogante asiente.

-Ahora vengo amor.-dice y yo aprieto la mandíbula.

Salimos y cuando la tengo justo en frente de mi, mi mano impacta en su cara haciendo que la gire.

-¿Cómo te atreves a mentirle a mi hijo? Tú perfectamente sabes que a ti no te ama. Y también sabes que se iba a casar con Emma.-digo y está me mira seria.

-¿Quieres que le diga a Stephen quien fue el que me pagó para que abortara?.-pregunta y me pongo pálida.

-Sabes que mi marido no te dio ese dinero para que abortaras. Te lo dio porque le dijiste que te hacía falta para resolver un problema.-esta se ríe y me mira.

-Sabes tengo ahora mismo a tu hijo aquí.-dice señalando la palma de su mano.-Sabes que puedo hacer lo que quiera con él, si Emma lo hacía y ahora se cree que soy ella, yo también puedo hacerlo.-vuelvo a levantar mi mano para pegarle pero esta me la para.-No juegues con fuego querida suegra o si no te quemaras.-Se gira y entra en la habitación dejándome helada.






Narradora Emma.

Termino de trabajar y por fin después de los dos días decido ir al hospital. He decidido empezar diciéndole que soy una amiga hasta que recupere la memoria o si no, volver a conquistarle. No quiero perderlo.

Llego al hospital y miro en la sala de espera. Al no ver a nadie decido ir a la habitación de Stephen. Pego pero nadie contesta así que decido entrar, pero al abrir la puerta la imagen que veo hace que mis ojos se llenen de lagrimas. Estos me mira y Stephen se sorprende al verme así.

-¿Estas bien?.-pregunta e intenta ponerse bien en la cama.

-Amor no te levantes, te puedes hacer daño.-dice Fernanda y la rabia se apodera de mi.

-Princesa, está llorando puede que le pase algo.-dice y me vuelve a mirar. Al escuchar como la ha llamado siento como mi corazón se rompe y un dolor muy fuerte aparece en mi pecho.

Salgo de allí corriendo y al girar el pasillo me choco con un médico y le tiro la carpeta que llevaba en las manos. Este me mira preocupado y recoge la carpeta del suelo.

-Lo siento.-digo y este me sonríe. Pero de repente mi cuerpo empieza a pesar y lo veo todo negro.

Tenías que ser tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora