Capítulo 2.

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Narradora Emma.

Me coloco la falda bien y suspiro. Entro al bar que es ya la cuarta entrevista y me encuentro con un señor de unos cuarenta años. Este me mira con una sonrisa que no me hace ni una pisca de gracias y me pongo sería. Todo sea por mamá.

-Buenos días. He estado hablando con usted por teléfono para el trabajo.-este me mira de arriba abajo y yo toso haciendo que me mira a la cara.

-Si preciosa.-dice y me entran una ganas horribles de vomitar.

-Este es mi currículum.-se lo doy y este lo mira por encima. Se acerca a mi y se pone detrás mia. Se acerca a mi nuca y siento su respiración.-Eres preciosa.-dice y mi vellos se ponen de punta al sentir su aliento.-Si quieres el trabajo, tienes que convencerme.-dice y me da un beso en el cuello. Me giro y le doy un guantazo haciendo que gire su cara.

-Asqueroso.-cojo mi currículum y salgo de allí.

Empiezo andar y sin poder evitarlos mis ojos empiezan a llenarse de lágrimas. Veo una confitería y decido entrar. Me arrepiento al ver todo tan lujoso y al verme a mi. Este sitio no es para mi. De repente la mujer mayor del avión se para enfrente mía y me sonríe.

- Hola.-dice con una sonrisa. Me pongo un mechón  detrás de la oreja y sonrío.

- Hola señora.-digo y me doy cuenta que lleva un delantar al igual que todas las camareras pero con la diferencia de que el suyo es negro.

-¿Otra vez llorando?.-dice y yo asiento avergonzada.-Ven y sientate aquí.-dice y me lleva una de las mesas.

-No puedo, no creo que pueda permitirme tomar algo aquí.-digo y agacho la cabeza.

-Por eso no te preocupes.-dice con una sonrisa.-¿Por qué crees que llevo yo el delantar negro?.-me pregunta con una sonrisa y se va.

A los cinco minutos vuelve con un batido de fresa casero y una palmera de chocolate. La boca se me hace agua ya que llevo desde ayer sin comer y sonríe.

-Anda come que estas muy delgada.-dice y en ese momento recuerdo a mi madre. Siempre me dice que estoy demasiado delgada, pero me es imposible engordar y eso que como por siete personas.

Empiezo a comer y la señora se sienta a mi lado.

-Yo me llamo Mary ¿y tú?.-me pregunta.

- Me llamo Emma.-digo y le sonrío con la boca llena de palmera.

-Bueno Emma dime que te sucede para que estés llorando cada vez que te veo.-me pongo sería y pongo la palmera en el plato. La miro y está me sonríe con ternura.



-Lo siento mucho.-dice al terminar de contarle todo y siento un gran alivio en mi pecho. Necesitaba desahogarme.

-Necesito trabajo y a todos los lugares que he ido o no les gusto o tienen el personal completo o son unos salidos.-suspiro y Mary me agarra de las manos.

-Yo te daría trabajo aquí, pero estamos completos. Deja que haga una llamada y ahora te cuento.-dice, se levanta y se va.

De repente se escucha a un coche acelerando. Miro y veo un BMW en gris oscuro parado esperando el semáforo.  Todo el mundo mira y este al ponerse en verde acelera y desaparece. Me quedo mirando pero Mary llega y me sonrie.

-Tienes una entrevista mañana.-dice y me da un tarjeta.-Es una empresa muy importante. La que te va hacer la entrevista es la mujer de mi sobrino.-sonrío y la abrazo muy fuerte sorprendiendola.

-Gracias Mary.-digo y mis ojos se llenan de lágrimas.

-Acepto tus gracias si me prometes dejar de llorar.-asiento y me las seco.-De todo se sale y se que tú, tu hermana y sobre todo tu madre, saldreis de esta.-sonrio y la vuelvo abrazar.

Tenías que ser tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora