~ PETER ~
Estaba tirado en el suelo, había una almohada al lado mio y también una sabana. Lo lógico hubiese sido que yo este debajo de la sabana y la almohada en mi cabeza, pero no, ambas estaban al lado mio.
Me senté en el suelo y distinguí a pocos metros de mi una cabellera pelirroja despeinada.
—Daniel, despierta —lo llamé.
Él se quejó por un momento y luego se sentó en el suelo al igual que yo.
—¿Esta es tu casa? —pregunté.
—Eh... —miró hacia los lados y luego negó—. Parece habitación de hotel —respondió finalmente.
—¿Qué hicimos ayer? —dije preocupado.
Pequeños fragmentos aparecieron en mi mente pero estaban incompletos. Mis recuerdos llegaban hasta cierto punto y luego solo eran escenas: Daniel, bebidas, un cabello rubio, George.
—No sé, ni idea —admitió—. Pero me duele la cabeza.
A mi también, eso no me dejaba recordar nada. Mientras más lo intentaba el dolor era levemente peor.
—Igual —concordé—. Tomemos nuestras cosas y salgamos de aquí.
Yo estaba vestido, pero sin zapatos, mientras que Daniel solo tenia puesto un par de jeans.
—No tengo mi billetera —dijo alterado revisando sus bolsillos—. Mierda.
Yo verifique los mios y me di cuenta de que me encontraba en la misma situación.
—Nos pasó de nuevo —protesté.
Aun me recordaba a mi con Daniel en secundaria, en exactamente la misma situación, solo que esta vez no era la casa de su maleante amigo Tobby.
—¡Aaww! ¿Recuerdas los viejos tiempos? —sonrió—. Es tan lindo de tu parte —chilló.
Rodé los ojos.
—Busca un telefono o algo, vamos, apurate —pedí.
Busqué por toda la sala, luego debajo de la cama que había en una de las habitaciones y también en el balcon. No había rastro alguno de mis zapatillas, la camisa de Daniel o nuestras cosas.
Decidí darme por vencido en esa parte y esta vez busqué indicios de donde estabamos nosotros.
—Bueno, vamos, no estan nuestras cosas pero veamos si podemos llamar a alguien en un telefono publico, encontré un par de monedas —avisó Daniel.
Apenas huímos de ese hotel pude reconocer medianamente donde estabamos, al menos eso creo. Sabia que a pocas cuadras de aquí había una parada de autobuces, pero no sabia bien como se llamaba esta zona.
—Ahí hay un telefono —avisó Daniel.
Debiamos vernos como unos vagabundos. Yo sin zapatos, él sin camisa y descalzo, no culpaba a la gente que se nos quedaba viendo con cara de miedo o incluso curiosidad. Probablemente debian pensar que eramos vagabundos o nos habían robado.
—Camina, creo que recuerdo el número de Georgie —afirmé.
Fuimos al telefono publico, incertamos sus respectivas monedad y luego marqué el número de mi hermano con esperanzas para que respondiera.
—¡George! —grité—. Hermano, necesito tu ayuda.
—¿Ahora en qué lio te metiste? —prrguntó.
Por su tono de voz sabia claramente que no se encontraba muy feliz.
—No tengo mi telefono, mi billetera, ni siquiera las llaves del auto —protesté.
—Lo sé, me lo diste todo a mi cuando intenté llevarte a casa, pero tú querias quedarte con Daniel y sus amiguitas.
Mi rostro instantaneamente se puso sumamente rojo.
Pequeños fragmentos de lo que paso ayer llegaron a mi mente. Creo que había cometido un error y con eso desaté un enorme desastre.
—Estoy en el hotel "Monarca", el que está al lado del "Rey del colchón" —avisé—. ¿Puedes venir por mi?.
Mi hermano soltó un largo y frustrado suspiro.
—Ahora voy para allí —afirmó.
Mi hermano cortó y yo me quedé sosteniendo el telefono.
Lo había arruinado todo.
—¿Y Peter? —preguntó Daniel—. ¿Viene por nosotros o qué?.
Solté el telefono de manera brusca y caminé fuera de la cabina. Sabia que Daniel estaba detras mio, pero queria que se fuera, que dejara de seguirme y hablarme, no queria escucharlo, me negaba a tenerlo cerca ¡Él había arruinado todo lo que conseguí!.
—¡Peter! ¡¿Qué mierda te pasa?! —me gritó molesto.
—¡Fue tu culpa! ¡Tú me embriagaste, tú me hiciste engañarla! ¡¿Acaso crees que va a perdonarme por eso?! —cuestioné.
La boca de Daniel se abrió y luego se volvió a cerrar.
—Pensé que no lo recordabas —murmuró—. Tú querias pasar una buena noche, pudiste decir que no desde el principio, pero una parte de ti ansiaba arruinar todo lo que conseguiste y eso ya no es mi culpa.
Mi parte lógica y racional ya no existia, y era exactamente por eso que golpee a Daniel en la cara, claro, él no se quedó quieto y dejó que lo hiciera, sino que ambos terminamos en el suelo golpeandonos como dos adolescentes estúpidos, o eso fue hasta que algunas personas se los ingeniaron para separarnos.
—¡¿Qué mierda te ocurre?! ¡Estas demente, Peter! —se quejó mi antiguo amigo quitando la sangre de su labio.
A mi me dolian los nudillos, el labio y la frente. Daniel solia hacer boxeo y no sabia exactamente como me las ingenié para poder golpearlo, seguramente porque lo agarré desprevenido.
—¿Ya terminaron su pelea, niños? ¿Quieren subir al auto y actuar como personas civilizadas por una vez en sus vidas? —preguntó George parando el auto enfrente nuestro—. Los premios a los mas idiotas ya los ganaron, ahora suban a reclamarlos y listo.
Daniel y yo nos miramos entre si y luego subimos al auto. Yo me senté en el asiento del copiloto mientras que él simplemente en el asiento trasero.
—Vamos a sanar esas heridas —mi hermano bufó—. No puedo creer que hayan actuado así, son unos imbeciles.Ibamos a quejarnos, pero él nos detuvo.
—Los dos perdieron el derecho de hablar luego de esa escena —George prendió la radio y sonrió—. Ahora yo soy el que manda aquí ¿Okay? Durante el camino al hospital les iré relatando sus travesuras de anoche, porque no solo a Missy le deben una disculpa.
Despues de todo él era "mamá George".
— . —
* PRESTEN ATENCIÓN A LOS CAPITULOS CON UN (*) PORQUE SON IMPORTANTES MIS NIÑAS/OS.
LA HISTORIA RECIEN ESTA EXPLOTANDO *
* EN MULTIMEDIA SE ENCUENTRA LA CANCION CON LA QUE HICE ESTE CAPITULO *.
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El desastre entre Missy y Peter.
RomancePeter era un desastre ¿Para qué iba a negarlo? Sus hermanos lo sabian, sus padres lo sabian e incluso sus propios amigos no lo negaban. Varios años despues de terminar con su novia, su hermana decide que ya es hora de acabar con su mal humor y lo i...