Capítulo 35: Aliado

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La abrazo con fuerza, sin lastimarla, ella se asombra al ver que no estoy enojado ni nada parecido, sus ojos al conectarse con los míos y no encontrar, ni una sola pizca de enojo, se vuelven brillantes, desbordantes de lágrimas.

Vaya, ella se ha guardado todo eso, durante tantos años.

Pasamos un buen rato abrazados, hasta que se calma, y yo decido cambiar de tema. Ella prepara el desayuno, en una cocina muy bien instalada, que posee la habitación. La dejo preguntarme lo que desee, mientras les respondo cada una de sus dudas.

Mayormente pregunta que cosas pasaron alrededor de tres años atrás hasta el presente, no pregunta cosas más lejanas de esos años, como si ya supiera la respuesta.

Pasamos un buen rato charlando, a veces me perdía de la conversación por el lío que hay en mi mente, tengo tantas historias familiares, tantas dudas, que se me mezclan las cosas. Al cabo de un rato, Ariel se despierta, al principio me mira nervioso y se esconde tras mi abuela, su única fuente de confianza.

Mientras que trato de inspirarle tranquilidad, él no sabe como actuar ante mi, pero con los minutos se calma y toma confianza. Sin embargo me doy cuenta que se calla varias preguntas que quiere hacerme.

Quien diría, que todo este lío terminaría con nosotros tres tomando el desayuno.

— ¿Que edad tienes?— le pregunto a Ariel, quien come apacible.

— Tengo diez— afirma sonriente— Dentro de poco cumplo años, gracias a Danna ya sé cuando es.

— Entonces vamos a festejarlo— le sonrío— Estoy seguro que no te vendría mal una pequeña fiesta.

Sus ojos brillantes me muestran su ilusión, pero enseguida cambia su rostro— Esta prohibido— habla enojado y triste— Él no nos deja, tenemos que cumplir con nuestras tareas.

— ¿Tareas?— enarco una ceja— ¿Sabes que lo que hacen es trabajo, no? Eso esta muy mal, tu tendrías que tener otras prioridades, como la escuela.

— Así es como él lo llama— se encoge de hombros— No puedo hacer nada, yo solo tengo que obedecer, o si no, ya viste lo que puede pasar— esconde su mirada.

Siento una fuerte presión en mi pecho y una gran impotencia al escuchar sus palabras.

— Yo me encargare de festejarlo, él no me lo va a impedir— le pego suavemente el hombro en forma de juego— Ademas también, sea como sea, arreglare el tema de tus "tareas".

Veo como en su rostro se instala una sonrisa brillante y sus ojos centellan por mi afirmación— Él seguro le obedecerá, tú eres muy fuerte.

Oh créeme que lo hará.

— ¿En serio?¿Es muy fuerte?— ella lo mira con ternura y curiosidad.

— ¡Si!— contesta convencido— Él me protegió de unos chicos que estaban siendo usados por él, ademas me curo y me saco de ahí— habla rápidamente.

— Ya veo— sinceramente no se ve muy impresionada, si no, contenta.

— Ariel..¿Cuanto tiempo llevas viviendo aquí?— no puedo evitar preguntarle.

— Toda mi vida— frunce su ceño— Danna me dice que llegue aquí cuando era bebe.

— ¿Nunca has conocido mas allá que este lugar?— aprieto mis puños bajo la mesa, tratando de controlarme, ya que estoy seguro salen chispas.

No quiero ni imaginarme que pudo haberle pasado durante todos esos años.

— Se podría decir que no— me mira un poco avergonzado y su tono de voz se vuelve monótono— Solo he conocido tres casas más, que son para las que trabajo, y realmente no me gusta ir a ninguna.

El Brujo tiene un MateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora