Capítulo 9: Los Guardianes Mayores toman una decisión

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Narra Astrid:

Cada grupo de guardianes tenía una sala particular en el palacio de Alora y cada vez que tenemos que reunirnos por grupos lo hacíamos en esas salas.

Cuando salimos del anfiteatro, no podía apartar la vista de Aries, que no paraba de sonreír con plena arrogancia que caminaba delante de todos nosotros. Mientras caminábamos por el pasillo hacia las salas todos me miraban como si fuera a matar a alguien.

Cuando llegamos a nuestra sala entraron todos antes que Miles y que yo. Una vez todos dentro cerramos la puerta.

–¡Yo te mato!– Le grité a Aries, que estaba en frente de mi, pero Miles me agarró de la cadera.

–Pero si no puedes.– Se rió.

–¡Miles! ¡Suéltame!

–Astrid, cálmate.– Me dijo Yara, una compañera que ayudaba a sujetarme.

–¿Y a ti, tío, no te parece suficiente la que has liado ya?– Le dijo Alec a Aries.

–Nah, la verdad es que me estoy divirtiendo bastante.

–¡Cálmate de una vez!– Me dijo Miles apartándome y colocándose ente Aries y yo.– Cálmate o vamos a tener más problemas de lo que ya hay.

–¿Más?– Dijo alguien al fondo.

–En cuanto aparezca Moon, hablaremos las cosas. ¿Vale?– Aparté la mirada en un suspiro.– Eh, mírame.– Dijo y me hizo mirarle agarrándome de la barbilla.– ¿Me estás escuchando?

–Que si.

–Calmate.

–Hace un rato eras tú el que querías matarle.

–Nadie va a matar a nadie.– Dijo Alec.– Tíos, somos compañeros. Vamos a llevarnos bien.

Alec era como nuestra madre. No estoy diciendo que sea gay, pero era quien nos cuidaba todo el rato, evitando que nos peleemos y procuraba que siempre estuviéramos donde tuviéramos que estar.

Estuvimos un buen rato esperando a que Moon viniera. La gente se fue acomodando y se fue sentando en los sillones, tumbandome por donde querían, pero entonces llegó Moon y todos se tensaron.

–Vaya, seguís de una pieza. Me sorprende.– Dijo mirándome.

–¿Que ha pasado?– Dije por todos.

–Hemos llegado a un acuerdo en cuanto a lo de Discordia. Efectivamente, se ha escapado y viene hacia aquí. Lentamente, pero sin descanso. Hemos descubierto que tiene unas pequeñas secuaces, unas... Hadas Oscuras, seguramente fueron ellas las que mataron a Alma.– Moon chasquelño los dedos y por un segundo apareció la imagen de aquellas hadas.

– Moon chasquelño los dedos y por un segundo apareció la imagen de aquellas hadas

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–¿Y son más rápidas que Discordia? Por que ya estaban aquí.– Dijo Yara.

–Ellas pueden llegar a donde quieran, pero sin Discordia no tiene mucho poder.

–Bueno, has dicho que habéis llegado a un acuerdo, ¿no? ¿Cuál?– Dijo Miles.

–A partir de mañana dejaremos de bajar a la Tierra y nos entrenaremos para la guerra. Los Humis no pueden enterarse de esto.

–¿Y qué pasa para ellos? ¿Que ven?

–Desastres naturales, guerras... Lo que viene significando que ellos corren tanto peligro como nosotros y debemos ayudarles.

–¿Por que deberíamos?–Dijo Aries desde el fondo.– Ni siquiera nos ven.

–No tío, pero gracias a ellos tienes trabajo y sigues viviendo. Gracias a ellos existes.– Le dijo Alec y se escucharon algunas risitas.

–Mañana por la mañana os entregaran lo necesario en el palacio. Descansad hasta entonces.

Cuando salimos de nuestra sala, fuimos hasta las puertas de palacio donde nos esperaban los demás. Después, nos sentamos todos en unos bancos de la calle.

–Así que... vamos a la guerra.– Dijo Hope.

–Vamos a morir.– Dijo Jude.

–¡Ala el otro!– Dijo Charity.

–Perdona, pero hay un 50% de posibilidades de sobrevivir en la guerra, de salir heridos ya ni hablamos.

–Eso es cuestión de suerte.– Dijo Adel.

–Aun así, nos agarraremos a ese 50%.

–Connor tiene razón.– Dijo Miles.– No podemos pensar que vamos a morir.– Dijo mirando a Jude.– Tenemos que vernos a nosotros mismos cuando acabe todo esto, sentados en nuestra azotea de la Tierra, viendo que lo hemos conseguido. Todos.

Los chicos comenzaron a reír como como si no pasará nada. Yo estaba sentada en el respaldo del banco y no me reía. Davina, al verme así, apoyo la cabeza en mi regazo y me cogió de la mano.

–Cielo, no es culpa tuya.

–Es culpa del idiota de Aries, por hacerte creerte que eres culpable de algo.– Me dijo Charity.

–Eso ya lo sé. Pero no puedo dejar de pensar... ¿por que de todos los guardianes de Alora, me eligió a mi? Pudo elegir a la reina o a Moon, pero no lo hizo...

–Podía haberle pasado a cualquiera.– Dijo Brais uniéndose a la conversación y todos los chicos se pusieron a escuchar.

–No te preocupes.– Dijo Miles cogiéndome las manos.– No te pasará nada.– Me besó las manos.

–Bueno, para intimidades a vuestra casa.

–¡Brais!– Le dijo Jude.

–Las cosas como son.

–Bueno, creo que deberíamos ir yéndonos a casa.– Dijo Hope.– Mañana será un día duro.

Nos levantamos todos del banco y cada uno se fue por su lado, ya a partir de mañana, nuestra vida cambiaría por completo.

La ultima guerrera de la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora