Capítulo 5: "A million dreams"

50 7 0
                                    

Narra Astrid:

Salimos del auditorio del colegio de Lizzy y vimos que la luna comenzaba a salir pero brillaba mucho más que nunca, como si quisiera que nos fuéramos cuanto antes.

En cuanto volvimos a Alora, me di cuenta de que éramos los últimos en volver ya que El Salto estaba vacío, pero el portal seguía abierto hacia la otra dimensión. Todos nos quedamos mirando unos segundos cuando de repente de él salieron, o entraron a Alora Nike, Moon y Hugo. Ellos se quedaron mirándonos y nosotros a ellos, hasta que Brais rompió el silencio:

–Eeh, ¿que pasa aquí?

–No pasa nada.– Dijo Hugo rápidamente encubriendo también a sus compañeras.

–¿Y por que veníais del Otro Lado?– Preguntó Miles.– ¿No tenemos prohibido cruzar?

–Vosotros si, pero los Guardianes Mayores podemos pasar si la situación lo requiere.– Dijo Nike muy seria, como siempre.

–¿Qué situación?– Dije entrecerrando los ojos y por un momento todo el mundo se calló. Nadie tenía valor a decir nada.– ¿Tiene que ver con que está mañana los Duendes Mensajeros estuvieran tan alborotados?

–Los Duendes nunca están tranquilos.

–¿Entonces qué pasa? ¿Nos ocultáis algo?

–Astrid, no pasa nada.– Dijo Moon adelantándose un paso.– Los Guardianes podemos cruzar al Otro Lado para ver de primera mano como está todo. No tienes que preocuparte, por que así, lo único que conseguirás será poner nerviosos también a tus compañeros.

–En realidad, yo estoy muy tranquilo.– Dicho Adel.

–Que novedad.– Dijo Connor.

–Bueno, nosotros nos vamos. Que tenemos lío en palacio.– Dijo Hugo y los tres salieron casi corriendo.

–Yo no soy de inteligencia.– Dijo Hope.– Pero a mi esto me huele mal.

–Ya os lo dije.– Me crucé de brazos.

–¿Podemos irnos ya a casa?– Se quejó Miles.– Estoy cansadísimo.

Todo el mundo parecía estar de acuerdo con Miles, así que nos acabamos yendo a casa. Tras cenar, Miles se sentó en el sofá y se puso a mirar sueños mientras yo no paraba de pensar en lo que los Guardianes Mayores nos habían dicho.

–¿Quieres dejar de ir de un lado al otro?– Dijo sin mirarme.– Vas a hacer un agujero en el suelo y te vas a caer a Londres.

–Es que sé que nos están ocultando cosa. Hoy han pasado cosas muy raras.

–¿Que debería hacer con este niño?– Dijo Miles ignorándome.– ¿Que sueñe con un perro o con un gato?

–¿Me estás escuchando?

–¿Y tú a mí? Relax baby. Ahora dime: ¿Perrito o gatito?

–Perrito. Siempre es más entrañable.

–Muy bien. ¡Enviado!

–¿Me escuchas a mi ahora?

–Astrid, mi vida, mi cielo, mi corazón, mi estrella...– Dijo cerrando la pantalla de los sueños y acercándose a mi para cogerme las manos.– Por favor, déjalo ya. Todo está bien.

–¿Me lo prometes?

–Si.– Dijo abrazándome.

–Esta bien, ya dejó el tema.

–Gracias. Ahora ven conmigo.

–¿A dónde?

–Tu ven conmigo.

Miles me cogió de la mano y salió casi corriendo de casa. No sabía bien a dónde me llevaba, pero al parecer dio la vuelta a la manzana y no se cómo subimos al tejado de nuestra casa.

–¿Qué hacemos aquí?– Le pregunté.

–Es que Lizzy me ha dado envidia, he visto este cielo así de iluminado y... no sé, quiero bailar contigo.

–¿Y me has subido hasta aquí para eso?

–Oh, vamos. ¿Me concedes este baile?

Miles estiró la mano hacia mi completamente enserio, pero a mi me entró un poco la risa. Él movió la mano la para que le tomara enserio y entonces comenzamos a bailar.

Cuando terminamos, él se quedó con las manos en mis caderas y yo en su cuello.

A million dreams is all is gona take.– Volvió a cantar apoyando su frente en la mía.

A million dreams for the world we are gona make.– Le canté yo.

La ultima guerrera de la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora