Narra Astrid:
Lo de los entrenamientos para la guerra te cambia la vida por completo. El primer día parecía como si le hubieran dado unas armas de juguete a unos bebés, solo que las nuestras no eran de juguete.
A Moon parecía haber sucumbido a la desesperación antes de que cayera el sol, así que decidió tomar cartas en el asunto.
–¡Muy bien, chicos! Acercaos.– Nos gritó.– Dado que no sois capaces ni de empuñar una espada en el primer día como es debido, vamos a pasar al cuerpo a cuerpo.
Dejamos todas las armas a un lado y después nos volvimos a acercar a Moon, pero esta vez, nos pusimos en círculo.
–Muy bien... veamos...– Dijo dando una vuelta para mirarnos a todos.– Vamos a jugar a un juego. Voy a sacar a uno de vosotros, quien gane sacará a otro y así sucesivamente. El primero en tocar el suelo pierde.– Sonrió.– Y el primer afortunado o afortunada es... Valery.
Valery respiró hondo y después se acercó a Moon mientras ella dejaba a un lado sus cosas.
–Muy bien, Valery. Imagina que soy alguien que odias, déjate llevar, y no te rindas hasta verme en el suelo.
–Va-vale...
Creo que a Valery le dio un poco de miedo tener que pegar a Moon, aunque creo que eso nos pasó a todos.
Ambas comenzaron a pelearse, pero Moon estaba años luz en cuanto a nivel se refería. Cómo era de esperar, la gente se vino arriba y comenzaron a animar, pero al final Valery acabo en el suelo.
–Siguiente. Aiden, tu turno.
Aiden salió con todo lo que tenia, pero acabó como Valery. Y Calíope, y Killian, y Catriel... y así sucesivamente hasta que comenzamos a pensar que era imposible.
–Astrid.– Dijo de repente.– Un paso al frente.
Me adelante hasta donde estaba Moon y cuando me puse delante de ella, ambas nos pusimos en guardia.
–¿Preparada?
–Cuando quieras.
–Esa es la actitud.– Sonrió.
Moon y yo comenzamos a pelear. La verdad es que no sabía que supiera defenderme tan bien. Incluso a Moon le sorprendió. Y tras unos minutos, conseguí hacer que Moon se tropezara con mis piernas y tras empujarla, acabó en el suelo y todos contuvieron el aliento.
Me quedé mirando a Moon sin saber si eso era lo que buscaba o si la había cagado enormemente.
La expresión de Moon no me decía absolutamente nada, pero me pareció ver cómo una pequeña sonrisa asomaba por la comisura de su boca, así que alargue la mano para ayudarla a levantarse y cuando se puso de pie, levantó mi brazo en señal de que había ganado.
–¡Esto es lo que quiero!– Dijo y todos se pusieron a gritar.– Muy bien, siguiente contrincante para Astrid.– Dijo uniéndose al círculo.– Aries.
–Voy a disfrutar con esto.– Dijo cuando se acercó a mí.
–Pues yo ni te imaginas.
Normalmente soy una persona pacífica, pero pelearme con Aries fue una sensación que me dejó muy relajada, en serio. Estuvimos un buen rato peleándonos entre nosotros hasta que por fin, pude con él.
–¿Sin rencores?– Dije queriendo ayudarle a levantarse, pero ni siquiera me miró.
–Esto no acaba aquí.– Dijo marchándose.
Luché contra casi todos los miembros de los sueños, hasta que la luna comenzó asomar por las ventanas del gimnasio.
–Muy bien, un último contrincante.– Anunció Moon.– Miles, te toca.
–Moon, eso es un poco cruel.– Dijo alguien del círculo.
–En la guerra, os tocará luchar con gente que ni imagináis. Haceos a la idea. Un paso al frente, Miles.
Miles miró a Moon mientras hablaba y cuando esta terminó, le hizo un gesto a Miles para que se acercara a mi, y así lo hizo hasta quedarnos de frente.
–Vamos chicos. Dejad el amor a un lado.– Dijo alguien y ambos nos reímos.
–Sabes que te quiero.– Me dijo.– Pero no pienso perder.– Dijo y comenzamos a pelear
–Pues tenemos un problema, por que yo tampoco.
–¿Entonces que gane el mejor?– Nos separamos un poco.
–Eso es como decir que voy a ganar yo.
La gente volvió a venirse arriba. Gritaban y levantaban los brazos para que peleáramos, y así lo hicimos. Había peleado con tanta gente aquella tarde que estaba agotada, ni siquiera sabía bien lo que hacía, hasta que de repente vi a Miles sangrando un poco del labio. A él parecía no importarle lo más mínimo tener el labio roto ya que seguía atacando sin parar. Pero sabía que aquello pararía en cuanto alguno tocará el suelo, así que agarré a Miles por los hombros e hice que ambos cayéramos al suelo.
–Bien.– Dijo Moon.– No ha estado mal para ser el primer día. Podría haber estado mejor pero... en fin, es vuestra primera vez. Marchaos a casa y descansad un poco chicos.
Todos salimos agotados de allí. Cuando llegamos a casa, Miles se dejó caer en la cama de lo cansado que estaba, mientras, yo le llevé un poco de hielo para el labio.
–Gracias.– Dijo y se puso el hielo en el labio.– Pegas bien.
–Tu también.– Sonreí.
–Ya... recuérdeme que no te haga enfadar de esta manera nunca.– Ambos nos reímos.
–Siento haberte hecho esto.– Dije cuando el retiró el hielo y vi su herida.– Por un momento ni siquiera sabía que eras tú.
–No te preocupes. Es lo que debemos hacer.
–Lo que debemos hacer....– Dije acariciándole el pelo y dándole un profundo beso.
–¿Esto es deber o querer?
–¿Tienes alguna objeción?
–Ninguna. Sabes que me encantas.– Dijo y me volvió a besar.
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La ultima guerrera de la luna
FantasíaSi creíste que el amor, el equilibrio, la justicia, la bondad, los sueños y la inteligencia eran cosa que nadie decidía, estabas equivocad@. Los guardianes nos ocupamos de inculcaros esos valores hasta los diez años, a partir de ahí es cosa vuestra...