Narra Astrid:
Cuando terminamos de comer, Matt me dijo que si no quería ser presa del resto de aquella gente, que no me separara de él y todo saldría bien.
Parecía como si él fuera el único que conocía aquello, todos le trataban como si fuera un jefe al que le tuvieran miedo.Al volver a la sala común, ambos fuimos a sentarnos donde él lo hacía siempre y todos se quedaron mirándome.
–¿Qué estáis mirando?– Dijo él.– Está conmigo, así que que nadie la toqué.
Acto seguido todo el mundo apartó la mirada y se alejaron, más si cabe, de nosotros.
–No te harán nada.– Dijo sentándose frente a mi.
–¿Tanto miedo le tienen a los guardianes?
–Cuando estás... loco todo se vuelve más intenso.
–Comprendo...– Dije y miré al resto de la sala. Aquellas personas solo habían tenido menos suerte que otras. Podría pasarle a cualquiera.
–¿Te pone triste esa gente?
–No lo sé. Puede que el miedo sea mutuo.
–¿Los guardianes tenéis miedo?
–No... no sabemos lo que es el miedo.
–Pero ahora tienes miedo, ¿a qué sí? Ahora no eres una guardiana.
–Los guardianes ahora también tienen miedo.
–No lo entiendo.– Apoyó los codos en las rodillas inclinándose hacia delante.– ¿No habías dicho que los guardianes no saben lo que es? ¿Qué es lo suficientemente fuerte como para asustar a uno de vosotros?
–La guerra.– Le miré y frunció el ceño.– Vosotros solo veis desastres naturales, pero...
–Pero los niños y yo podemos ver lo que pasa realmente. Ya.
–¿Puedes ver las noticias?
–No. Eso les pone nerviosos.– Señaló con la cabeza al resto.
–Discordia. Quiere destruir el Núcleo de Alora para sembrar el caos en la Tierra. Se está acercando y yo no puedo pararla. Aquí no.
–Conseguirás volver. Estoy seguro.–Sonrió un poco.– Si no te importa que te pregunte, ¿cómo acabaste en esta dimensión?
–Discordia es capaz de rasgar la realidad. Abrió un portal, me empujó y... estoy aquí.
–¿Tenéis alguna otra forma de entrar en este mundo?
–Claro que si. En nuestra dimensión tenemos un portal y para volver lo hacemos a través del Big Ben.
–Vaya. ¿Hay... alguna puerta secreta o algo?
–No. Accedemos a través del reloj.
–¿Te refieres a...?– Señaló hacia arriba.
–Si. Por ahí arriba.
–Increíble...
–Te parece increíble por que eres Humi.
–Me parece increíble por que vuestro mundo me ha fascinado desde pequeñito. Por ejemplo: ¿Cómo nacen los guardianes? ¿Tenéis padres?
–Técnicamente no tenemos padres. No nacemos.
–¿Qué? Eso no tiene sentido.
–No nacemos, la reina Paz nos crea. Es complicado de explícate y al igual que vosotros tardamos nueve meses en crearnos. Pero nosotros somos creados directamente como somos ahora, directamente en una sección.– Dije y le enseñé mi tatuaje.– Es como una marca de nacimiento.
–Mola mucho. ¿Y no crecéis?– Negué con la cabeza.
–No crecemos ni morimos por vejez. Los únicos adultos son los Guardianes Mayores y la reina.
–¿Y los Guardianes Mayores son elegidos por vosotros?
–Solo si es necesario.
Matt no hizo ninguna otra pregunta. Simplemente se quedó mirándome y se recostó en su asiento.
–Lo bueno de este lugar es que puedes hablar de locuras y a todo el mundo le parecen normales.
–De locuras ¿eh?...
–Bueno, no estoy diciendo que tú situación sea una locura pero...
–Matt, voy a salir de aquí.
Matt se puso lo más serio que pudo.
–¿A qué te refieres?
–A que me voy a escapar y voy a volver a casa.
–¿¡Qué!? ¿Tú estás loca?
–¿Enserio me haces esa pregunta?
–Es verdad. ¿¡Cómo que te quieres escapar!?
–¡Mi mundo me necesita! No puedo quedarme aquí. Y tú vas a venir conmigo.
–¿Perdona?
–Este no es lugar para ti, Matt.
–¿Y tú qué sabes?– Dijo dando un golpe en el sillón y se levantó de golpe.– Solo llevas aquí un par de días. ¡Yo llevo más de un año! ¡Este es mi hogar!– Dijo y se marchó.
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La ultima guerrera de la luna
FantasiSi creíste que el amor, el equilibrio, la justicia, la bondad, los sueños y la inteligencia eran cosa que nadie decidía, estabas equivocad@. Los guardianes nos ocupamos de inculcaros esos valores hasta los diez años, a partir de ahí es cosa vuestra...