Capítulo 41: La reina toma una decisión que no me gusta

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Narra Astrid:

No quedaba casi nada salvable de nuestra antigua casa, pero mientras rebuscábamos entre las cenizas, pensé que lo más valioso que tenía no eran objetos materiales, sino un chico que me cuidaba y me quería.

Cuando nos cansamos de rebuscar, ambos volvimos a palacio para comer algo y dormir un poco.

Los Guardianes Mayores habían preparado habitaciones para sus guardianes en algunas de las habitaciones de palacio. Era como si la reina se hubiera visto venir aquella situación y hubiera construido el palacio en su momento con habitaciones para nosotros.

Los guardianes de los sueños no teníamos quien nos ayudará. Moon nos había dejado y ahora estábamos todos en medio del pasillo sin saber que hacer.

–Vamos chicos.– Dije poniéndome de frente.– Sé que es duro, y que no tenemos ganas de nada, pero tenemos que ser fuertes. Aunque duela. Venga, busquemos alguna habitación...

Los soñadores no dijeron nada y pasaron todos a buscar algo. Ni siquiera Aries había abierto la boca, en realidad no me había molestado desde que había vuelto.

Miles me cogió de la amo y seguimos al resto de los guardianes. Encontramos una que podría servirnos y nos quedamos dormidos como pudimos.

Nos despertamos a las horas despejados y descansados. Fuimos al auditorio donde nos dieron algo de comer y dónde nos juntamos con nuestros amigos para estar un rato juntos como en los viejos tiempo.

–¿Qué tal tu ala, Connor?– Preguntó Adel.

–Me siento mejor, pero no podré volar en un tiempo.

–No te preocupes, mi vida, que yo te voy a cuidar.– Dijo Davina abrazándole.

–Ha estos parece como si no les pasará nada.– Dijo Jude.– Siguen igual de empalagosos.

–Ay chicos, de verdad chico, que ganas tengo de que te eches novia.– Dijo Charity.

Todos reímos. La verdad, no se escuchaban muchas risas y cuando nosotros lo hicimos, todo el mundo nos miró. Volvíamos a ser el centro de atención. Aunque nuestra pequeña dosis de alegría duró poco ya que vimos a la Reina Paz se acercó a Miles y a mi.

–Chicos, venid conmigo. Quiero hablar con vosotros.

La reina salió y todos nos miraron.

–¿Que habéis hecho?– Dijo Brais.

–Nada.

–Ya, ya...

–Hope, no seas así.– Dijo Charity.

–Sera mejor que vayáis ya. Sino si que tendréis problemas.– Dijo Jude y ambos salimos.

Miles y yo vimos a la reina entrar en la sala del trono y allí fuimos.
Al entrar, vimos que el Núcleo parecía más débil y la reina no paraba de mirarlo.

–No tardará en llegar hasta aquí.– Dijo todavía de espaldas a nosotros.– Llevamos defendiendo esto desde hace demasiado tiempo, y mucho me temo que no resistiremos mucho más.

–¿No estará pensando en rendirse, verdad?– Dije adelantándome un poco.

–Claro que no.– Se giró hacia nosotros.– Por eso quiero que está noche, en vez de poneros al frente de los guardianes, os quedéis los dos aquí protegiendo el Núcleo.

–¿Qué? Sinceramente majestad, no creo que estemos en posición de alejar a guardianes en plena forma de la batalla.

–No os alejó, simplemente os pido que os quedéis aquí para prote...

–¡Y yo solo le digo que es una perdida innecesaria!

–Astrid.– Me dijo Miles para que me calmara.

La reina me miró sería y después Miles se acercó a mí.

–Deberíamos quedarnos.

–Dame una buena razón.

–Por que anoche Discordia estuvo a punto de acabar con todo, como tú dijiste. Lo mejor sería tener a alguien aquí por si acaso.

No sabía que más decir. No quería quedarme aquí toda la noche, pero Miles y la reina tenían bastante razón.

–Vale, muy bien. Nos quedaremos...

–Gracias, Astrid.– Dijo la reina poniéndome la mano en el hombro.– Yo estaré esta vez al frente de los guardianes.

–¿Está segura de esto?

–Por supuesto.– La reina volvió a ponerse derecha.– Preparaos. El sol caerá en unas horas.

La ultima guerrera de la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora