Narra Astrid:
Matt y yo establecimos varias normas entre nosotros aquellas mañana. Desde que nos conocimos casi siempre peleábamos y eso tenía que acabar, por eso acordamos que cada vez que sintiéramos que estábamos yendo demasiado lejos, cualquiera podría decir "basta" y por muchas ganas que tuviéramos de discutir, debíamos parar.
Durante la comida seguimos hablando e intentamos hablar de cosas más... normales, pero pronto nos dimos cuenta de que ninguno tenía cosas demasiado normales para compartir.
–¿Qué pasaría si un Humi viajara a Alora?– Me preguntó tras varios minutos de absurdo silencio.
–No lo sé.
–¿Nunca ningún Humi a cruzado el portal?
–Que yo sepa, no. Pero si estuviera aquí alguno de los chicos de inteligencia puede que te dijera lo contrario.– Reí nerviosa y me aparté el pelo de la cara.
–¿Les echas de menos?– Cambié mi expresión.– A tus amigos... quiero decir.
–Ah, si. Si, les echo mucho de menos.
–¿Y como son?
–¿Mis amigos?– Asintió.– Oh, bueno, tengo amigos de cada sección. Brais es de justicia y, bueno, normalmente o tiene razón o tenemos que dársela.
–Muy simpático.
–Si le conoces bien termina siéndolo. Adel es de equilibro. Te vendría bien conocerle, vive en un estado de calma mental permanente.
–También te vendría bien a ti que se te pegara algo de él.
–Ja, ja. Muy gracioso.
–Gracias.– Rió.
–De la sección de inteligencia conozco a Jude. Es un poco pesimista, pero él prefiere el término "realista". Y si intentas llevarle la contraria, seguramente te de tres argumentos, dos tesis y cinco razones por las cuales te equivocas. Cómo poco.
–También parece buena gente.
–Si, todos lo son. Conozco a dos cupidos, que son pareja, Davina y Connor. Son verdadero amor, aunque para algunos son algo empalagosos.– Se rió.– Mi otra mejor amiga, Charity es de bondad, como su novio Hope. Y son realmente alegres, creo que nunca les he visto enfadados. No como a ti.
–Si. Igualitos a mi.– Dijo irónico.– ¿Y de tu sección? ¿Algún soñador al que tengas especial aprecio?
–Por supuesto.– Sonreí.– Miles. Él es...
–Tu novio.– Me interrumpió.
–¿Cómo lo sabes?
–Por la forma en la que has sonreído al acordarte de él. Sonrisa de enamorada.
–¿Alguna vez has sonreído así?
–No que yo recuerde. Ni por ninguna chica ni por ningún chico.
–¿A qué te refieres? ¿Eres gay?
–Bisexual. Pero sin suerte en el amor.
–¿Enserio? Jamás lo habría adivinado.– Nos reímos.
–¿Porqué? ¿Porqué no tengo pluma?
–No, es solo que... no te pega.
–Todos tenemos cosas que no nos favorecen.
–Completamente de acuerdo.
Antes de que ninguno pudiéramos sacar algún otro tema, Adela se acercó y nos dejó la medicación en la mesa.
–¿Qué tal el tratamiento, Matt?– Le preguntó.
–Pues una mierda. Pero tu ya lo sabes, ¿no?– Dijo recostándose en la silla y cruzándose de brazos, lo que dejaba ver las manchas de sangre en su camiseta.
–¿Pero que ha pasado? ¿Te has vuelto a pelear?
–¿Qué pelea ni que ocho cuartos?– Intervine mosqueada.– Eso que supuestamente le dais para que se cure le hace sangrar por la nariz y al toser.
–¿Cómo que para que me cure?– Dijo y miró a Adela.– ¿No es para que me calme?
–Eh... si. Es para las dos cosas.
–No pareces muy segura.
–¿Ni si quiera sabes lo que me están dando?– Dijo ahora más ofendido.
–¡Claro que lo sé! Todo lo que hago es por tu bien.
–Claro que si, Adela. Todo es por mí bien.
–No te enfades.– Dijo revolviendole el pelo pero Matt apartó la cabeza rápidamente.– Conseguiré curarte.
–¿Y crees que de momento podrías conseguir dejarme en paz?
Adela no contestó. Asintió ligeramente con una expresión triste y después se marchó.
–¿No crees que te has pasado un poco?
–Estoy harto de que me traté como un niño pequeño.
–Te entiendo.– Miré a ambos lados para asegurarme de que nadie nos miraba y después tiré la pastilla al suelo, la pisé y esparcí los restos bajo la mesa.
–¿Qué haces?
–No necesito esto.
–Me temo que yo si.– Dijo y se tomó la pastilla.
–Solo hasta que te saque de aquí. Confía en mí.– Dije guiñándole un ojo.
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La ultima guerrera de la luna
FantasíaSi creíste que el amor, el equilibrio, la justicia, la bondad, los sueños y la inteligencia eran cosa que nadie decidía, estabas equivocad@. Los guardianes nos ocupamos de inculcaros esos valores hasta los diez años, a partir de ahí es cosa vuestra...