Zephyr
-En una hora paso a recogerte -sonrió Logan a la vez que me hizo un guiño. Le sonreí y asentí para luego cerrar la puerta principal. Mi abuela no estaba en casa, lo que significaba que se había ido al mercado.
Subí rápidamente a mi habitación y me dirigí a la ducha. Hoy no podría poner un poco de música, ya que no tendría tiempo, así que empecé a cantar Issues de Julia Michaels. No está entre mis canciones favoritas, pero era la que había escuchado en la radio, y que por alguna razón se había clavado en mi mente.
Terminé de ducharme y secarme. Ahora me estaba vistiendo, he escogido un short azul marino con cintura alta, leggins negros finos, un top negro muy bonito con tres lunas y unas zapatillas negras con plataforma de color crema. Aunque el negro no sea un color, es mi favorito.
El pelo lo dejé suelto, y el maquillaje lo hice en tonos oscuros, lo que me gustaba: ni muy llamativo ni muy simple.
Agarré mi móvil y observé la hora: 4:56p. m.
-Justo a tiempo -dije con una pequeña sonrisa de victoria. Muy pocas veces conseguía arreglarme a tiempo, y al instituto siempre llego un segundo antes de que cierren las puertas. Lo sé, un desastre.
Me volví a mirar en el espejo, pero escuché el sonido del claxon del coche nuevo de Logan. Bajé las escaleras con entusiasmo y salí de mi hogar. Logan había salido de su Range Rover blanco, me estaba esperando con una linda sonrisa en su rostro y con sus brazos abiertos para darme un tierno abrazo.
Avancé en su dirección y abrí también mis brazos para devolverle el abrazo.
-Estás muy linda -susurró en mi oído, mientras nos abrazábamos. Sonreí en su hombro, y me separé para darle un beso en la mejilla, sintiendo su aroma. Me encanta el olor de los perfumes varoniles, la mayoría son muy atrayentes...
-Gracias, también puedo decir lo mismo de ti -le miré provocadora y llena de malicia-. Quien será la afortunada... -canturreé a la vez que entraba en su coche.
***
Habíamos llegado al parque de atracciones, y ahora nos estábamos colocando las pulseras que correspondían a las entradas. Esto significaba que ahora podríamos ir a cualquier atracción que quisiéramos sin pagar de antemano, y repetir cuanto queramos.
Nos paseamos un poco por el grandísimo lugar, era un lunes por la tarde, pero sin embargo el parque estaba repleto de gente, ya que los lunes y los jueves todo estaba rebajado de precio.
Me paré al ver una gran atracción, con forma de dos martillos cruzados, en la que los gritos de euforia de los que se habían montado en ella casi tapaban el sonido de los gigantescos altavoces que reproducían canciones de lo más alegres.
-¡¡Vamos al de los martillos!! -grité, agarrando de la mano a Logan para atraerlo a la fila de esta atracción.
-¿Estás segura? -preguntó con tono de preocupación. -Al cien por cien, ¿por qué lo preguntas? -le miré sin borrar mi gran sonrisa. -Pues porque la última vez que estuvimos juntos en este parque, te mareaste solo con las lentas vueltas del tiovivo -dijo él con una mirada burlona.
Hice una cara de disgusto y crucé mis brazos. Era cierto, pero de eso hacía ya muchísimo tiempo, y además hacía mucho calor, causándome una insolación. Estuve triste una semana entera porque me había perdido el día de mi noveno cumpleaños.
-Sabes que no es del todo verdad, y ya soy lo suficientemente mayor como para ir a una atracción sin desmayarme -le saqué la lengua, haciendo que él se riera.
Avanzamos en la fila, y le enseñamos las pulseras de acceso ilimitado al encargado de esta atracción. Nos dejó pasar y esperamos a que el turno de los que estaban allí terminara.
-¿Y cómo estás tan segura? -preguntó otra vez Logan insistente.
-¡Ya Logan! Confía en mí -solté con tono de reproche.
Se escuchó el sonido que anunciaba a las personas, que se bajaran de la atracción. Logan y yo nos levantamos rápidamente para coger el mejor asiento.
Nos sentamos juntos en la parte delantera, y me puse la barra de seguridad alrededor de mi cuerpo, igual que Logan.
Sonó otra vez la bocina que anunciaba el movimiento de la atracción. Instintivamente agarré la mano de Logan y lo miré con felicidad.
***
Ya nos habíamos subido a casi todas las atracciones, ahora Logan había ido a por algo de comida mientras yo estaba esperándolo en una mesa de picnic en una zona más apartada del parque.
Miré la pantalla de mi teléfono móvil, son las 7:36p. m.
No le había dado importancia a la hora hasta que la vi. Tengo que llamar a mi abuela porque no tuve tiempo de avisarla con una nota.
Marqué su número y escuché un par de tonos hasta que respondió.
-Hola abu, perdón por no llamar antes -dije esperando su respuesta.
-Zephyr, ¿dónde estás? -preguntó mi abuela con un tono poco común en la voz.
-Estoy con Logan en el parque de atracciones, no me dio tiempo dejarte una nota -hice una breve pausa- y se me olvidó llamarte antes -suspiré con la mirada perdida.
-De acuerdo pequeña, que no vuelva a ocurrir, y no vuelvas tarde -contestó mi abuela para luego despedirse de mí.
Después de colgar guardé mi móvil. Me levanté de la mesa, y empecé a dar vueltas, tarareando cualquier canción que se me viniera en mente.
Observé bien el lugar.
Cerca de donde estaba había una capilla con una fuente, una estatua de león y unos ángeles a su alrededor, también unas pequeñas margaritas próximas de arbustos decorativos, y detrás de todo esto estaba el bosque.
Pero algo a lo lejos me llamaba la atención, unas luces ámbar que aparentaban ser dos iris. No pensaba acercarme, pero como dicen: la curiosidad mató a Zephyr.
Me acerqué a pasos lentos, pero en la oscuridad no podía ver nada más que esos extraños y brillantes iris ámbar, la iluminación de la feria apenas chocaba con el borde del bosque. Me paré a una distancia más o menos razonable, y al enfocar bien los ojos, me di cuenta de que era un lobo.
Del susto empecé a dar pasos rápidos hacia atrás, acabé resbalándome y cayendo en el húmedo suelo del bosque.
No grité, pero mi corazón se movía lo suficiente como para que tuviera una respiración irregular.
-No me harás daño, ¿verdad? -solté con voz temblorosa. No sé qué pretendía hablándole a un animal, pero sentía que este en concreto podía entenderme.
Intenté levantarme, pero el animal gruñó y rápidamente paré. No entiendo qué quiere de mí, si tuviera hambre se habría abalanzado sobre mí directamente.
El lobo se acercó lentamente y contuve la respiración, se para y comienza a olisquearme.
Entonces, después de unos pocos segundos el lobo levanta la cabeza moviendo sus orejas y se va corriendo. Me quedo unos segundo atónita, luego me levanto rápidamente y corro hacia fuera del bosque.
***
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Sayonara 🌚
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Vampiro Secuestrador
VampireDarion es un vampiro muy posesivo, que tiene una extraña relación con Zephyr, una joven de 19 años. Él busca la forma de hacerla solamente suya...