038.- Imposible

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Zaphyra, quiero decir, yo, me enamoré de Darion, y él de mí por primera vez en un pasado... Por eso el día del sacrificio, todo fue una farsa, él buscó la forma de cambiar el sacrificio por todos mis recuerdos, y en el momento en que yo fui sacrificada solo murieron los recuerdos y yo quedé en coma.

Para así simular mi muerte.

Darion dijo que en realidad mi estado de coma empezó hace unos siglos, pero al ser hija de Thea, siempre voy a aparentar tener diecisiete años, que fue la edad en que me "sacrificaron", y la edad en la que mi especie, por raro que suene, deja de envejecer.

Y la maldición que tenemos ambos, Darion y yo, la encargó a sus hechiceros el Conde Nicodemus, después de haber quemado el castillo donde yo crecí.

Todo porque sus planes no fueron al pie de la letra.

Pero... Los recuerdos de Cassandra en mi mente parecen tan reales que siento que lo que me contó Darion es solo una historia más.

Hasta Melissa, quién yo consideraba mi abuela, aún la quiero, incluso ahora sabiendo que ella no es realmente quien decía ser.
Melissa en realidad es mi nana, y tampoco es humana, simplemente es un ser longevo, al que Darion llamó protector de dioses.

Él me explicó que Melissa es como una vida más que tengo. Si muero por alguna razón, ya que yo sí soy mortal, Melissa morirá y seguirá muerta eternamente, pero yo resucitaré, hasta que vuelva a morir, y ahí sí que no podré revivir.

Si muere Melisa, sin que sea por la razón anterior, ella puede volver a la vida siempre.

Ya decía yo que mi "abuela" tenía salud de hierro, nunca la había visto enferma...

Ahora que ya sé la verdad, espero que esta sea toda la que realmente debo saber.

***

-¿Entonces qué haremos? ¿Me mudo aquí contigo? -pregunté, aún sin saber si Melissa se quedaría conmigo.

-¿Ella sabe de todo esto, no? -interrogué.

-Claro, pero aún no sabe que lo sabes, ni sabe que ya me conoces -contestó Darion.

Cierto, nunca le había comentado nada a mi abuela sobre Darion.
-¿Debería llamarla? -curioseé.

-No, iremos allí personalmente -cogió la chaqueta-. Seguro se alegra de verme -habló con un tono sarcástico.

Le iba a preguntar porqué estaba cogiendo la chaqueta si fuera hace calor, pero me guardé la pregunta para mí. Seguramente me diría algo con el pretexto de que es un vampiro.

Miré la hora en mi móvil eran las dos menos cuarto de la tarde. Melissa seguramente está terminando de preparar la comida.

-¿Estás lista? -preguntó dándome una ojeada rápida.

-No, nunca lo estoy suficientemente -dije más para mí que para él.

-¿Quieres que esperemos unos minutos, hasta que estés mejor? -se acercó a mí para abrazarme de la cintura.

Posé mi cabeza en su pecho y estuve así unos segundos.

-Vamos -ordené.

-Como desees, princesa -expresó.

Cerré los ojos, y poco después aparecimos en el jardín trasero de mi supuesta casa.

Por suerte, este tenía varios árboles que nos tapaban de los ojos curiosos de algún vecino que podría estar mirando en ese momento.

Salimos por la pequeña puerta de madera que había en el cercado también del mismo material.

Nos dirigimos hacia la puerta principal. Y allí después de mirarme un par de segundos, Darion tocó el timbre.

Se podían escuchar los pasos de ella acercándose desde dentro, hasta que abrió la puerta.

Primero miró hacia mí con cara de sorprendida. Después miró a quién tenía al lado. Y ahí sí que su cara se transformó. Parecía que estaba mirando al mismísimo diablo a la cara.

Yo no sabía que hacer, con ver su cara, me quedé sin palabras literalmente.

Poco después su cara se fue atenuando, pero cambiando a una completamente sin expresión.

-Pasen -soltó derrepente, girándose para ir en dirección al salón.
Miré a Darion, él tampoco dijo nada, y los dos la seguimos, después de que yo cerrara la puerta detrás de mí.

Melissa se sentó en el sillón. Darion y yo, en el sofá que estaba al lado.

-Ya sabe la verdad... Creía que este día tardaría en llegar al menos unos cinco años, pero creí en lo imposible -habló por fin Melissa con mirada vacía.

(¿Cinco años mintiéndome?)

-Melissa, tenemos que llegar a un acuerdo -soltó Darion.
-Darion, los acuerdos, los haces con tus aliados, yo no soy tu aliada, yo estoy limitada a servir a la Diosa Thea y a la familia Lemonis y nada más -contestó Melissa.

Ya no parecía la señora de tercera edad a la que conocía como mi abuela. Su chispa se había ido. Ni siquiera cuando se enfadaba conmigo estaba en ese estado de seriedad en el que está ahora.
-Entiendo, y estás en todo tu derecho, pero no puedo dejarte hacer lo que sé que quieres hacer -articuló Darion.

-Lo haría para protegerla -remarcó Melissa.

-¿De qué estáis hablando? -cuestioné, mirándolos a ambos.

Melissa miró a Darion con cara larga y después miró hacía mí con un semblante de apenado.

-Melissa quiere borrarte la memoria -reveló Darion.

-¡¿Qué?! ¡¿Y que pase todo esto otra vez?! -sentí mis lágrimas queriendo salir de mis ojos, dejándolos nublados-. ¿Qué creéis que soy? ¿Un maldito juguete? -pregunté con voz totalmente quebrada.

Me levanté del sofá y salí fuera de la casa, mi respiración era demasiado irregular.

Me dio completamente igual que la gente me mirara llorar allí en medio de la calle. Me senté en el suelo y cerré los ojos mientras rodeaba mis rodillas con los brazos.

Hasta que sentí la mano de alguien posarse en mi cabeza. No quise levantar la mirada, sentí que era una mano fría, pero no era Darion.

Levanté finalmente la mirada.

Y antes de que pudiera decir nada, me invadió su mirada.

-Deja que tus lágrimas salgan, tu rostro se ensuciará, pero tu corazón quedará limpio -.

***

¡Hey babymoon! 💖

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Sayonara 🌚

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