Darion me había convencido en decirle a mi abuela que me iba a un campamento. Ahora estaba yo delante de la puerta de mi casa y Darion escondido observando desde algún lugar.
Abrí la puerta de mi casa y me dirigí al salón principal.
-¡Abu, he vuelto! -exclamé, observando el salón vacío. La televisión estaba encendida, pero ni rastro de mi abuela.
En ese momento tuve un mal presentimiento. Miré en la cocina, pero tampoco estaba allí. Subí las escaleras y entré en su habitación con el corazón en la garganta.
(No está aquí.)
Cuando me giré, vi a mi abuela con una mascarilla facial azul por toda la cara. Solté una maldición del susto que me había dado.
-Hola cariño, perdóname si te he asustado -dijo sonriendo. Suspiré y esperé a que se calmara mi corazón para después responder.
-No pasa nada abu, perdóname tú por llegar a esta hora -dije con cierta culpa.
-Oh, es verdad jovencita -miró su reloj de pulsera-, ¿qué andabas haciendo para venir a casa a las cuatro menos cuarto? -preguntó por fin.
-El motivo de que llegue a esta hora, es que estaba terminando un trabajo en la biblioteca -hice una pausa y asintió- Pero también quiero decirte que mañana por la mañana me iré a un campamento de dos semanas, que organizaron para los de último año, y que no puedo negarme porque es obligatorio -mentí horriblemente bien.
Darion me había pedido como mínimo dos semanas para que se calmara la situación, porque según él, su prima es demasiado rencorosa. Tampoco es que le quite la razón, esa chica está bastante mal de la cabeza.
-¿Y eso por qué no me lo contaste antes? -preguntó extrañada.
Mierda. ¿Ahora que le digo?
Sonó el timbre de la puerta principal y mi abuela se giró para bajar las escaleras y atender a la persona que llamaba, alias mi salvación. Bajé por las escaleras para ver también quien llamaba.
Me sorprendí al ver a amigo de Darion. ¿Cómo se llamaba? ¿Calim? ¿Calvin? ¿Caleb? Vaya memoria de pez Zephyr...
-Hola, ¿aquí vive Anne Dampierre? -preguntó el amigo de Darion, refiriéndose a mi vecina francesa.
-No, ella vive en la casa veintitrés de la acera de enfrente -respondió mi abuela.
-Perdón por las molestias y muchas gracias, belleza -habló él, guiñándole un ojo a mi abuela y mirándome de reojo con una mirada traviesa antes de darse la vuelta.
Mi abuela cerró la puerta y me miró sonriendo.
-Que chico tan simpático, ¿no crees Zephyr? -dijo y asentí con indiferencia en los ojos.
-Como no viniste a comer más temprano, hoy haces tú la cena Zephyr, además, tu abuela está muy ocupada con su sesión de belleza -soltó mi abuela para luego subir por las escaleras tarareando.
¿Cómo sabía el amigo de Darion el nombre de mi vecina? De todas formas, me había salvado de una difícil explicación.
***
Ya había terminado de hacer la comida. Espaguetis a la boloñesa, algo que ahora me parecía bastante fácil de cocinar. Después de todas las lecciones que me dio mi abuela, me había salido delicioso.
Cené con mi abuela, y por suerte ella había dejado de preguntar sobre el tema del "campamento". Por lo general, la cena había sido bastante tranquila.
Al terminar, lavé los platos, fregué un poco la cocina, le di buenas noches a mi abuela y me fui a mi habitación. Al entrar vi a Darion de pie, y a su amigo sentado en la silla de mi escritorio.
-Hola queridos intrusos, ¿queréis un té o algo? -pregunté con sarcasmo.
-Con tres cucharaditas de azúcar, preciosidad -respondió burlón el amigo de Darion.
-Oh, claro, las que quieras, conquistador de abuelas -sonreí irónica. Y él empezó a reírse.
-Me gusta esta chica, tiene labia, sin duda, tienes buen gusto amigo -se giró para mirar a Darion.
-Muy bien Colin, si ya te has divertido, no sé qué haces aquí aún -expresó Darion con cara de aburrimiento.
-Cuanto me quieres, hermano... -dijo Colin con falsa tristeza, poniendo una mano encima de su corazón.
-Aquí la única que puede echar a alguien, soy yo -me metí en la conversación. La verdad es que me había caído bien Colin, aunque también quería saber de qué le conocía a mi vecina Anne.
-¡Por fin alguien que me quiere! -exclamó con una gran sonrisa y los brazos levantados. Darion gruñó, supongo que esto no estaba en sus planes.
-Bien, Colin, ¿Cómo es que conoces a Anne Dampierre? -curioseé, sentándome en mi cama.
-Hm, Anne, una chica con apariencia de ángel y una mente depravada -empezó Colin.
-Esto no tendrá fin... -interrumpió Darion fastidioso.
-Una de mis exnovias más interesantes -continuó, ignorando el comentario de Darion-. Tenía gustos eróticos bastante peculiares, y le gustaban los dos bandos, cosa que no me desagradaba para nada ya que montábamos tríos extraordinarios -sonrió travieso-. El problema estaba en su nueva afición, el sadomasoquismo, ella quería que yo fuera su sumiso, y eso ya no me agradaba tanto, la primera y última vez que intenté jugar al sadomasoquismo, ella casi me corta el p... -.
-Suficiente historia por hoy, Colin -le cortó Darion.
Yo simplemente me morí de la risa. Nunca me imaginaria que mi vecina fuera ese tipo de persona, yo la veía como una chica tranquila. Colin se levantó enérgico de la silla de mi escritorio.
-Fue un placer contar una de mis historias, nos vemos muñeca -sonrió juguetón Colin, para después giñarme un ojo y desaparecer.
Darion se quedó mirándome.
-¿Qué? -pregunté, aún con el rastro de la sonrisa que me provocó la anécdota de Colin.
-¿Nos vamos? -inquirió Darion.
-Sí, pero antes, permíteme dejarle una nota a mi abuela -articulé.
Fui hacia mi escritorio, agarré un bolígrafo y una hoja de cuaderno.
"Querida abuela, no quería despertarte porque te veías muy tierna durmiendo, así que te dejo esta nota de despedida para que me desees un buen viaje. Tu nieta que te quiere, Zephyr"
Dejé la nota debajo de la puerta de la habitación de mi abuela, recogí algo de ropa en una maleta y me fui con Darion a su casa.
***
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Sayonara 🌚
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Vampiro Secuestrador
VampireDarion es un vampiro muy posesivo, que tiene una extraña relación con Zephyr, una joven de 19 años. Él busca la forma de hacerla solamente suya...